LA GUERRA DE LA RESTAURACIÓN DOMINICANA
El 16
de agosto de 1863
El 18
de marzo de 1861, fue arriada en toda la República la bandera
tricolor símbolo del pueblo dominicano, en su lugar fue enarbolada
la española. Volvía la nación a ser tutelada por el trono
peninsular, esta vez dirigido por Doña Isabel Segunda.
La
soberanía era entregada voluntariamente, sin derramamiento de
sangre, por el Presidente de la República, General Pedro Santana
Familia, quien fue honrado por la Corona de España con pomposos
títulos, como el de Gobernador Civil, Capitán General de la
Colonia, Senador del reino, Teniente General de Los Reales Ejércitos
y Marqués de las Carreras.
Santana
había nacido en el Poblado de Hincha en el año de 1801, poseía un
hato en la ciudad del Seibo llamado Hacienda el Prado, se había
destacado como General y Patriota durante la guerra en contra de
Haití y, era considerado como héroe nacional, por haber derrotado al
ejercito haitiano en las Batallas de Azua y las Carreras. A la sazón
ejercía la presidencia de la República por tercera vez.
A sus
60 años el Hatero del Seibo carecía de la energía mostrada en el
pasado. Tratando de perpetrarse en el poder, envió a Felipe Alfau
en calidad de ministro en misión especial a España, con el fin de
gestionar la anexión a la madre patria. Argumentó querer librar al
país de la amenaza haitiana, así como de las incontables
escaramuzas políticas que diezmaban su población.
Las
gestiones llevadas a cabo ante la corona, encontraron terreno
fértil, pero no contaban con el apoyo del pueblo, el cual no había
sido consultado. Por lo que prontamente se iniciaron las protestas
en todo el territorio dominicano. En la capital, el padre Fernando
Arturo De Meriño, el general Eusebio Manzueta y el prócer Matías
Ramón Mella Castillo, fueron los primeros en manifestarse contra la
anexión.
En
Santiago, el pueblo tras ser invitado, no acudió al cambio de
bandera en la Fortaleza San Luis. En San Francisco se impidió a
tiros el izamiento del pabellón Español. La noche del 2 de mayo de
1861 el coronel José Contreras y Cayetano Germocén tomaron por
asalto la población de Moca, proclamando la restauración de la
República. Siendo más tarde sometidos y luego fusilados junto a
otras 23 personas, por las tropas del general Suero- la orden fue
dada por el general Santana.
El
general Francisco del Rosario Sánchez al momento de la anexión, se
encontraba en el exilio y tan pronto se enteró de la noticia viajó
hacia Haití. Penetró a la República Dominicana por su frontera
sur, siendo vilmente traicionado por Santiago de Óleo, quien luego
de herirle en la loma Juan Cruz, le entregó a las tropas
anexionistas.
Sánchez
prócer de la Independencia, había nacido en la ciudad de Santo
Domingo el 9 de marzo de 1817. Cayó fusilado por órdenes de Santana,
en San Juan de la Maguana, el 4 de julio de 1861, junto a 20
compañeros; tras un simulacro de juicio militar, encabezado por el
General Domingo Lazala. Sus últimas palabras fueron: "Decid a los
dominicanos que muero con la patria y por la patria".
En
Santiago el 26 de febrero de 1863 estalló otro fallido intento
revolucionario. Al momento del levantamiento el general Campillo
que era el comandante de la plaza estaba ausente. Esta nueva
aventura revolucionaria estaba liderada por el poeta Eugenio
Perdomo. Los alzados fueron apresados y juzgados por una comisión
militar.
El 17
de abril, Eugenio Perdono, Carlos de Lora, Vidal Pichardo, Pedro
Ignacio Espaillat fueron fusilados. Se cuenta que a los patriotas
les fueron ofrecidos burros para que les llevasen al cadalso, lo
que era una costumbre. "Negándose" Eugenio Perdomo con la siguiente
frase: “Cuando los dominicanos van a la gloria, van a pie".
Al
llegar el decreto real de fecha 19 de mayo de 1861, en que la reina
aceptaba la anexión, la revolución era inminente. La sangre de los
próceres que había sido derramada y el trato desigual que existía
entre españoles y dominicanos incrementaron las tensiones a tal
nivel, que el 11 de agosto de 1863 fue declarado el estado de sitio
en todo el país y se pidieron tropas de refuerzo a Cuba y Puerto
Rico. El mismo Santana se vio precisado a renunciar como Capitán
General de la Colonia; pues carecía de poder real. En su lugar fue
de designado Felipe Rivero y Lemoine.
