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CRISTOBAL COLON
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"Todo sobre El Almirante Cristobal Colón"
(Está escrita en
Francés)
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Descubrimiento y Colonización
La isla de la
Hispaniola (La Española), actualmente ocupada por las naciones de
Haití y la República Dominicana, fue el primer lugar del Nuevo Mundo
donde los españoles formaron una colonia. Como tal, sirvió de base
logística para la conquista de la mayor parte del Hemisferio
Occidental.

Cristóbal Colón
descubrió la isla el 5 de diciembre de 1492, en los días finales de
su primer viaje a "las indias". Colón y sus compañeros encontraron
que la isla estaba habitada por un gran población de amistosos
indios Taínos (Arawacos), quienes le dieron la bienvenida a los
exploradores.
Colón estableció un
asentamiento improvisado en la costa norte, cerca de la ciudad
actual de Cap Haïtien, el cual llamó La Navidad (por ser el
25 de diciembre). Usó los restos de la carabela Santa María,
que había dado contra un arrecife coralino y zozobrado.
La tierra era
fértil, pero de mayor importancia para los españoles fue el
descubrimiento del oro que podía conseguirse por trueque con los
nativos, quienes se adornaban con joyas, o extrayéndolo de los
depósitos aluviales de la isla.
Los taínos llamaban
a la isla de diversas maneras pero lo más común era Ayti
o Hayti (tierra montañosa). Aunque inicialmente fueron
amigables hacia los españoles, estos nativos respondieron
violentamente contra la intolerancia y abusos de los recién llegados.
Cuando Colón regresó a la Hispaniola en su segundo viaje en 1493,
encontró que la Navidad había sido arrasada y eliminados sus
habitantes. Pero no era fácil detener el interés del Viejo Mundo en
la expansión y su cruzada de esparcir el Catolicismo; Colón
estableció un segundo asentamiento, La Isabela, más hacia el
Este.
Luego de varios
intentos de establecer colonias en la costa norte de la Hispaniola,
finalmente se estableció el primer asentamiento permanente en el
Nuevo Mundo: Santo Domingo, establecido en la costa sur. Bajo
la soberanía española, toda la isla llevó el nombre de Santo
Domingo. Los indicios de la presencia de oro --la sangre
vital del naciente sistema mercantilista-- y una población de
nativos tratables que podían usarse como obreros se combinaron para
atraer a muchos españoles durante los primeros años. La mayoría de
ellos era simple aventureros que, por lo menos inicialmente, estaban
más interesados en adquirir rápidamente riqueza mas que en asentarse
en la tierra. Desde los inicios, las relaciones con los indios, a
quienes maltrataban de manera inmisericorde, se deterioraron.
Movidos por las incautaciones de alimentos y otras extorsiones, y
los abusos hacia sus mujeres, los indios se rebelaron pero fueron
dominados definitivamente en 1495.
Santo Domingo se
convirtió en el primer puesto de avanzada del Imperio Español. Las
expectativas iniciales de reservas de oro abundantes y de fácil
acceso demostraron que no tenían fundamento; aún así la isla llegó a
ser importante como asiento de la administración colonial, un punto
inicial para las conquistas de otras tierras y como laboratorio para
el desarrollo de políticas de gobierno de las nuevas posesiones. Fue
en Santo Domingo que los españoles introdujero el sistema de repartimiento por el cual los
peninsulares (personas
nacidas en España y que residían en el Nuevo Mundo) recibían grandes
concesiones de tierra y el derecho a usar los indios residentes en
ellas en las labores.
Colón, que gobernó
la colonia hasta 1499, intentó poner coto a los abusos más serios a
los cuales eran sometidos los indios prohibiendo las expediciones
contra ellos y regulando los impuestos informales impuestos por los
colonizadores, los cuales, por las limitaciones impuestas por estas
formas más suaves de explotación, empezaron a oponerse activamente a
Colón. Debido a sus demandas, Colón ideó el sistema de repartimiento de distribución de tierra e indios; bajo este
sistema, se otorgaba a perpetuidad, sin ninguna obligación para con
las autoridades, un gran porción de terreno junto con los servicios
de los indios que vivían allí. El sistema de repartimiento no
mejoró la situación de los indios, y la corona española lo cambió
instituyendo el sistema de encomienda en 1503.
