Uno
de los criminales más sádicos, maquiavélicos, inmorales y salvajes
que registra la historia contemporánea. Un
ladrón sin escrúpulos que se adueñó de
un país completo y del dinero
del pueblo para disfrutarlo y luego dejarlo como herencia a sus
hijos y familiares.
Algún día sus
familiares aparecerán para devolver el dinero de los pobres y
hacerle frente al juicio popular.
Adolfo Hitler le
queda muy pequeño al dictador dominicano Rafael Trujillo Molina.
Cada vez que se mencione el
nombre nefasto y nauseabundo del sangriento tirano se estará
reviviendo el asesinato horrendo de las Hermanas Mirabal.
El olor a
sangre, muerte y dolor permanecerá por siempre en la mente del
dominicano y de las futuras generaciones.
Ramón Barros
Director Historia
Patria Dominicana
Biografía de un Tirano
Nació en San
Cristóbal el 24 de octubre de 1891. Fueron sus padres José
Trujillo Valdez, pequeño comerciante descendiente de un sargento
(posiblemente de origen canario), del cuerpo de Sanidad Militar del
Ejército Español que llegó al país en 1861, y Altagracia Julia
Molina, hija de Pedro Molina, campesino dominicano, y de Luisa
Ercina Chevalier, hija a su vez de un oficial haitiano de los
tiempos de la ocupación de 1822.
La infancia de Trujillo transcurrió de manera relativamente incolora
y no fue diferente a la de cualquier niño de esa época. Su
instrucción elemental fue irregular y bastante limitada. A los seis
años fue inscrito en la escuela de Juan Hilario Meriño que
funcionaba en la casa de su dueño como era costumbre en esos
tiempos. En San Cristóbal operaban para entonces cuatro escuelas en
casas familiares y, la más grande de ellas era dirigida por la
abuela de Rafael Leonidas, Luisa Ercina Chevalier que instruía a
unos 63 alumnos. Trujillo asistió a la escuela de Meriño por espacio
de un año, aproximadamente, aprendiendo lectura elemental. De allí
pasó al colegio de Pablo Barinas, discípulo de Eugenio María de
Hostos radicado en San Cristóbal, y permaneció allí unos tres o
cuatro años.
Se dice que Trujillo fue un
estudiante "normal y atento" y sus profesores opinaban que era
inteligente, llamando poderosamente la atención que su principal
interés, manifestado a nivel casi obsesivo, era lucir aseado y
reluciente. En la adolescencia mostró una sexualidad bien marcada
que dirigía de manera manifiesta a todas las mujeres en su entorno.
Al cumplir los 16 años un tío materno suyo, Plinio Pina Chevalier,
le consiguió un empleo de telegrafista, trabajo que desempeñó en
Baní y Santo Domingo por unos tres años, aunque la mayor parte de su
actividad la desplegó en San Cristóbal, donde residía junto a sus
padres en la calle Constitución. Trujillo recibía un sueldo de 25
dólares al mes.
Entre los años de 1910 y 1916 se rumoró la participación de
Trujillo, junto a su hermano José Arismendy (Petán), en actividades
delictivas tales como robo de ganado, entre otras. En cierta ocasión
fue convicto por la falsificación de u cheque o pagaré, por lo cual
se le impuso una multa y pena de cárcel. También fue vinculado a la
desaparición de cierta suma de dinero en la oficina postal de Santo
Domingo.
En
1913, a la edad de 22 años, contrajo matrimonio con Aminta Ledesma,
una campesina de San Cristóbal. Los padres de la joven, pobres y sin
prestigio social consintieron de mal grado el matrimonio de su hija
con Trujillo, de cuestionada reputación, porque la joven se
encontraba embarazada de quien fue la primera hija de Rafael, a
quien llamaron Flor de Oro.
La participación de Trujillo en asuntos públicos comienza más o
menos por esos años (1913-1914) cuando se declara "horacista". Por
el año de 1916 pasó a formar parte de una pandilla de maleantes que
fue conocida como "La 44". Esta banda asaltaba las bodegas y
almacenes que abastecían a los trabajadores en los ingenios
azucareros y, además, practicaban el chantaje y todo tipo de
violencia.
Trujillo contaba a la sazón 25 años de edad cuando comienzan sus
trabajos en los ingenios. Trabajó como pesador 0 encargado de una
báscula en un cargadero. Trabajó en San Isidro en una propiedad
norteamericana, y más tarde en el ingenio Boca Chica, permaneciendo
en este trabajo sólo el tiempo que duro una zafra. Más tarde tomó un
empleo como guardacampestre recibiendo un sueldo de treinta dólares
mensuales.
Al producirse en el país la intervención norteamericana su vida dio
un giro que lo sacaría de los ingenios azucareros dando los primeros
pasos de su carrera política y militar. En el año 1918 el Gobierno
Militar Norteamericano desarmó la población y procedió a crear una
especie de Guardia Nacional. Mediante una carta que escribiera al
coronel C. F. Williams, comandante de este cuerpo y apoyándose en
una carta de recomendación de la administración del Central Boca
Chica, Trujillo solicitó el ingreso a ese cuerpo militar. Su
solicitud fue aprobada el 27 de diciembre. Rápidamente fue ascendido
a segundo teniente, prestando juramento el 11 de enero de 1919.
Trujillo se convirtió en el teniente número 15 de los dieciséis que
existían entonces en la Guardia Nacional.
Trujillo ascendió rápidamente en la escala jerárquica de la Guardia
Nacional, atropellando, en El Seibo, a los patriotas que se
levantaban contra la intervención.
En 1921 Rafael L. Trujillo ingresó en una Academia Militar que
fundara el Ejército de Ocupación en Haina y el 22 de diciembre de
ese mismo año fue designado para ocupar la jefatura de la Guarnición
de San Pedro de Macorís. Fue trasladado al Cibao en 1922 y, mientras
se encontraba en San Francisco de Macorís fue ascendido a capitán
sin pasar por el grado de primer teniente, algo irregular tomando en
cuenta el escalafón militar pero, explicable debido a los
"servicios" prestados por Rafael Leonidas al invasor norteamericano.
Este ascenso fue acompañado por la reorganización de la Guardia
Nacional, que se convirtió en Policia Nacional Dominicana, en la
cual ocupó, muy poco tiempo después, el mando de la 10ª Compañía.
También fue elogiado aquí por sus servicios y en los meses de mayo y
agosto de 1923, antes de su nombramiento como inspector del primer
distrito militar, Trujillo participó como estudiante en la Escuela
de Oficiales del Departamento del Norte. En esta época, a pesar de
que su formación era militar, comienzan a manifestarse sus
inclinaciones políticas.