El 16
de agosto de 1863, los patriotas Santiago Rodríguez, José Cabrera,
Benito Monción, y Pedro Antonio Pimentel junto a otros once
Dominicanos cruzaron la frontera norte y en la loma llamada
Capotillo, enarbolaron la bandera tricolor, iniciando así la guerra
que restauraría la soberanía entregada por Santana.
Los
patriotas atacaron los pueblos de Sabaneta y Montecristi. El general
español Buceta comandante de Santiago, se encontraba en Dajabón al
estallar la revolución, fue perseguido por el general Pimentel
cuando trataba de regresar a la Fortaleza San Luis por la ruta de
Guallubín. Se dice que pudo salvar la vida, arrojando onzas de oro
en el camino, para distraer a los patriotas que le perseguían.
Tan
pronto el general Buceta llegó a Santiago, organizó la defensa de la
ciudad; la que fue rodeada por las tropas de los generales Gregorio
Luperón, Benito Monción, Gregorio de Lora y Gaspar Polanco. Mil
soldados Españoles partieron desde Puerto Plata hacia Santiago, bajo
el mando del coronel Cappa, para reforzar las tropas anexionistas.
Pero fueron obligados a regresar al ser interceptados por los
patriotas dominicanos el día 2 de septiembre.
El
combate sé inició el 6 de septiembre de 1863, la lucha fue cruenta y
duró todo el día, resultando el saldo favorable para los patriotas.
Dueñas de la ciudad las tropas restauradoras iniciaron el 7 de
septiembre la toma de la fortaleza San Luis.
Buceta
desesperado por la carencia de alimentos y refuerzos, ordenó quemar
la ciudad. Los cañones fueron cargados con trapos empapados en
alquitrán y disparados contra los techos de las viejas casuchas. La
ciudad corazón ardió como una gigantesca hoguera.
En la
batalla de Santiago se consagraron los generales Gaspar Polanco –
que por su eficiencia y valor alcanzó el grado de Generalísimo -
y el general Gregorio Luperón- quien surgió como uno de los héroes
más distinguidos de la guerra de restauración, por la forma
magistral que condujo sus tropas-. Luperón de humilde cuna, había
nacido en Puerto Plata en el año de 1839.
Al ver el general
Buceta que era imposible vencer a las huestes restauradoras, inició
negociaciones de paz con el general Luperón. Los patriotas
requirieron que los españoles marcharan hacia Puerto Plata luego de
entregar las armas. Buceta indignado contesto que: "Las tropas de
su majestad, jamás han entregado las armas que les han sido
confiadas para defender su honor".
La retirada de las
tropas de Santiago hacia Puerto Plata, costo a los españoles más de
mil muertos y 200 heridos, pues fueron hostigados por los
restauradores durante todo el trayecto. Ocho días después de la
toma de Santiago, el 14 de septiembre; se formó el Gobierno
Restaurador presidido por José Antonio Espaillat y se redacto el
acta de independencia, donde se manifestaron los motivos de la
lucha.
Juan
Pablo Duarte y Diez fundador de la República Dominicana, regresó al
país el 25 de marzo de 1864 tras 20 años de ausencia, poniéndose
a las órdenes del Gobierno restaurador dirigido por el general
Francisco Espaillat. Su primera visita fue dispensada a su amigo el
general Matías Ramón Mella Castillo que se encontraba enfermo.
Mella
quien fue "el autor del trabucazo" que inicio la guerra de nuestra
segunda independencia, había nacido en la ciudad capital la noche
del 25 de febrero de 1816, murió a los 48 años de edad, el 4 de
julio de 1864 en la desolada ciudad de Santiago, tras ser afectado
por una larga enfermedad; que le llevó a la tumba en plena campaña.
Los
españoles también tuvieron grandes pérdidas ese año. El jueves
santo cayó en la cañada del Muerto victima de una bala perdida, "el
general Juan Suero" "conocido por su valor como el Cid Negro".
Este temerario criollo fue la "primera espada de España en el país",
tenía la fama de ser invencible.
En
ese año partió también hacia la eternidad el autor de la anexión,
quien enfermó sorpresivamente de fiebre muy alta. El general
Santana murió el día 14 de junio a las 4 de la tarde, fue enterrado
a petición de su familia en el patio de la Fortaleza Ozama, para
evitar la profanación de sus restos. Al momento de su muerte se
encontraba en desgracia con los españoles.
Debido
a las presiones ejercidas por el Gobierno Español, el presidente
Espaillat envió a Juan Pablo Duarte al exterior, con el pretexto de
colectar fondos para la causa restauradora. El Padre de la Patria
frustrado, partió a mediados de "junio de 1864", esta vez para no
regresar jamás, pues se negó a retornar a un país dividido por
ambiciones deshonestas.