Colón y su hermano
Bartolomé cayeron en desgracia ante la mayoría de los colonos, como
resultado de celos y avaricias, y luego también ante la corona
debido a su incapacidad de mantener el orden. Ya antes de 1500, los
terratenientes demostraron su poder conspirando exitosamente contra
Colón. Su sucesor, Francisco de Bobadilla, fue nombrado juez
principal y comisionado real por la corona española en 1499.
Bobadilla puso en prisión a Colón y lo envió a España, pero pronto
la Reina Isabel ordenó su liberación. Bobadilla demostró ser un
administrador inepto y en 1503 fue sustituido por el más eficiente
Nicolás de Ovando, quien asumió los cargos de gobernador y juez
supremo. Ovando estableció las bases para el desarrollo de la isla.
Durante su mandato, el sistema de repartimiento fue
sustituido por el de encomienda. Debido a sus éxitos en
iniciar las reformas deseadas por la corona --entre ellas, el
sistema de encomienda-- Ovando recibió el título de Fundador
del Imperio Español en las Indias.
Bajo el sistema de
encomienda, todas las tierras pasaban, en teoría, a ser
propiedad de la corona, y así los indios eran considerados como
inquilinos en tierras reales. El derecho de la corona a servirse de
los inquilinos podía transferirse en fideicomiso a colonos españoles
(los encomenderos) por una concesión formal y el pago regular
de tributo. Los encomenderos estaban autorizados a ciertos
días de trabajo por los indios, convirtiéndose en sus custodios. Así
los encomenderos asumían la responsabilidad de cuidar por el
bienestar físico de los indios y de instruirlos en el Cristianismo.
Una encomienda, teóricamente, no involucraba tenencia de la
tierra; en la práctica, sin embargo, la posesión se ganaba por otros
medios.
El duro trabajo que
se le demandaba a los indios y las privaciones que sufrían
demostraron la naturaleza artificial del sistema de encomienda,
que efectivamente operaba bajo un sistema de honor debido a la
ausencia de esfuerzos por parte de las autoridades españolas.
A la población
taína de Santo Domingo le fue muy mal bajo el gobierno colonial. El
tamaño exacto de la población indígena de la isla en 1492 nunca ha
sido determinada, pero observadores de la época dieron estimados que
variaban desde varios miles hasta varios millones. El Padre
Bartolomé de Las Casas estimaba 3 millones, lo que ciertamente es
una exageración. En todo caso, hubo cientos de miles de indígenas en
la isla.
Las labores
forzadas, abusos, enfermedades contra las cuales los indios no
tenían inmunidad, y el crecimiento de la población mestiza
contribuyeron, todos a la eliminación del Taino y de su cultura. Ya
para 1548 la población taína se había reducido a aproximadamente 500
personas, y en 1550 solamente 150 indios vivían en la isla. Las
consecuencias de ello fueron profundas. La necesidad de nueva fuerza
laboral para el cultivo creciente de la caña de azúcar obligó a la
importación de esclavos africanos empezando en 1503. Ya para 1520,
solamente se usaba la mano de obra de los esclavos africanos.
Ya varios años
antes de la desaparición de los taínos, Santo Domingo había perdido
su posición de principal colonia española en el Nuevo Mundo. Su
falta de riquezas minerales la condenaron al abandono por la Madre
Patria, especialmente luego de la conquista de la Nueva España
(México). En 1535, el Virreinato de Nueva España, que incluía México
y el istmo de América Central, incorporó a Santo Domingo, cuya
importancia siguió disminuyendo luego de la conquista del rico reino
de los Incas en Perú. La agricultura se convirtió en la actividad
principal de la economía isleña, pero la naturaleza desorganizada de
la producción agrícola no alcanzó los niveles de productividad que
caracterizaría a la colonia bajo el mando francés.
Las primeras
concesiones de tierra sin obligaciones bajo el sistema de repartimiento resultaron en una rápida descentralización del
poder. Cada terrateniente tenía una autoridad virtualmente soberana.