Al llegar el 1924 fue promovido en forma temporal al mando de la
Guarnición del Departamento Norte y, en septiembre de ese mismo año,
recibió el nombramiento definitivo, siendo ascendido al rango de
mayor.
Al triunfar Horacio Vásquez en las elecciones que siguieron a la
desocupación de las tropas norteamericanas en 1924, Trujillo recibió
la petición de permanecer al frente de la Policía Nacional. El 6 de
diciembre de ese mismo año el Presidente Vásquez lo promueve a
teniente Coronel y le nombre Jefe del Estado Mayor.
Trujillo se divorcia de su esposa Aminta Ledesma quien obtiene la
custodia de su hija Flor de Oro y una pensión de 100 pesos mensuales
para la manutención de ésta. En 1925 contrae nuevamente matrimonio,
esta vez con Bienvenida Ricardo, joven perteneciente a una destacada
familia de Monte Cristy, lo que no impidió que continuara con sus
amoríos extramaritales. El matrimonio cayó en una severa crisis al
enamorarse Trujillo de la que sería su tercera y última esposa,
María Martínez, perteneciente a una familia respetada aunque de baja
escala social.
El 13 de agosto de 1927 Trujillo fue promovido a General de Brigada,
cuatro días antes de la formal transformación de la Policia Nacional
en Brigada Nacional. "Su constitución subsiguiente como Ejército
Nacional, conforme a la Ley número 928, del 17 de mayo de 1928,
completó el camino recorrido por Trujillo desde el grado de Segundo
Teniente hasta el de General de Brigada y Comandante en Jefe del
Ejército Nacional -todo ello en menos de diez años- al tiempo que
señalaba su aparición como figura de notorio relieve en el panorama
nacional." (Grassweller)
A finales de 1930 el país era un hervidero de protestas debido al
deterioro del gobierno del Presidente Vásquez que había venido
enfrentando serios problemas y atravesando por una etapa de
despilfarro y negocios deshonestos, olvidando los intereses
públicos. El enriquecimiento ilícito y la corrupción administrativa
se generalizaron, produciendo la pérdida de control del Presidente
quien además, pretendía reelegirse.
Apoyados por la mano amiga de la legación norteamericana se origina
en Santiago un movimiento cívico militar con la intención de
derrocar al gobierno. El representante civil fue el Lic. Rafael
Estrella Ureña y Rafael L. Trujillo Molina, en ese momento Jefe del
Ejército y General de Brigada, el militar. Los rebeldes produjeron
un asalto a la fortaleza de Santiago y luego de la toma de la
fortaleza marcharon hacia Santo Domingo. El Presidente Vásquez llamó
a Trujillo para que enfrentase la situación, pero éste pretendió
encontrarse enfermo. Vásquez acude a la Fortaleza Ozama donde
Trujillo le manifiesta su adhesión. Se nombra entonces al Coronel
José Alfonseca para dirigir las acciones militares, pero Trujillo lo
sustituye con Simón Diaz quien tenía instrucciones de entenderse con
los insurrectos.
A pocos días de escenificarse esta comedia, específicamente el 26 de
febrero, las tropas rebeldes bajo el mando del general José Estrella
(tío de la cabeza civil del movimiento), entraron sin luchar a la
ciudad capital, gritando consignas a favor del Lic. Estrella Ureña y
del General Trujillo.
En el local de la Legación Norteamericana fueron reunidos los leales
al gobierno y los insurrectos, y luego de cumplir con algunos
requisitos constitucionales, fue anunciada la renuncia del
Presidente Vásquez y la formación de un nuevo gobierno que llevaba
como Presidente al Lic. Rafael Estrella Ureña, aunque realmente era
Trujillo quien controlaba la situación mediante los nombramientos de
hombres de su confianza en puestos claves.
A pesar de que había prometido que no aspiraría a la presidencia del
país, Trujillo es proclamado candidato el 18 de marzo de 1930 y
electo presidente el 16 de mayo de ese mismo año. Todo asomo de
oposición política fue eliminado mediante asesinatos, sobornos y
persecuciones. Desde sus comienzos, el régimen de Trujillo se
caracterizó abiertamente como una tiranía.
Uno de los primeros actos de barbarie que merece la pena recordar
fue el asesinato en Santiago, el 1ro. de junio de 1930, de Virgilio
Martínez Reyna y de su esposa. Martínez Reyna, prominente hombre de
gran reputación que había sido el principal lugarteniente del
Vicepresidente José Dolores Alfonseca, le había aconsejado a
Alfonseca que se librara de Trujillo. Un grupo de asesinos llegó a
su casa y tras acribillarle a balazos, le acuchillaron y mutilaron
con sus machetes. Mientras cometían el crimen, su esposa, que estaba
embarazada, entró a la habitación y recibió dos balazos en el
vientre. Así quedó marcada la tónica del tratamiento a darse a los
opositores del nuevo gobernante, que habría de mantener el poder
durante 31 años.
El régimen de Trujillo monopolizó la actividad partidista con la
creación, desde sus comienzos, de su propio partido que fue conocido
como el Partido Dominicano. Valiéndose de presiones psicológicas y
manipulando el miedo, logró que se inscribieran en él una gran
cantidad de personas, incluyendo algunos de sus más fervientes
opositores. La misión política de tal entidad no era otra que
materializar los deseos de Trujillo. La exaltación de su
personalidad fue uno de sus aspectos fundamentales, junto a la
justificación histórica de su llegada al poder político. En una
especie de culto a la personalidad se le hizo sentir y creer al
pueblo dominicano que necesitaba de un conductor mesiánico y casi
sobrehumano que condujera su destino.
LA FAMILIA DEL
DICTADOR
Se utilizó ampliamente la figura del anticomunismo para agredir a
los opositores del régimen y así se justificaban las persecuciones
políticas. Trujillo supo, valiéndose de toda clase de artimañas,
principalmente del temor, obtener la colaboración de los núcleos de
intelectuales, hasta el extremo de desaparecer la producción
literaria que no era afecta al régimen. Todo estaba controlado y el
mensaje ideológico que recibía el pueblo a través de la prensa
radial, escrita, televisada, en las escuelas y hasta en las
iglesias, era una justificación del régimen y una exaltación de la
personalidad de Trujillo que fue llamado el "Jefe" y también
"Benefactor de la Patria Nueva".
Surgió una casta de adulones cuyo principal interés parecía ser la
alimentación del ego de Trujilllo. Así las cosas, en el año de 1935
Mario Fermín Cabral propone que se cambie el tradicional nombre de
la capital del país, Santo Domingo, por el de Ciudad Trujillo. Se
erige el Obelisco para conmemorar la barbaridad. Este mismo
individuo, fungiendo como presidente del Partido Dominicano, ideó el
símbolo de la palmita que posteriormente lo identificó,
convirtiéndose prácticamente en una especie de documento de
identidad que toda persona debía portar consigo so pena de ser
castigado hasta con la cárcel.