Murió
en su auto-exilio, en Venezuela, el 15 de julio de 1876.
Ya en el año de 1864 la guerra sé había tornado insoportable, el
general la Gandara, Gobernador Militar de Santo Domingo estaba
desesperado, las enfermedades y los patriotas habían diezmado
sus tropas, las bajas entre muertos y heridos ascendían
a "diez mil”. Por lo que pidió autorización al gobierno
español para iniciar negociaciones de paz.
Estas
se llevaron a cabo en la quinta del Carmelo, localizada en Güibia,
en el mes de diciembre de 1864, el decreto real que autorizaba al
general la Gándara a abandonar el suelo dominicano fue expedido el
"tres de marzo de 1865".
La
salida de las tropas españolas se inició el diez de julio de
1865. La nación volvía a ser libre y soberana de toda potencia
extranjera, como planteara su ilustre fundador.
Germinaba de nuevo la semilla de la libertad y el honor. Los miles
de patriotas que habían caído no lo habían hecho en vano. Pues las
últimas palabras pronunciadas por Matías Ramón Mella Castillo en su
lecho de muerte, palpitaban en el corazón de cada Quisqueyano. "Aún
hay patria". "Viva la República Dominicana".
DR.
LUIS M. CAMPILLO
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GUERRA DE
LA RESTAURACION DE LA INDEPENDENCIA:
ARMAMENTO LIGERO DE
TROPAS TERRESTRES ( 1863 – 1865 ) :
Por: César
A. Franco
Director Archivo Histórico de Santiago
" Román Franco Fondeur".
Durante el desarrollo de la desigual guerra de la
Restauración de la independencia Dominicana – del 1863 al 1865
-, las tropas imperiales españolas parecían tener amplia
ventaja en base a su condición de potencia mundial y de poseer
un armamento, tecnología e infraestructura militar sumamente
moderno y sofisticado, al momento de enfrentarse contra un "ejercito"
irregular, mal armado, sin uniforme ni disciplina, sin
infraestructura operativa ni de recursos- entre otras tantas
cosas mas -, pero que actuaba bajo el amparo de sus ideales y
sentimientos patrios, un valor que rayaba en el total
desprecio a la vida propia y una capacidad de improvisación e
inventiva que explotaba al máximo las debilidades y errores
del enemigo. Contando claro esta con el apoyo irrestricto de
los generales "clima" ,"enfermedades" y "terreno", los cuales
inclinaron favorablemente la balanza final de los resultados,
para así derrotar al coloso ibero, que a todas luces se
vislumbraba imponente e imbatible.
Debido a lo amplio del tema, el enfoque de
esta entrega se centrara en presentar de manera esquemática el
armamento ligero español y Dominicano – Restaurador -,
involucrado a lo largo de todo este conflicto, los cuales
serán detallados a continuación:
ARMAMENTO ESPAÑOL:
FUSIL Y CARABINA MODELOS " 1859 " Y " 1857 "
Tanto el fusil como la carabina poseían las mismas
características generales, siendo la única diferencia que la
carabina – modelo 1857 - era mas corta que el fusil, para uso
casi exclusivo de la caballería que requería armas más
maniobrables, cortas y ligeras. Estos dos modelos en general
poseían el mismo diseño y mecanismo de funcionamiento de la
carabina francesa modelo 1857.
CARACTERISITICAS GENERALES: (MODELOS 1857/1859):
Calibre : 0.69 "
Longitud : 56 "
Peso : 9 libras (aproximadamente)
Fusil Belga Modelo 1859
Alcance :
Rango efectivo de precisión
superior a las 300 yardas o sea tres veces superior al
alcanzado por un fusil de anima lisa. Pudiendo penetrar a mil
yardas un tablón de pino liso de 4 pulgadas de grosor.
Mecanismo : De percusión, de un solo
disparo con sistema de llave (martillo), amartillamiento
manual, y dispositivo fulminante de mercurio desechable, en
cada disparo colocado en el extremo distal de la llave.
Dibujo esquemático externo e
interno, sistema de llaves " lock" del fusil Belga modelo "
1859 "
Tipo de cañón:
De anima rayada, lo
que permitía mucho mayor precisión, con relación a sus
antecesores de anima lisa, al estos no brindar un autogiro al
proyectil en franco detrimento de su precisión y alcance.
Tipo de proyectil: Sistema
Minie, de proyectiles de plomo blando
cilíndrico-cónicos, que junto al sistema de estrías,
determinaron su amplia y mortífera efectividad, con relación a
su inferior predecesor - el proyectil esférico – y la anima
lisa.
