María de la
Concepción Bona Hernández nació en la ciudad de Santo Domingo, el día 6 de
diciembre de 1824.
Desde joven dio muestras de amor a la patria y
se mantuvo en todo momento al tanto de los acontecimientos independentistas.
Por ello cuando fue necesaria
la confección de un pabellón, ella tejió con sus manos la primera Bandera
Dominicana, la misma que en la memorable noche del 27 de febrero ondeo airosa
en el asta del Baluarte.
Toda su vida, esta
heroína dominicana, la puso al servicio de los ideales redentoristas de Juan
Pablo Duarte, y su aliento, más de una vez, sirvió para levantar el ánimo
abatido de un joven dominicano.
Murió Concepción Bona en la
ciudad capital de la República Dominicana el 2 de julio del 1901.
DE BANDERA Y MADRES
DE LA PATRIA
Homenaje a
Concepción Bona
Por: Olga Gómez
María de la
Concepción Bona y Hernández nace en Santo Domingo el 6 de diciembre del año
1824. Dos años antes, en febrero de 1822, se había iniciado el período de la
ocupación haitiana de Santo Domingo
Al asumir Jean
Pierre Boyer el mando total de nuestra parte de la isla, las diferencias entre
los pobladores eran enormes, sobre todo en la base cultural y política. Los
haitianos poseían una base cultural franco-africana mientras nuestro pueblo
era poseedor de una base cultural totalmente hispánica.
Al dominicano
se le obligó por la bota de represión a aceptar el establecimiento de un
gobierno militarizado dirigido por Gerónimo de Borgellá en Santo Domingo, al
reclutamiento de jóvenes dominicanos para el servicio militar, sustitución de
sus símbolos hispanos por los de Haití, el establecimiento de impuestos
exhorbitantes, cierre de iglesias, uso obligatorio del idioma francés en
asuntos oficiales, e intento (sin éxito) de usarlo en la enseñanza primaria,
así como limitación a las actividades religiosas y otras costumbres arraigadas
en nuestro pueblo.
Bajo este estado
opresivo y humillante nace y se cría Concepción Bona en una familia dominicana
que se comprometería totalmente con el ideario de Duarte. Su abuela María
Merced Pérez Díaz Morales se había casado en primeras nupcias en la Villa de
San Carlos con Pantaleón Pina y de esa unión habian nacido: Manuela, Juan
Andrés, El Prócer de la Independencia, Ana Santiago, Marcelina y
Dominga.
Viuda María
Merced se casa en segundas nupcias con Lorenzo Bona, un soldado Corso-Genovés
registrado en el Regimiento de Infantería de Puerto Rico 1799 como Sargento
Primero de Fusileros.(Simancas Microfilm 116532/Sección Guerra Moderna), que
se radica en Santo Domingo donde se enamora y hecha raíces, al poco tiempo
nace el hijo de ambos Vicente Ignacio Bona Pérez, conocido por todos como
Ignacio Bona.
Ignacio Bona
además de ser el hermano menor del Prócer Pina era su mejor compañero y amigo.
Juntos comienzan su negocio de “mercadería al detalle”, juntos se inician en
el camino de la vida hasta que Ignacio muere joven en septiembre de 1844.
Ignacio Bona y
Juan Pina, se casan con dos primas (segundas nupcias de Juan) y procrean dos
familia que crecen juntas. Se establecen uno al lado del otro frente al
Baluarte. Comparten ambas familias las veladas nocturnas, los domingos con la
abuela, los cumpleaños, las navidades, y por supuesto las actividades en la
Iglesia del Carmen a la cual profesaban una profunda devoción inculcada por
María Merced. Sólo hay que visitar esa iglesia para ver donde están
enterrados muchos de ellos.
Cuando el hijo
mayor del Prócer Juan, el Trinitario Pedro Alejandrino Pina (de su primera
esposa Mercedes García) funda su escuelita primaria, busca a su prima hermana
Concepción y su hermana María de Jesús a las que introduce en labores
magisteriales. El amor y el fervor que ponían las muchachas en la educación
de los párvulos, la mayoría de ellos hijos de patriotas, era casi sacro. Su
gran misión era la de educar a aquellos chiquillos bajo nuestras costumbres,
idioma y religión. Misión bastante peligrosa si tomamos en cuenta que en ese
momento éramos un estado invadido por la bota dictatorial foránea que prohibía
todo aquello.
En 1844 cuando
Concepción Bona contaba sólo 18 años de edad era una joven perteneciente a una
familia ardientemente adscrita a la causa de la Independencia Nacional y
totalmente compromentida con los ideales del Patricio Duarte, y es que
Concepción el amor a la patria lo
llevaba en la
sangre, por eso cuando su padre Ignacio Bona estampa la firma número 90 del
Manifiesto del 16 de enero, documento que representa el Acta de nuestra
Independencia Nacional, lo hace junto a su hermano Juan Pina, pero también
junto a Tomás Bobadilla y Briones, Ramón Mella, Francisco del Rosario Sánchez,
y otros trinitarios. Todos amigos y vecinos.
A esa edad
Concepción Bona ya era parte activa en las reuniones de muchachos y muchachas
que en los ojos del invasor se congregaban en las tardes a estudiar, pero que
realmente complotaban con un solo fín: conquistar la libertad de la Patria.
Cuando los
patriotas escogen a María de la Concepción Bona y Hernández para la gran tarea
de plasmar en tela su magnífica obra tricolor concebida por el Patricio
Duarte, que nos representaría ante el mundo como una nueva nación que nace
libre e independiente, lo hacen confiando esa gran obra a una amiga cercana y
plenamente identificada con la causa nacional, pero también sabiendo que se
hacía ese encargo una mujer valiente y apasionada, capaz de enfrentar con
madurez los riesgos que aquello representaba. En ese momento se convierte en
Patriota junto a su prima María de Jesús Pina.
Concepción Bona
supo representar dignamente el papel que el destino le había encomendado, por
eso llegado el momento la joven penetra enardecida la escena libertadora que
se desarrolla desde la Puerta de la Misericordia hasta el Baluarte del Conde,
entre pólvora, cánticos patrióticos, familiares y amigos; y hace la entrega
memorable en manos de Sánchez de nuestra primera enseña tricolor, se
inmortaliza en la historia.
Cuando la luz
del sol aclaró la mañana del 28 de febrero de 1844, la obra magna de esta
heroína nacional ondeaba libre y soberana sobre el Altar de la Patria. Nacía
la República Dominicana.
Hoy la
reconocemos junto a otras Madres de la Patria: Doña Chepita Pérez, María
Trinidad Sánchez, María de Jesús Pina, Las hermanas Villa de La Vega , Olaya
Sánchez, Manuel Diez, Rosa Duarte, Juan Saltitopa, Baltasara de Los Reyes,
Josefa Brea, Ana Valverde, entre otras mujeres que lo arriesgaron todo para
que hoy podamos decir con orgullo que somos dominicanos.
La
autora es biznieta María de la Concepción Bona y Hernández ,
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