Entre las cosas positivas que pueden mencionarse en relación con el
régimen de Trujillo caben el balance del presupuesto de la nación y
su crecimiento continuado, la liberalización del control
norteamericano de las aduanas en 1940, el pago de la deuda externa e
interna, la construcción del Banco de Reservas de la República
Dominicana y el Banco Agrícola e Hipotecario, mediante la
reorganización monetaria de 1947, y el mantenimiento de la paridad
de la moneda nacional.
También debe mencionarse cierto desarrollo urbano. La ciudad capital
fue reconstruida tras el devastador paso de un feroz huracán llamado
San Zenón que prácticamente la destruyó, se construyeron y repararon
carreteras, se levantaron puentes, se edificó el aeropuerto en Santo
Domingo.
En 1940 se inauguró en la Universidad de Santo Domingo la Facultad
de Filosofía, construyéndose importantes edificios. Aparte de las
escuelas primaria y secundaria en operación, se crearon escuelas
especiales, tales como el Liceo Musical, la Escuela Diplomática y
Consular, la de Artes y Oficios y la de Bellas Artes. También fueron
creadas la Orquesta Sinfónica Nacional, el Archivo Nacional de la
Nación, La Voz Dominicana (Televisora Nacional), etc.
CONDECORACIONES RECIBIDAS
POR EL DICTADOR
RAFAEL LEONIDAS TRUJILLO MOLINA
GRAN CORDON DE LA ORDEN DE ISABEL LA
CATOLICA (ESPAÑA)
GRAN CRUZ DE LA ORDEN JEROSOLIMITANA DEL
SANTO SEPULCRO
MEDALLA DE ORO DE LA PAN AMERICAN SOCIETY
(NEW YORK)
GRAN CRUZ DE LA ORDEN DE CARLOS MANUEL DE
CESPEDES (CUBA)
GRAN CRUZ DE LA ORDEN HONOR Y MERITO (HAITI)
GRAN CRUZ EN BRILLANTES DE LA ORDEN DEL PERU
BANDA DE LA ORDEN DE LA REPUBLICA (ESPAÑA)
GRAN CRUZ DE LA ORDEN DE SAN GREGORIO MAGNO
(SANTA SEDE)
EL COLLAR DE LA ORDEN AL MERITO (CHILE)
EL COLLAR DE LA ORDEN DEL AGUILA AZTECA
(MEXICO)
GRAN CRUZ EXTRAORDINARIA DE LA ORDEN DE
BOYACA (COLOMBIA)
GRAN COLLAR DE LA ORDEN DEL LIBERTADOR
(VENEZUELA)
GRAN CRUZ DE LA ORDEN NACIONAL DEL CONDOR DE
LOS ANDES (BOLIVIA)
GRAN CRUZ DEL MERITO EXTRAORDINARIO LIBANES
GRAN CRUZ DE LA ORDEN DEL MERITO CON BANDA
DE TRES BORLAS (ECUADOR)
GRAN CRUZ DE LA ORDEN VASCO NUÑEZ DE BALBOA
(PANAMA)
GRAN CRUZ NACIONAL DE LA LEGION DE HONOR
(FRANCIA)
EL GRAN CORDON DEL MERITO DE LA CARIDAD DE
LA ORDEN FRANCESA DE LA CRUZ DE SANGRE
COMENDADOR DE LA ORDEN DE LA CORONA DE
ITALIA
GRAN CRUZ DE LA ORDEN HONOR Y MERITOS DE LA
CRUZ ROJA CUBANA
GRAN CORDON ROJO CON BORDES BLANCOS DE LA
ORDEN CHINA DEL BRILLANTE JADE, BAYLIO
GRAN CORDON DEL HONOR Y DEVOCION DE LA
SOBERANA MILITAR ORDEN DE MALTA
ORDEN DEL MERITO NAVAL DE PRIMERA CLASE
(CUBA)
GRAN CRUZ DE MEDHULA DE MARRUECOS
GRAN CRUZ DE HONOR ACADEMICO DE LA ACADEMIA
INTERNACIONAL AMERICANA DE WASHINGTON
ESTRELLA ABDON CALDERON (ECUADOR)
GRAN CRUZ DE LA ORDEN NACIONAL ECUATORIANA
AL MERITO
GRAN CRUZ DE LA ORDEN NACIONAL DE LA CRUZ
DEL SUR (BRASIL)
GRAN CRUZ DEL MERITO PARAGUAYO (PARAGUAY)
GRAN CRUZ DEL LEON NEERLANDES (HOLANDA)
MEDALLA CONMEMORATIVA DEL VUELO PANAMERICANO
PRO FARO DE COLON DE CUBA.
MEDALLA CONMEMORATIVA DEL PRIMER CENTENARIO
DE LA MUERTE DEL PROCER COLOMBIANO GENERAL FRANCISCO DE PAULA
SANTANDER
COLLAR DE LA ORDEN DE SAN MARTIN (ARGENTINA)
GRAN CRUZ DE LA ORDEN DE CARLOS III (ESPAÑA)
GRAN CORDON ESPECIAL DE LA ORDEN DE LAS
NUBES PROPICIAS (CHINA)
GRAN COLLAR DE LA ORDEN DE RUBEN DARIO
(NICARAGUA)
GRAN PLACA DE HONOR Y MERITO DE LA CRUZ ROJA
ESPAÑOLA
CONDECORACION DE LA ORDEN SOBERANA Y
CONTINENTAL DE MERITO Y HONOR DE LA UNION DEMOCRATICA
INTERAMERICANA
GRAN CRUZ DE LA ORDEN DE MORAZAN (HONDURAS)
MEDALLA "PALMAS DE ORO DE LA DEMOGRACIA", DE
LA LEGION PANAMERICANA (MEXICO)
MEDALLA DE LA ORNEN HONORIFICA DE LA
ESTRELLA DE HONOR AL MERITO RURAL DEL INSTITUTO BRASILEÑO DE
PROPAGANDA Y DEFENZA DEL CAFE.