Proyectil "Minie" nótese el
diseño cilíndrico - cónico Proyectil esférico
La morfología
cilíndrico-cónica del proyectil Minie, le favorecía en :
- Mayor aprovechamiento de los gases.
- Proceso de carga más rápido y eficiente
- Adaptabilidad extrema al sistema de estrías. .
.
SISTEMA DE MIRA: Standard en todos con
alza y deriva. Esto aseguraba su precisión
admirablemente. Es bueno aclarar que sus predecesores de anima
lisa, por sus características de imprecisión y poco alcance
carecían del imprescindible mecanismo precitado para poder
apuntar al objetivo deseado. .
ACCIONAMIENTO:
Avancarga – carga por la boca - , al igual
que sus antecesores, pero con una serie de refinamientos que
le permitían agilizar la cadencia de fuego, precisión y
mantenimiento más simple. Con este fusil el sistema de
avancarga utilizado desde la aparición del arma portátil de
fuego en el Siglo XIV, llegaba a su máxima madurez. Siendo
este el ultimo modelo en su clase fabricado en Europa, para
dar paso al sistema de retrocarga
PROCESO DE CARGA DE LOS MODELOS "1859 " y
"1857 ":
Tanto el proyectil, como el cartucho de papel
– con la medida exacta de pólvora negra - iban separados.
Cuando se procedía a cargar, se tomaba el cartucho de papel y
se rompía el extremo del mismo que iría orientado hacia la
recamara del cañón, empujándolo con la baqueta del rifle,
hasta que la parte expuesta del cartucho de papel, entrara en
contacto con el oído de la chimenea (conducto pequeño que
comunicaba la pólvora del cartucho con el área de percusión
del martillo). Tras esto se procedía a introducir y apretujar
de la misma manera el proyectil – con su base hacia abajo -
auxiliándose de nuevo con la baqueta. Tras esto se procedía
entonces a amartillar el fusil, colocándose en el extremo del
martillo un fulminante de mercurio desechable, el cual era
como una especie de "mito" por así decirlo.
Al halar el gatillo, se liberaba el martillo
el cual golpeaba con el fulminante de mercurio la chimenea. De
esta manera la chispa o pequeña explosión que se generaba se
transmitía a la recamara, provocándose entonces la combustión
de la pólvora, generación de gases y expulsión del proyectil.
Teniéndose que repetir este ritual tantas veces como se
quisiera o se PUDIERA disparar
Cadencia de fuego : Superior a los 4
disparos por minuto, utilizando un tirador experimentado.
Bayoneta : Lanceolada de tres filos, la
cual se calaba directamente sobre el cañón.
Debido a lo engorroso aun del sistema de
cargar los mismos , en el campo de batalla en especial cuando
existía un choque directo o sea cuerpo a cuerpo (contra
nuestros patriotas), era imposible dentro del fragor y la
rapidez del combate recargar, por lo que la soldadesca no
tenia más remedio que auxiliarse de la antigua y aun eficaz
bayoneta calada en el fusil – a manera de lanza -, esta según
los cronistas españoles era muy superior al machete utilizado
por los Restauradores en los encarnizados y cercanos combates
en los que se mezclaban cuerpos, sudor y sangre de uno y otro
bando .
REVOLVER LEFAUCHEAUX MODELO 1858:
En cuanto al armamento complementario español,
este se centraba en el sable que variaba de acuerdo al cuerpo
al que se pertenecía y el revolver LeFaucheaux modelo 1858
de fabricación Belga y diseño Francés, los cuales
eran usados básicamente por la oficialidad y la Caballería. Es
interesante hacer notar que estos revólveres eran vendidos
aquí libremente entre la población antes de estallar la Guerra
de la Restauración a módicos precios. Las características
generales del revolver reglamentario español eran las
siguientes:
Cartucho metálico , integrado al
proyectil, con sistema de ignición de tetón que sobresalía
lateralmente del cilindro del revolver (pim-fire).
Calibre de 10.7 mm equivalente (aproximado)
calibre .41"
Cañón : De seis pulgadas estriado (15
centímetros).
Cuerpo sólido con cilindro fijo, de una sola
acción " single action ", con puerta lateral derecha
para cargar, con mecanismo ejector integrado sobre esta.
Este revolver tuvo el mérito de haber sido el
primer tipo de arma de fuego con cartucho de metal y proyectil
integrado que fuera adoptado oficialmente como reglamentario
por un ejercito regular, en el año de 1863, tanto en Noruega
como en España. Pese a este haber tenido informal
aparición en la guerra civil Norteamericana (1861 – 1865), es
aquí -en estas tierras- que se utilizo este por primera vez en
combate, como armamento reglamentario.