El poder era difuso debido a la tendencia de la ciudad capital,
Santo Domingo (que también era el asiento del gobierno de todas las
Indias españolas), a orientarse hacia la América continental, que
proveía de oro a la corona, y hacia España, que proveía
administradores, abastecimientos e inmigrantes para las colonias. El
gobierno local estaba condenado a la ineficiencia debido al poco
contacto entre la capital y el interior; para fines prácticos, el
campo caía bajo el dominio de los grandes terratenientes. Durante
toda la historia dominicana, este órden sociopolítico fue un factor
importante en el desarrollo de algunas de las características
distintivas de la cultura política de la nación tales como
paternalismo, personalismo, y la tendencia hacia un liderazgo
autoritario y fuerte.
En 1509, el hijo de
Colón, Diego, fue nombrado gobernador de la colonia de Santo
Domingo. La ambición de Diego y el esplendoroso ambiente que se dió
levantaron las sospechas de la corona, dando por resultado que, en
1511 la corona estableció la audiencia, una nueva institución
política con las intenciones de limitar el poder del gobernador. La
primera audiencia era simplemente un tribunal compuesto por
tres jueces cuya jurisdición se extendía hacia todas las Antillas;
constituía la más alta corte de apelación. La institución de la audiencia se esparció, eventualmente, por toda la América
Española.
La influencia del
tribunal creció, y en 1524 fue designado como Audiencia Real de
Santo Domingo, con jurisdicción en el Caribe, la costa atlántica
de América Central y México, y la costa norte de América del Sur,
incluyendo todo lo que ahora es Venezuela y parte de la actual
Colombia. Como corte que representaba la corona, la audiencia
recibió poderes extensos, abarcando funciones administrativas,
legislativa y consultivas; el número de jueces aumentaba
proporcionalmente. Las decisiones de la audiencia era
definitivas en los casos criminales, pero los casos civiles
importantes podían ser apeladas ante el Real y Supremo Consejo de
las Indias en España.
El Consejo de
las Indias, creado por Carlos V en 1524, era la principal
agencia de la corona española para dirigir los asuntos coloniales.
Durante la mayor parte de su existencia, el Consejo ejerció poder
casi absoluto en cuanto a dictar leyes, administrar justicia,
controlar las finanzas y el comercio, supervisión de la iglesia, y
la dirección de ejércitos.
El brazo del Consejo de las Indias que trataba todos los asuntos
concernientes al comercio entre España y sus colonias en América era
la Casa de Contratación, organizada en 1503. Se facilitaba el
control del comercio, en general, y la recolección de los impuestos,
en particular, con la designación de puertos monopólicos en ambos
lados del Océno Atlántico. Durante la mayor parte del período
colonial, el comercial de ultramar consistía principalmente en
convoyes anuales entre los puertos monopólicos. Estaba prohibido el
comercio entre las colonias y otros países. La corona también
restringía el comercio entre las colonias. Estas restricciones
estorbaban la actividad económica en el Nuevo Mundo y fomentaron el
tráfico por contrabando.
La Iglesia Católica
Romana llegó a ser el principal agente para diseminar la cultura
española en América. La organización eclesiástica desarrollada para
Santo Domingo y que luego fue extendida a toda la América Española
reflejaba una unión de la iglesia y el estado que era realmente más
estrecha que la prevaleciente en la misma España. El Real
Patronato de las Indias o, como luego fue llamado, el Patronato Real, servía como el agente de organización de esta
afiliación entre la iglesia y la corona española.
El prestigio de
Santo Domingo empezó a declinar en la primera parte del siglo XVI
con la conquista de México por Hernán Cortés en 1521, y el
descubrimiento allí, y luego en Perú, de una gran riqueza en oro y
plata. Estos eventos coincidieron con el agotamiento de los
depósitos aluviales de oro y la desaparición de la fuerza laboral
indígena en Santo Domingo. Numerosos colonos se mudaron a México y a
Perú; los nuevos inmigrantes españoles generalmente pasaban de largo
buscando mayores fortunas que se encontrarían en las tierras más al
Oeste. La población de Santo Domingo disminuyó, la agricultura
languidecía, y pronto España empezó a preocuparse con sus colonias
de tierra firme, más ricas y más extensas.