CRUZ DE GUERRA CON PALMA (FRANCIA)
ORDEN DE SAN PEDRO Y SAN PABLO EN EL GRADO
DE GRAN CRUZ
ORDEN DEL MANUEL AMADOR GUERRERO, EN EL
GRADO DEL GRAN COLLAR ( PANAMA)
ORDEN PIANA, EN EL GRADO DE GRAN CRUZ (SANTA
SEDE)
OSTENTA TAMBIEN LAS CONDECORACIONES
DOMINICANAS MENCIONADAS A CONTINUACION:
COLLAR DE LA ORDEN DEL MERITO JUAN PABLO
DUARTE
COLLAR DE LA ORDEN HERALDICA DE CRISTOBAL
COLON
COLLAR DE LA ORDEN DE TRUJILLO
COLLAR DEL VALOR
GRAN COLLAR DE LA PAZ
ORDEN MILITAR DE HEROISMO "CAPITAN GENERAL
PEDRO SANTANA" 7-1-56, DEC. 4364, OG# 9, 1956, E.N.
CONDECORACION DEL "BENEFACTOR DE LA PATRIA",
SEGUN ART. # 4149, DE FECHA 14-5-55, SEGUN DECRETO # 1360, F.
23-12-55, CON UNA EFECTIVIDAD, OG# 45-56.
GRAN CORDON DE LA SUPREMA ORDEN DEL
CRISANTEMO, ORTORGADO POR EL GOBIERNO DEL JAPON, CON LA
GRABACION EL EMPERADOR MEDALLA DE HONOR DE ALFABETIZACION
ORDEN DE LOS PIONEROS DE LIBERIA, PUBLICADO
EN EL CARIBE, EN FECHA 5-2-59.
ASCENSOS:
A 2DO. TTE. EFECT. 18-12-18 SOG. #- NO
A CAPITAN EFECT. 21-10-22 SOG. #- 37
A MAYOR, EFECT. 01-10-24 SOG. #- 28
A CORONEL, COMANDANTE, EFECT. 22-06-25 SOG.
#- 19
A GENERAL DE BRIGADA EFECT. 15-08-27 SOG. #-
02
A GENERALISIMO EFECT. 24-06-58 LEY #- 4997
DESIGNACIONES, ASINACIONES Y TRASLADOS:
PRESIDENTE DE LOS BANCOS DEL ESTADO SG. DEC.
#- 6380 DE FECHA. 24-01-61 OG. #- 05 DE LA SEC. DE ESTADO DE
LAS FF.AA.
DSC. #- 260- ( 1921) EFECT. 13-12-21
TO . 10TH. CO CO "D" CHANGE OHEOT. #- 151-
22
DIRECTOR DEPTO. NORTE INTERINO NO EL
03-06-24 SOG. #- 06
TO EXPERIMENTAL STATICION HAINA SG. #- 163
TO IST. CO. DSC. #. 261
TO. DEPT. OF. NORTH. SC. #. 04- 22
DE LA 10MO. CO. A LA 6TA. CO. Y ASIGNADO
CAPT. OF. OG. #- 52 EFECT. 13-10-24
AL C. GRAL. OG. 03 DE NO. 08. EFECT.
06-02-23
A LA CAPITAL PARA NUEVAS ORDENES SG. 68.- 04
LAS PLACAS DE LOS CARROS DEL ASESINO
|
Su
diversion favorita
Por otra parte, Trujillo monopolizó el aspecto económico del país y
las principales empresas industriales, el sistema bancario, las
mejoras en las tierras así como la industria azucarera (salvo los
ingenios de la familia Vicini y el Central Romana) pasaron a sus
manos particulares; también se apropió de parte del comercio tanto
nacional como del exterior. Trujillo monopolizaba la producción de
alcohol, las fábricas de alimento para ganado, los principales
sectores de la producción manicera, poseía compañías de créditos
(Banco Popular de Crédito); la Fábrica de Baterías Dominicanas, la
Industria Nacional del Vidrio, Café Dominicano, C. por A., Ganadería
Industrial Dominicana, Compañía Anónima Tabacalera, Chocolatera
Industrial Dominicana, Compañía Dominicana de Fósforos, Sociedad
Industrial Dominicana, Gases Industriales Dominicanos, Industrial
Lechera, Laboratorio Químico Dominicano, Minerales Dominicanos, C.
por A., Compañía Dominicana de Aviación, Flota Mercante Dominicana,
Petrolera Dominicana, Pinturas Dominicanas, Sacos y Tejidos
Dominicanos, Sal y Yeso Dominicanos, C. por A. Compañía de Seguros
San Rafael, C. pro A., Fábrica Dominicana de Calzado, C. por A., así
como el negocio de mármol y de madera, etc.
Las mujeres que el
déspota le ponía el ojo tenían que ser de su propiedad o sino morir,
muchas madres si tenían hijas hermosas las escondían y no las
dejaban ir a la calle ni actividades, pues el delincuente Presidente
tenia grupos de hombres en todo el país seleccionando las candidatas
sin importar la edad para llevarlas en contra de su voluntad para
ser violadas.
En los
últimos años de la tiranía trujillista se incrementó el número de
persecuciones y asesinatos, se establecieron centros de tortura en
varios puntos del país. En esta última etapa del régimen se destaca
de manera especial la muerte, el 25 de noviembre de 1960, de las
hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal Reyes, asesinadas en
compañía de su chofer Rufino de la Cruz Disla cuando regresaban de
visitar a sus esposos, encarcelados por razones políticas en Puerto
Plata. La atmósfera en el país era prácticamente irrespirable.
Finalmente, la noche
del 30 de mayo de 1961, Trujillo fue ultimado a balazos en la Ave.
George Washington, víctima de una emboscada en la que se destacaron
Los héroes
nacionales e inmortales,
Modesto Díaz, Salvador Estrella Sahdalá, Antonio de la Maza, el
Teniente Amado García Guerrero, Manuel Cáceres Michel (Tunti), Juan
Tomás Díaz, Roberto Pastoriza, Luis Amiama Tió, General Antonio
Imbert Barreras, Pedro Livio Cedeño, Huáscar Tejeda y otros.
Luego la mayoría de los héroes del 30 de
Mayo fueron asesinados en persona por el
hijo del dictador Ramfis Trujillo.
GENERAL IMBERT
BARRERAS Y LUIS AMIAMA TIO
LA MUERTE DE TRUJILLO
EXCLUSIVA
Nueva versión sobre los hechos de la noche
del 30 de mayo de 1961
Documento inédito
sobre la muerte del tirano
Zacarias de la Cruz, su chófer militar, dijo que Trujillo
pudo salir del coche con vida y murió disparando contra los
ajusticiadores
Zacarías de la Cruz, el chófer militar de Trujillo la noche del 30 de mayo, narró su versión
de lo acontecido ese día al Procurador Fiscal y a un Juez de
Instrucción. Ese documento nunca antes había sido publicado y El
Caribe lo ha obtenido en exclusiva. Su declaración fue dada casi al morir Trujillo, el 21 de julio de
1961, es decir hace exactamente 40 años al día de hoy, cuando
todavía su hijo Ramfis controlaba el país y no se había iniciado el
proceso de apertura del régimen, por lo que se podría pensar que su
versión de los hechos reflejó la necesidad de mostrar una actitud
valiente por parte del dictador en el momento de su muerte. Sin
embargo, lo dicho por Zacarías coincide en muchos aspectos, mas no
en todos, con las versiones dadas por algunos de los ajusticiadores
que sobrevivieron al hecho.