Para finalizar, abundaremos un poco sobre
los sables españoles, los cuales eran fabricadas en Toledo
hogar de una de las hojas más cortantes, perfectas y
resistentes del mundo, solamente superadas – y es punto de
discusión – por las legendarias espadas japonesas.Estas
poseían una serie de diferencias estructurarles y ornamentales,
que eran distintivas de los cuerpos de caballería, infantería
y artillería y las cuales detallaremos a continuación:
Sable de Caballería: Dimensiones(*); 91
de largo, ancho de la hoja 2, empuñadura 10 hoja de acero
ligeramente curva y acanalada corrada en hilos metálicos.
guardamano de bronce calado con escudo de la monarquía y
motivos vegetales.
Sable de Infantería : Dimensiones (*):
largo 96, hoja: 2, ancho de empuñadura 13. Hoja de acero
recta, grabada con motivos vegetales, empuñadura de centro de
madera acanalada cubierta con hilos metálicos. Guardamano en
bronce muy trabajado.
Sable de Artillería: Dimensiones(*):
largo 100. ancho de hoja: 3. Ancho de empuñadura 15 (en cms.)
hoja de acero ligeramente curva y acanalada, guardamano de
acero. Hoja grabada con grecas y escudo de la monarquía.
Interior de la hoja con madera ondulada y cubierta con hilos
metálicos.
(*) : Dimensión expresada en centímetros.
ARMAMENTO
DOMINICANO:
Debido a la
extraña variedad del " material bélico " Dominicano, que iba
desde simples garrotes, implementos agrícolas, lanzas,
machetes, sables, hasta llegar a un escaso y variado
repertorio de arcaicas armas de fuego, que databan inclusive
de lejanos tiempos coloniales, careciendo de cualquier tipo de
estandarización en cuanto modelo, procedencia, calibre y
funcionamiento se refiere .Solamente tocaremos lo referente a
las armas de fuego que con mayor frecuencia fueron utilizadas
por estos.
à Trabucos (siglos
XVII/XVIII) ;especialmente el naranjero(denominado así
porque
una naranja cabia en la porción distal de
su cañón).
à Mosquetones
y tercerolas francesas modelo 1793.
à Fusil ingles
Baker Modelo 1800: .
Estos 3 tipos de armas, pese a representar
diversas etapas evolutivas que databan desde la misma
aparición del sistema de pedernal en el siglo XVI, guardaban
en común las siguientes características generales:
MECANISMO:
Sistema pedernal de llave(martillo) con
amartillamiento manual, coronado en su extremo con una piedra
de pedernal, fuertemente ajustada por mecanismos de presión.
METODO DE CARGA:
Avancarga (por la boca o extremo distal del
cañón) dejándose, caer libremente la pólvora suelta con
medidas predeterminadas o muchas veces al ojo. Aunque también
se llegó a
utilizar en gran medida los cartuchos de
papel, dentro de los que estaba contenida la cantidad de
pólvora exacta para efectuar el disparo.
ACCIONAMIENTO:
Similar al del fusil español, con la única
desventaja de menor rapidez, cuando no existía cartucho de
papel. Además de que la bala esférica era también mucho mas
lenta de ajustar en lo que podríamos llamar como recamara. Al
momento del disparo, se liberaba el martillo que golpeaba con
el pedernal en las proximidades del oído del cañón, con la
finalidad de que esta despidiera una serie de chispas locas,
esperando que estas aterrizaran en el oído de la chimenea del
cañón, para que de esta manera se iniciara la combustión
violenta de la pólvora contenida en la " recamara " – en un
proceso que tomaba 1/10 de segundo - y de esta manera efectuar
el disparo.
Debido a que este sistema era mucho mas
lento y engorroso que el moderno sistema de percusión
con proyectiles Minie, era evidente que las posibilidades de
volver a cargar
Eran muy remotas bajo las condiciones
extremas de combate. A diferencia de los españoles que se
auxiliaban de la bayoneta, por dos razones esenciales siendo
una de ellas para defenderse de la caballería enemiga y la
otra de no tener que abandonar el fusil al utilizar esta como
lanza durante el combate, las tropas Restauradoras no
utilizaban la bayoneta, tras disparar soltaban el fusil, que
seguramente quizás era recogido por otro de sus compañeros que
no tenia arma de fuego y entonces procedían a "jalar
por el machete" para enfrascarse en el temido combate cuerpo a
cuerpo.