Los aspectos más importantes de su declaración son: 1. El primer disparo contra Trujillo, que fue de escopeta, fue hecho
cuando el carro que conducía Antonio Imbert y en el cual se
encontraban Antonio de la Maza, Salvador Estrella Sadhalá y el
Teniente Amado García Guerrero, todavía estaba detrás del de
Trujillo y no, como según las versiones de tres de los participantes
(Antonio Imbert, Huáscar Tejeda y Salvador Estrella Sadhalá), cuando
éste estuvo al lado del de Trujillo. Ese primer disparo hirió al
dictador. Por otras versiones se sabe que quien lo hizo fue Antonio
de la Maza, quien estaba en el asiento delantero derecho del
vehículo. 2. Zacarías le sugirió a Trujillo que se fueran del lugar, pero el
dictador insistió en que se parasen a pelear. Salvador Estrella
Sadhalá, ya preso, dijo que Trujillo ordenó: "Párate a pelear". 3. Desde el vehículo con los cuatro héroes y mientras rebasaban el
carro del dictador, se efectuaron disparos con un fusil M-1. Algunos
pudieron haber impactado en Trujillo. Por otra versión se sabe que
quien le disparó fue Amado García Guerrero, que estaba en el asiento
trasero derecho. 4. Al ordenar Trujillo que se detuvieran, el vehículo conducido por
Imbert les rebasó y éste luego tuvo que frenar y volverse. Entonces
el vehículo de los héroes dobló y bloqueó el lado derecho de la
autopista. Zacarías trató de volver su auto hacia Ciudad Trujillo,
pero no lo hizo pues Trujillo, mal herido, optó por desmontarse del
carro y pelear en la intemperie, sin la protección del interior del
vehículo. Eso cuadra con la declaración que en la cárcel dio Huáscar
Tejeda. 5. La única arma que utilizó Trujillo fue un pequeño revólver 38 de
bolsillo. 6. Zacarías le advirtió a Trujillo que él también había sido herido.
Como su carro ya se había detenido, pudo disparar con un rifle M-1.
El dictador, ya fuera del carro, también disparó con su revolver,
avanzando 3 ó 4 metros desde el frente de su automóvil, moviéndose
al descubierto hacia los vehículos que le atacaban. De pronto cayó
de bruces, inerte, presumiblemente ya muerto. 7. Zacarías, ya solo, siguió disparando con su M-1 y luego con una
ametralladora Luger. Vio cuando uno de los héroes avanzó hacia el
cuerpo de Trujillo, lo que aprovechó para tirarle y herirle. De los
integrantes del automóvil de los cuatro héroes, tres recibieron
heridas leves: Amado García Guerrero, Salvador Estrella Sadhalá y
Antonio Imbert. 8. Al acabársele los tiros a Zacarías, salió del carro para buscar
una ametralladora que estaba en el asiento de atrás del mismo y
entonces fue alcanzado por un tiro en la cabeza y se desmayó. En
total recibió 9 impactos. De creerse su versión, los héroes no lo
vieron ni lo remataron cuando se acercaron al vehículo. Eso es
improbable, luce más bien que Zacarías se ocultó en la finca que en
ese entonces bordeaba la autopista. 9. Zacarías no cita la llegada del segundo vehículo, manejado por
Huáscar Tejeda y donde estaban Pedro Livio Cedeño y Fifí Pastoriza.
Debió haberse desmayado antes, por lo que la grave herida que sufrió
Pedro Livio entonces fue hecha por uno de sus compañeros. Luis
Salvador Estrella, en su libro, probablemente en base a lo narrado
por Salvador Estrella la misma noche del 30 de mayo antes de
esconderse, coincide en que el segundo vehículo llegó después de
muerto Trujillo y que fue Salvador quien, por error, hirió a Pedro
Livio, quien en efecto obtuvo heridas de una pistola 38. El único
que usó ese arma esa noche fue Salvador. Esta versión de los hechos difiere en detalles importantes de lo
declarado por Antonio Imbert a la prensa y también de lo dicho por
Huáscar Tejeda, Pedro Livio Cedeño, Roberto Pastoriza y Salvador
Estrella Sadhalá bajo interrogatorio cuando fueron detenidos y de lo
que luego contaron a sus amigos en la cárcel, antes de ser
asesinados en noviembre de 1961. Bernardo Vega
La segunda versión del chofer
En un libro publicado en España en 1965 por el ecuatoriano Gerardo
Gallegos, aparece una segunda declaración jurada de Zacarías,
efectuada en Madrid en 1964. Allí exagera un poco su declaración de 1961. Pone a Trujillo a decir:
"Zacarías, párate que estoy herido". Y luego: "Para Zacarías, coge
la ametralladora, vamos a pelear, que estoy herido". Allí se cita la
llegada del segundo vehículo y agrega que fue Trujillo quien, con su
revólver, hirió a Pedro Livio Cedeño, que había llegado en ese
segundo vehículo y que el dictador disparó los seis proyectiles de
su revólver y que murió cuando ya no contaba con balas. Esta segunda
versión, reproducida en la prensa dominicana en 1999, es la que ha
sido citada por algunos dominicanos que se han especializado en el
tema y que tienden a defender el trujillismo.
La suerte de Zacarías
El chofer de Trujillo fue condecorado por el Presidente Balaguer en
junio de 1961. Al caer los remanentes de la dictadura, Zacarías
junto a Ramfis Trujillo y otros, se fue a vivir a España, regresando
al país en 1966, al asumir el gobierno Joaquín Balaguer, siendo
entonces nombrado en un alto cargo en el Consejo Estatal del Azúcar
(CEA), en el departamento encargado de reclutar haitianos para el
corte de la caña. Nunca más hizo declaraciones a la prensa. Murió el 3 de junio de
1999 a los 93 años de edad. El presidente Leonel Fernández ordenó
que fuese sepultado con honores militares. Última Hora editorializó:
"Con la muerte de Zacarías de la Cruz se esfuma la posibilidad de
conocer, de primera mano y a través de un testigo de excepción, más
detalles reveladores sobre el ajusticiamiento de Rafael Trujillo en
1961 y otros aspectos sobre la vida privada del dictador que dominó
toda una época de la vida contemporánea. Por una suerte de
invariable convicción que algunos nunca entendieron cabalmente pero
que todos debieron respetar por su firmeza de carácter, Zacarías fue
siempre una tumba en la que nadie pudo penetrar para que hablara
sobre lo que conocía como chofer preferido de Trujillo".
EL CARRO DEL DICTADOR
El carro de Antonio de la Maza Que era manejado por Huascar Tejeda y Pedro Livio Cedeño
Antonio que Trujillo no podía estar
herido cuando se inició la balacera. Antonio Imbert es el único otro
testigo de los hechos que pudo hacer una declaración formal sin
cohersión sobre lo que ocurrió. En su más amplia declaración a la
prensa sobre el asunto, en 1964, explicó que el primer tiro, el de
Antonio de la Maza, lo trató de dar cuando los dos vehículos estaban
paralelos y que apuntó a Zacarías, pero la escopeta le falló.
También erró el segundo, porque coincidió con el frenazo que dio
Zacarías. A unos 500 metros Antonio Imbert dio la vuelta en redondo
y el vehículo se detuvo en el carril derecho de la pista, como a 15
metros del de Trujillo, el cual estaba estacionado a la derecha y
del cual tiraban con una ametralladora. Los cuatro héroes salieron
del vehículo y tuvo lugar un intercambio de disparos que duró unos
cuatro minutos. Considera que Trujillo no pudo haber estado herido
al iniciarse la balacera, pues los dos escopetazos de De la Maza
habían fallado. No cree que Trujillo disparó con un revólver, tal
vez con una ametralladora. Imbert y De la Maza entonces avanzaron hacia el carro de Trujillo,
recibiendo Imbert una ligera herida en el pecho. De la Maza fue por
detrás del carro de Trujillo, quien se encontraba parado fuera del
mismo. Imbert oyó un disparo de la escopeta de De la Maza, el cual a
quemarropa le dio en el hombro a Trujillo quien se quejó por el
dolor. Este caminó y se puso frente a las luces de su propio carro,
y, en ese momento Imbert le disparó. Trujillo cayó sentado y luego
boca arriba, muerto, con la cabeza hacia Haina. Fue tan sólo en ese momento que llegó el segundo carro, manejado por
Huáscar Tejeda y con Fifí Pastoriza y Pedro Livio Cedeño. Este
último en ese momento fue herido por un disparo en el vientre,
proveniente ya sea de Zacarías, Amado García Guerrero o Salvador
Estrella Sadhalá. Imbert fue al carro de Trujillo y tomó un revólver
38 que encontró en el asiento de atrás, y que todavía estaba con su
cinturón, por lo que no cree que Trujillo lo usara.
La declaración del chofer de Trujillo Juzgado de Instrucción de la Primera Circunscripción del Distrito
Nacional (21/7/1961)
P. ¿Qué podría usted informarnos en relación al atentado criminal
perpetrado la noche del 30 de mayo del año en curso, contra la
ilustre persona del Generalísimo doctor Rafael L. Trujillo Molina, y
con el cual usted fue herido? R. Yo era encargado de los vehículos privados del Jefe y era la
persona que el Jefe utilizaba como chofer para sus viajes personales
tanto en la ciudad como en el interior. Alrededor de las 8 p.m., del
día 30 de mayo del año en curso, cuando él se preparaba a dar su
acostumbrado paseo por la avenida George Washington, me dijo que me
preparara para ir a la Hacienda Fundación. Yo le pregunté entonces: "Jefe, ¿sigo detrás o lo espero aquí?". Él
me contestó entonces: "Espere aquí". Luego, como a eso de la 9:40
p.m., el Jefe regresó del paseo, subió a su casa de la Estancia
Radhamés, donde yo lo esperaba y más tarde volvió a bajar, a las
9:45 p.m. Momentos antes, el Teniente Pedro de la M.G.D., y quien
servía como camarero del Jefe había preparado el maletín que
acostumbraba a llevar el Jefe y que, según me expresó éste, dicho
maletín contenía una gran cantidad de dinero por lo pesado que
estaba. Partimos de la Estancia Radhamés a la residencia de doña
Angelita Trujillo, ubicada en la avenida Máximo Gómez, donde el Jefe
permaneció como diez minutos. El Jefe salió de la casa y se montó en
la parte trasera del carro marca Chevrolet, modelo 1957, color azul,
BelAir. De ahí, conduje el carro por la derecha en la George
Washington, avanzando hacia la autopista, marchando a una velocidad
estable de 90 kilómetros por hora. Momentos antes de llegar al Bar Restaurante El Pony, rebasamos un
automóvil Mercedes Benz. Proseguimos marcha por la autopista en
dirección a San Cristóbal, y aproximadamente después de haber
avanzado un kilómetro después del último poste del alumbrado
eléctrico, repentinamente sentí un disparo desde un carro que iba
detrás con las luces apagadas. Al mismo tiempo que sentí el disparo,
que supongo fue de escopeta por la enorme detonación, pude darme
cuenta de que el mismo vehículo que creo que nos perseguía, encendió
las luces y volvió y las encendió. Segundos después, el Jefe me
expresó: "Estoy herido, coge la ametralladora y párate a pelear".
Entonces, yo le contesté: "Jefe, son muchos, vamos a ver si nos
vamos, quiero salvarlo". Él volvió a repetirme: "Coge la
ametralladora y vamos a pelear, que estoy herido". Mientras tanto,
el carro que nos perseguía nos había rebasado por la derecha,
tirándose un poco al paseo y desde el carro que lo rebasaba se
hicieron disparos, que por su rapidez, presumo eran de fusiles
ametralladoras; todas esas balas se pegaron en el carro y entiendo
que algunas de ellas le dieron al Jefe. El carro que nos rebasó se
tiró aun más a la derecha en el paseo, a consecuencia de yo haberle
tirado encima el carro que conducía con el propósito de hacerlo
salirse de la autopista. Pero al ser un carro tan veloz, de más
potencia que el mío, pudo rebasarme y se cruzó hacia la izquierda,
atravesándonos y debiendo yo frenar para no chocar con el carro que
se me cruzó. En esos momentos en que frenaba, traté de virar el carro nuestro
hacia Ciudad Trujillo, desviándome hacia la izquierda y quedando
nuestro vehículo ubicado con el frente izquierdo ligeramente
introducido en la grama central de la autopista. Al detenerme y
volver la cara hacia detrás para mirar al Jefe, había abierto la
puerta y se apresuraba a desmontarse, teniendo ya un pie en tierra.