TIPO DE CAÑON:
Anima lisa (sin estrías), lo que obligaba un
largo cañón, para tratar de lograr una trayectoria, alcance y
precisión meramente satisfactorias al no existir ningún tipo
de estría, que le brindara al proyectil ningún tipo de
rotación sobre su propio eje, lo que iba muy en detrimento de
su rendimiento de su rendimiento ya que su rango de alcance
no superaba las 100 yardas – en el caso de las carabinas y
fusiles -, con un margen de impacto a una figura de tamaño
humano, inferior a un 40 %.
TIPO DE PROYECTIL:
Esférico de plomo blando, que es el idóneo en
el arma de fuego de anima lisa. En cuanto a su calibre
no era dado por sus dimensiones en milímetros o pulgadas, sino
por el diámetro de una esfera de hierro – para hacer el molde
a las balas de plomo -, cuyo calibre estaba expresado en
relación a la fracción de libra que este representaba, por
ejemplo si esa esfera de metal pesaba 1/20 de libra, la
denominación del calibre de las balas de plomo que se hicieran
con ese molde " standard " seria de " 1/20" y por ende el
anima del cañón debía tener el diámetro de la esfera en
cuestión, expresada en su peso.
Dentro del armamento mas moderno, que poseían
las tropas Restauradoras, podemos destacar el fusil ingles
"BRUNSWICK "modelo 1834 , el cual poseía las siguientes
ventajas sobre las demás antiguallas previamente citadas ,
como era el caso de poseer:
Mecanismo de percusión.
Sistema de estrías: Donde el proyectil
esférico de 1/20, poseía unos tetones que debían coincidir
perfectamente con las estrías del cañón, para tener resultados
mas o menos satisfactorios cuando era disparado por el largo
cañón de 30 pulgadas, de siete estrías. Esta seguía siendo un
arma hasta cierto punto imprecisa, lenta y difícil de
manipular por el precitado sistemas de tetones del proyectil.
En cuanto a la existencia de armamento
moderno, de manera rara o quizás exótica existió la presencia
de algunos fusiles y carabinas Belgas modelos 1857 y 1859
capturados al ejercito español, además de una serie de fusiles
norteamericanos entrados de contrabando por las vigiladas
playas de Quisqueya. Del tipo de armamento norteamericano
traído de tan ilegal y riesgosa manera, no poseemos a nuestro
alcance ningún tipo de documentación que nos detalle el
fabricante o modelo de los mismos, pero presumimos que debido
a la gran escasez de armamento moderno que tenían los
norteamericanos dentro de su guerra civil, es muy poco
probable que aquí vieran acción sus sofisticados modelos de
estrías y proyectil Minie y ni hablar de los avanzados fusiles
Spencer con casquillo de metal integrado al proyectil – "rimfire"
- y sistema de repetición de 6 tiros
Dentro de toda esta panorámica de
desventaja tecnológica y de recursos, donde nunca mas de un
40% de los Restauradores utilizo armas de fuego, y quienes
tenían la dicha de poseer una la mar de las veces se iban a
combate con un parque que no superaba los 4 o 5 disparos, por
lo que el factor común lo fue la temida arma blanca - machete
o sable -. Para concluir citaremos un fragmento de una
correspondencia enviada por un soldado español "anónimo" a sus
familiares en 1864, en la que se muestra la pesadilla de que
estos aun no habían despertado :
" Aprovecho el pequeño descanso que tenemos
para escribirte y darte buenas nuevas de esta célebre campaña,
que en nada se parece a la que hicimos en Marruecos. Vaya, que
el jaleo este es capaz de fastidiar a un santo.- ya vamos para
allá, ya volvemos, y nunca vemos el resultado de tantas
fatigas, de tanto gasto, y de tantas bajas de toda especie.
El diablo me lleve, si yo le veo termino a
esto. Estos malditos indios no se les ve nunca; tan pronto
están aquí como se desaparecen, y cuando hemos creído que han
sido derrotados, se aparecen tirando que es un gusto. Y cuenta
que no son malos tiradores. No parece sino que los malditos
han pasado toda su vida cazando, pues donde apuntan, Jesús, no
hay mas que santiguarse ; ahí tiene Ud. el hombre tendido cuan
largo es. Y eso que no están todos armados, y que las armas
que tienen, con excepción de las muchas carabinas que nos han
tomado, y no prestadas, son malas. ¿Qué será, pues, el día que
a esos pillos les lleguen las buenas armas de precisión?.
Tu sabes que al militar le gusta la guerra,
puesto que así asciende, y adquiere honores, pero te aseguro,
bajo palabra de caballero, que esta tiene mala cara.
¿Cuando llegaremos a pacificar un país tan
vasto, cortado por todas direcciones de montañas y
desfiladeros; poblado de una malcanalla que tan bien vive en
los montes como en un palacio; que conoce el terreno como tu
conoces tu dormitorio..."