Lo vi bajar deslizando su cuerpo hacia el estribo, dándome la
impresión de que estaba mal herido. Mientras bajaba hacia el estribo,
pude ver que con sus manos buscaba en los bolsillos traseros un
revólver pequeño calibre 38 corto, que acostumbraba portar y que fue
la única arma que utilizó. Mientras tanto, desde el automóvil
enemigo que nos había rebasado y el cual se había ubicado en la
pista contraria a la nuestra, es decir, dirección oeste-este, se
había detenido a unos 13 metros de distancia del nuestro, con el
frente delantero derecho saliendo de la autopista y penetrando en el
paseo derecho de ellos. Los ocupantes de este automóvil ya se habían
desmontado y nos disparaban con nutrido fuego hacia nosotros. En esos momentos, le dije al Jefe: "A mí me hirieron también". El
fuego que se nos hacían era cada vez más intenso. El Jefe se
desmontó del vehículo y avanzó hacia la parte delantera derecha, y
pude ver que disparaba con su revólver hacia los enemigos, con su
pequeño revólver. Mientras tanto, yo tomé un fusil automático M1
(semi) y comencé a disparar sobre ellos. Cuando yo comencé a
disparar, fue cuando vi al Jefe que avanzaba tres o cuatro metros
delante del bómper del carro y cayó de bruces con el frente hacia el
pavimento, dando media vuelta al caer, cayendo inerte. Presumo que
el Jefe cayó muerto ya que no lo vi moverse más durante el tiempo
que duró el combate que yo sostuve con los asaltantes. Descargué el
fusil M-1 semi-automático con el cual disparaba y tomé una
ametralladora Luger corta, disparando hacia el enemigo de manera
intermitente, ya que debía racionar mis cápsulas para el combate que
yo entendí se prolongaría. Vi cuando uno de los asaltantes avanzó
hacia el cuerpo inerte del Jefe y al llegarle cerca le disparé
algunas cápsulas que lo hirieron, dejando caer el asaltante su
pistola o dando gritos de que se sentía herido. Luego, después me salió otro asaltante delante del carro disparando
hacia mí; yo entonces le contesté con disparos, habiéndome dado
cuenta que había caído y su pistola había caído en el pavimento,
pero prontamente se levantó y volvió hacia su carro. Luego, cuando
se acabaron los tiros de la ametralladora que yo portaba adelante,
abrí la puerta del lado derecho del carro y me desmonté para coger
la ametralladora del Jefe que estaba detrás del carro. Logré
alcanzarla, y cuando me disponía a sobarla para disparar, fui
alcanzado una vez más en la cabeza, por un disparo que me derribó,
dejándome sin sentido. Es lo último que recuerdo en relación al
asalto y al combate, en el cual recibí heridas en las dos piernas,
en el muslo izquierdo y dos heridas en el vientre, dos heridas en el
hombro derecho, una herida en el tobillo derecho y una herida en la
cabeza que me fracturó o astilló la parte superior del frontal.
Cuando recobré el conocimiento, un tiempo después que no puedo
precisar, encontré la ametralladora Thompson a unos pasos de mí, así
como algunas distancias de la ametralladora, en el lugar donde vi
caer al Jefe, el kepis que éste usaba esa noche. Recogí ambas cosas y me senté en una verja situada a la derecha de
donde me encontraba y esperé unos cinco minutos para ver si me traía
a Ciudad Trujillo, ya que el vehículo en que nosotros andábamos no
estaba en el lugar del hecho y los asaltantes tampoco se encontraban
ya en ese lugar, suponiendo yo que se habían llevado el cuerpo del
Jefe. Momentos después, aparecieron algunos campesinos, quienes
fueron los que me condujeron hacia la antigua carretera Sánchez,
donde fui trasladado al Hospital Marión donde quedé internado,
habiendo sido dado de alta el día 17 de junio de este año. P. ¿Tiene usted algo más que declarar? R. No señor. Con lo cual dimos por terminado el presente interrogatorio que
después de leído al declarante y expresar su conformidad, lo firma
junto con nosotros y el secretario que certifica.
· Zacarías de la Cruz
Mayor, A.M. Declarante
· Dr. Wilfredo Mejía Alvarado
Juez de Instrucción
· Ricardo Fco. Gaspar Thevenin
Secretario
· Dr. Teodoro Tejeda Díaz
Procurador
Trujillo,
la historia de un magnicidio |
Por Vianco Martínez, 2003
El dictador dominicano Rafael Leonidas Trujillo le
había robado su nombre a la ciudad más vieja del Nuevo
Mundo y la había obligado a usar el suyo, y en una
esquina de la ciudad ultrajada fue abatido a tiros la
noche del 30 de mayo de 1961 por un grupo de
descontentos colaboradores.
Trujillo era un antiguo empleado de los norteamericanos
que ganó fama repartiendo bofetadas y asesinando
patriotas en la primera intervención militar de los
Estados Unidos a la República Dominicana, en 1916. Había
tomado el poder en 1930, tras un acto de sedición. Su
muerte produjo un viraje en la vida política y social de
esa nación del Caribe, que tiene 43 años luchando por
deshacerse del fantasma del tirano.
El poder de Trujillo había entrado en una etapa de
decadencia luego de un intento de lucha armada
protagonizado por un grupo de exiliados el 14 de junio
de 1959. Los integrantes del grupo fueron masacrados sin
piedad y la indignación causada por ese hecho se regó
por todos los confines de la atemorizada sociedad
dominicana.
Trujillo además, empezaba a pagar la factura de sus
peores vanidades, exhibidas con ostentación en la Feria
de la Paz y la Confraternidad del Mundo Libre —una obra
no reproductiva que restó liquidez al gobierno—, donde
el tirano, según el historiador Frank Moya Pons, gastó
más de 30 millones de dólares.
Cuando el tirano empezó a confundir el humo con las
nubes, comenzó a jugar al nacionalismo para agenciarse
nuevas formas de enriquecimiento y eso enfadó a los
norteamericanos. Nacionalizó la industria de la
electricidad, sacó a los extranjeros del negocio
azucarero y se apropió de los ingenios. Trujillo
convirtió la República Dominicana en una finca de su
propiedad y empobreció a la mayoría de los dominicanos
en beneficio de una minoría de minorías, según el
historiador Frank Moya Pons.
Trujillo lastimó como nadie la dignidad de los
dominicanos. Era un general sin batallas y sin méritos
que decidía quién vivía y quién moría en su tierra y en
la ajena. En sus manos, el ejército que dejaron los
norteamericanos devino en una partida de asesinos a
sueldo que cargó con la tranquilidad del país.