MAS DATOS SOBRE LA
RESTAURACION |
Antecedentes
Una vez
proclamada la Anexión de Santo Domingo a España por el general
Santana, de nuevo se vio el país inmerso en una antigua
condición de colonia española, cercenadora de los ideales
nacionales por los que habían luchado Duarte y los trinitarios.
En el plano de la economía la anexión no constituyó un
progreso sino que fue, por el contrario, un franco retraso; la
crisis nacional se desarrolló progresivamente, el problema
monetario se intentó resolver con emisiones desmesuradas del
papel moneda que, al existir una producción sostenida,
agravaba la crisis económica y se tornaba en un elemento
entorpecedor de la circulación mercantil, afectando todo el
comercio del país; la deuda pública y los gastos
gubernamentales excesivos, y se trataba de solucionar con una
política de impuestos económicos dedicados a este tipo de
actividad. No obstante, eran los productores de café, tabaco,
cacao, etc., los más afectados por la crisis monetaria, y
naturalmente el pueblo en general.
Esa era, de
manera muy general, la situación económica del país producida
por la Anexión, y junto a ella surgía la supresión de los
derechos individuales, las libertades, el prejucio racial y el
militarismo ahora extranjerizante. Todos esos factores
provocaron a pocos días de producirse la anexión enormes
protestas populares en San Francisco de Macorís, Baní,
Santiago, Moca y otras provincias de la República. Sin embargo
esas protestas e invocaciones al nacionalismo eran reprimidas
por el gobierno con fuscilamientos, expatriaciones y otras
medidas coercitivas. El pueblo desde el principio repudió con
vigor la Anexión.
Primeras Gestas
Restauradoras
Innegablemente,
la primera protesta armada contra la anexión corresponde en el
orden cronológico a San Francisco de Macorís.
En el mismo
acto del cambio de bandera el pueblo se amotinó tratando de
impedirlo. Algunos patriotas armados de fusiles lanzaron voces
de: "abajo España" y lanzaron los primeros disparos, aunque al
aire, de las protestas de la infame esclavitud que había
mantenido la patria. Esta viril protesta fue un acto
espontáneo y sin la necesaria combinación.
A los 45 días
de la anexión, se produjo la primera protesta armada
organizada en la villa de Moca que fue asaltada y tomada por
el coronel José Contreras. Esto ocurrió el 2 de marzo de 1861.
Por otra parte,
Francisco del Rosario Sánchez (héroe nacional) intentó buscar
apoyo en los haitianos y producir un levantamiento armado. Los
haitiano no pudieron darle el apoyo porque los españoles
habían hecho gestiones diplomáticas que se lo impidieron.
Sánchez fue capturado y fusilado.
Creciendo el
descontento general surgió el movimiento de Neyba en la
madrugada del 3 de febrero de 1863. Un grupo de 50 hombres,
con el comandante Cayetano Velázques a la Cabeza, pronunció a
Neyba e hizo preso al comandante de armas gral. Domingo Lozada.
Un movimiento
más extenso, mejor planeado, pero también abortado por obra de
la precipitación, se verificaría al comenzar la última decena
del mes de febrero en la línea Noroeste o frontera Norte,
inspirado por el prestigioso hacendado
Santiago Rodriguez, quien a la sazón era alcalde del
pueblo de Sabaneta, virtualmente fundado por él mismo.
El Plan Inicial
El plan inicial
tenía como objetivo proclamar la revolución Restauradora el 27
de febrero de 1863. En este colaboraron Lucas Evangelista de
Peña, Norberto Torres, Juan Antonio Polanco, Benito Monción,
José de la Cruz Alvarez, José R. Luciano y otros. Desde Puerto
Plata llegó a prestar una gran colaboración un joven patriota
desconocido hasta entonces cuyo nombre era
Gregorio Luperón.
Poco después el
movimiento restaurador obtendría ayuda haitiana debido a las
humillaciones efectuadas contra el presidente Geffrard de
parte del ejército español, la exigencia de una indemnización
de $200,000 y la reclamación hecha por España de que se
restituyera los límites fijados en el Tratado de Aranjuez.
Relato de los Hechos
De esta manera
Santiago Rodriguez, Benito Monción y todos los dominicanos
que luchaban por organizar la revolución desde territorio
haitiano, encontraron la más franca ayuda, al extremo de que
según crónicas de la época, para el mes de agosto de 1863
había obtenido varios centenares de fusiles nuevos en los
pueblos aledaños de la frontera Norte.
Para el 15 de
agosto de ese mismo año se reunieron en un lugar de Haití
llamado La Viste, los revolucionarios restauradores
Santiago Rodriguez, José Cabrera, Benito Monción y otros.
Juan A. Polanco y
Pedro A. Pimentel ayudaban en territorio dominicano. En
acción decidida de restaurar la independencia, el contingente
de revolucionarios se internó en Santo Domingo y la primera
acción fue la toma del cerro del Capotillo español; allí se
enarboló la bandera dominicana, que había sido confeccionada
por Humberto Marsan, antiguo residente en Haití y fervoroso
partidario de acciones unidas entre haitianos y dominicanos.
Así quedó
formalmente procalmada la segunda independencia, un 16 de
agosto de 1863, con el grito de Capotillo. Casi inmediatamente
empezaron los enfrentamientos armados. En Macabón una patrulla
española fue despedazada por los revolucionarios.
Fueron muchos
los enfrentamientos entre las fuerzas restuaradoras y las
anexionistas, las cuales terminaron en 1865. Cabe señalar que
un factor que incidió en la duración de las batallas era la
lucha interna entre los restauradores, por aspiraciones
políticas.
Es la partida
de las tropas españolas comandadas por el Mariscal La Gándara,
quien viniese a sustituir a Pedro Santana del mando de las
tropas españolas, lo que marca el fin de la revolución
restauradora y el inicio de la Segunda República.
En resumen, la
restauración fue un movimiento popular y nacionalista que
mediante la Guerra Revolucionaria, devolvió a la República
Dominicana su independencia cercenada por la Anexión a España
en 1861 llevada a cabo por Pedro Santana. La base social de
ese movimiento estaba constituida, fundamentalmente, por el
campesinado, la burguesía agraria y la urbana. Estas clases
enarbolaron la bandera del republicanismo democrático, como
representantes del progreso económico, social y político en
esa época histórica. La Restauración fue, además el mayor
movimiento armado que conoció el país en toda su existencia, a
partir incluso de los tiempos coloniales.
Tomado de
la Enciclopedia Dominicana
Diseñado por Jose Flores
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"Santana comprendió muy pronto que urgía el Caso y que no debía
perderse la ocasión. Así, pues, cuando en 18 de marzo de 1861 tuvo
ya un ayuntamiento en Santo Domingo bastante adicto y todo
preparado, expuso ante los concejales lo mismo que nadie ignoraba
hacía varios meses, y siendo todos de una misma opinión como el
presidente de la que dejaba de ser república, se extendió un acta de
espontánea anexión. La torre del Homenaje arrió la bandera tricolor
y fue reemplazada por el pabellón de Castilla con el saludo de 21
cañonazos. Las autoridades pasaron a la catedral, donde se cantó un
Te-Deum. En aquel primer acto empezó ya el clero a mostrarse
contrario a la dominación española, y anunciaba la incesante guerra
que había de hacer.
Santana estuvo inquieto hasta ver el desenlace
de la comedia que representaba... El gobierno de Santo Domingo dio
cuenta de su paso a los capitanes generales de Cuba y Puerto Rico,
pidiendo que fueran algunas tropas a tomar posesión de la isla, que
se reincorporaba a su antigua madre patria."
Ramón Gonzáles Tablas, "Historia de la
Dominación y Ultima Guene de España en Santo Domingo". En
Correspondencia Universal, Madrid, 1870.
EL GOBERNO DE LA ANEXIÓN. 1861 1863
"La situación personal de Santana era entonces completamente
desembarazada, pues había recibido por medio del coronel Rízo las
seguridades de la aprobación que el Gobierno español daba a sus
actos, lo que inmediatamente se apresuró a hacer público en
repetidas proclamas, así como el anuncio de las honras y recompensas
que la munificencia real le preparaba: la capitania general de la
isla, el título de marqués de las Carreras, una pensión vitalicia, y
por último, la silla curul de los Próceres del Reino. Todo esto
pareció que le daba nuevos bríos para la lucha, y fue tal su lujo de
iniciativa, se abandonó tan sin reservas al espííitu autoritario que
le animaba, que desde sus primeras disposiciones vio alzarse la voz
de Peláez ante la primera autoridad española de la isla de Cuba.. No
es extraño nada de eso en Santana, porque acaba de ver consumarse y
realizarse el sueño más grato, la aspiración más halagadora de su
existencia, y como aquel que anhela la posesión de un bien largo
tiempo apetecido y lo consigue, se entregó, por completo al goce
ilimitado de las dichas que acababa de depararle la fortuna".
General José de La Gándara, "Anexión y
Guerra de Santo Domingo", Madrid, 1884.
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