En el extremo de su vesanía, mandó a poner en las
iglesias un letrero que decía "Dios en el cielo,
Trujillo en la tierra", pero que más tarde, cuando sus
delirios de emperador estaban más alborotados que nunca,
cambió de orden: "Trujillo en la tierra, Dios en el
cielo". Se mandó a hacer estatuas en cada esquina y
obligó a los intelectuales a escribir libros que después
calzó con su nombre. Trujillo además, se puso tantos
títulos como carencias tenía: Doctor, Licenciado, Padre
de la Patria Nueva, Benefactor de la Patria, Protector
de la Iglesia y muchos más. Para entrar en la
universidad había que rendirle pleitesía y para
graduarse era requisito indispensable hacer profesión
pública de fe trujillista.
Los teléfonos estaban intervenidos. En el campeonato
invernal de béisbol tenía que ganar obligatoriamente su
equipo y en el hipódromo tenían que llegar primero sus
caballos. Su hija fue designada reina y su esposa —que
era semi-analfabeta— fue declarada impúdicamente
escritora y filósofa. Para favorecer algunas provincias
en perjuicio de otras cambió el mapa, y para alimentar
su ego, cambió la historia. Bajo la bota del tirano toda
la República Dominicana era un país bajo sospecha.
A finales de los años 50, José Emilio Cordero Michell,
un distinguido profesional de la clase media que terminó
alzado en la montaña, definió la situación como "una
pesadilla owerlliana donde la realidad superaba la
ficción".
El detonante de la crisis fue el caso del presidente de
Venezuela Rómulo Betancourt. Trujillo colocó un carro
cargado de dinamita en la avenida de Los Próceres, en
Caracas, que el coronel Jhonny Abbes García, un asesino
a sueldo que encabezaba el Servicio de Inteligencia
Militar (SIM) —la guardia personal del tirano— hizo
detonar cuando el mandatario venezolano pasaba por el
lugar, camino a un acto oficial. Betancourt se había
convertido en el principal enemigo del trujillismo en el
exterior y desde las tribunas de la Organización de
Estados Americanos (OEA) se dedicó a pedir la cabeza del
sátrapa.
Como castigo, los países miembros de la OEA —en una
votación que tuvo lugar en San José, Costa Rica, el 21
de agosto de 1960— impusieron sanciones económicas al
régimen trujillista, cerrando sus fuentes de
abastecimiento de combustible y negándole la posibilidad
de acceder a los mercados internacionales.
Mientras el régimen se desgastaba, los dominicanos
empezaban perder el miedo. En junio de 1960, en un
cocktail en Santo Domingo, uno de los hombres que
planeaban matar a Trujillo, se acercó a Henry Dearborn,
cónsul y, según el escritor Víctor Grimaldi, jefe de la
CIA en Santo Domingo, para formularle un pedido de armas
y material bélico para llevar a cabo el magnicidio. En
lo adelante, las vías de comunicación entre la estación
local de la agencia y el Cuartel General en Washington
se convirtieron en un hervidero.
Entre los oficiales del Pentágono, Trujillo gozaba de
una complacencia muy parecida a la complicidad. En 1959,
poco antes de que los tórridos amores entre Trujillo y
los norteamericanos llegaran a su fin, el tirano recibió
1,089,000 dólares en asistencia militar de manos de la
administración Eisenhower, y un año después, cuando ya
la crisis empezaba a mostrar sus signos más severos, el
Pentágono propuso entregarle 445,000 dólares más.
En el documento "La capacidad militar de los Estados
Unidos para influenciar el progreso de nuestros
objetivos nacionales en Latinoamérica", fechado el 29 de
octubre de 1959, el Comando Sur entendía que "la
perpetuación del régimen de Trujillo es lo que mejor
servirá a los objetivos de los Estados Unidos".
Eisenhower salió de la Casa Blanca el 19 de enero de
1961, pero antes dejó como herencia a John F. Kennedy,
su sucesor, un cambio de política hacia Trujillo que
incluyó una autorización para entregar armas y material
militar a lo que ellos llamaron el Grupo de Acción.
El indicio más convincente de la participación
estadounidense en el complot para exterminar a Trujillo
fue celosamente guardado durante años como documento
clasificado. Fue un documento titulado "Programa de
Acción Secreta para la República Dominicana". El informe,
preparado a solicitud de Richard Goodwin, consejero y
asistente especial de presidente Kennedy, establecía que
"la CIA tiene bajo custodia directa en Estación de
Ciudad Trujillo un abastecimiento limitado de armas y
granadas. Atendiendo a las urgentes solicitudes de los
líderes de la oposición interna, de armas para
protección personal, con el fin de ayudar en sus
esfuerzos para neutralizar a Trujillo, se les han
enviado tres revólveres y tres carabinas con sus
municiones correspondientes por vías seguras".
"A nadie puede quedarle duda de que, tal como lo creían
algunas personas, el papel de los Estados Unidos en la
muerte de Rafael Leonidas Trujillo fue decisivo",
asegura Grimaldi, en su libro "Tumbaron al jefe. Los
Estados Unidos en el derrocamiento de Trujillo".
A la hora de la muerte del tirano, Joaquín Balaguer, un
hombre enigmático, callado e impredecible, propietario
de un pragmatismo que tiñó de sangre la nación
dominicana en los años posteriores, se encargó de
conducir la transición al sistema democrático. Para la
oposición, era como poner la iglesia en manos de Lutero.
Balaguer heredó la maquinaria política y militar del
trujillato y, en lugar de desmantelarla totalmente, la
consolidó y se sirvió de ella. Muchos de los oficiales
que le cuidaron la espalda en sus sucesivos años de
gobiernos eran hijos de la dictadura, hombres de mano
dura que no dudaron en mostrar sus talentos para la
represión política y para el crimen de Estado. También
heredó la vieja costumbre de humillar a los contrarios y
dividir a los jefes militares para que no le hicieran
sombra.
A las diez de la noche del 30 de mayo de 1961, cuando el
tirano se dirigía a su casa campestre de San Cristóbal,
fue interceptado por dos vehículos. Sus ocupantes
abrieron fuego sobre el carro presidencial. El chofer
del tirano, Zacarías de la Cruz, un hombre adusto que en
lo adelante vivió para callar, salió corriendo por los
matorrales y salvó su pellejo. Trujillo, solo en medio
de su última noche y con un poder absoluto que en la
frontera de la vida y de la muerte no le sirvió para
nada, murió bajo el fuego de sus antiguos colaboradores,
cambiando para siempre el rumbo de la historia.
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Invitamos a leer |
Un interesan te y
valioso trabajo de
Etzel Baez, sobre el Ajusticiamiento
de Trujillo, la versión más aproximada que se
tiene al respecto ya que surge una una investigación
directamente con fuentes y familiares de los héroes de
Mayo.
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|
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