El estancamiento
que prevaleció en Santo Domingo durante los siguientes 250 años fue
interrumpido en varias ocasiones por enfrentamientos armados, ya que
los franceses y británicos intentaron debilitar el dominio económico
y político de España en el Nuevo Mundo. En 1586, el Almirante
británico, Sir Francis Drake, capturó la ciudad de Santo Domingo y
cobró un rescate para regresarla al control español. En 1655, Oliver
Cromwell despachó una flota inglesa, comandada por Sir William Penn,
para tomar Santo Domingo. Luego de enfrentar un fuerte resistencia,
los ingleses navegaron más hacia el Oeste y tomaron Jamaica.
La retirada del
gobierno colonial de la región costera norte abrió la puerta a los
bucaneros franceses, quienes tenían una base en la Isla Tortuga (Île
de la Tortue), cerca de la costa noroeste del actual Haití, para que
se establecieran en la Hispaniola a mediados del siglo diecisiete.
Aunque los españoles destruyeron varias veces los asentamientos de
los bucaneros, los franceses no fueron disuadidos ni expulsados. La
creación de la Compañía Francesa de las Indias Occidentales en 1664
indicó la intención de Francia de colonizar la Hispaniola
occidental. Sucedieron batallas intermitentes entre los colonos
franceses y españoles durante las siguiente tres décadas; sin
embargo, España, presionada por guerras en Europa, no podía mantener
una guarnición en Santo Domingo lo suficientemente grande para
asegurar toda la isla contra la intrusión. En 1697, con el Tratado
de Ryswick España cedía el tercio occidental de la isla a Francia.
El límite exacto de este territorio (Saint-Domingue --ahora Haití)
no fue establecido en el momento de la cesión y permaneció
cuestionado hasta 1929.
Durante los
primeros años del siglo dieciocho, los terratenientes en la colonia
española hicieron poco con sus inmensas posesiones, y fueron
abandonadas las plantaciones de azúcar debido al hostigamiento de
los piratas. El comercio extranjero prácticamente desapareció, y
casi todo el comercio doméstico sucedía en la ciudad capital.
La dinastía de los
Borbones reemplazó, en España a la de los Habsburgos en 1700. El
nuevo régimen introdujo innovaciones --especialmente reformas
económicas-- que empezaron a revivir gradualmente el comercio en
Santo Domingo. La corona relajó progresivamente los controles
rígidos y las restricciones sobre el comercio entre la Madre Patria
y las colonias y entre las colonias. Los últimos convoyes zarparon
en 1737; el sistema de monopolio de los puertos fue eliminado poco
después. A mediados de siglo, habían aumentado tanto la inmigración
como la importación de los esclavos.
En 1765, las islas
caribeñas recibieron autorización para comercializar ilimitadamente
con los puertos españoles; siguió en 1774 el permiso para que las
colonias españolas en América pudieran comerciar entre ellas. Se
redujeron grandemente, o eliminados totalmente, los derechos para
muchos productos. Ya en 1790, los comerciantes de cualquier puerto
en España podían comprar y vender en cualquier parte de la América
Española, y en 1800 España había abierto el comercio colonial a
todos las naves neutrales.
Como resultado del
estímulo dado por las reformas al comercio, la población de la
colonia de Santo Domingo aumentó de más o menos 6,000 en 1737 a
aproximadamente 125,000 en 1790. De este número, aproximadamente
40,000 eran terratenientes blancos, más o menos 25,000 eran negros o
mulatos libres, y algunos 60,000 esclavos. La composición de la
población de Santo Domingo contrastaba con la de la colonia francesa
vecina de Saint-Domingue, donde algunos 30,000 blancos y 27,000
hombres libres se beneficiaban del trabajo de por lo menos 500,000
esclavos negros. Para el colono español, Saint-Domingue representaba
un barril de pólvora, cuya eventual explosión tendría repercusiones
en toda la isla.
J Marcano
Descubriminto de América # 2,
de Biblioteca Virtual
Situación de Europa antes
del Descubrimiento
La situación del descubrimiento de
América fue producto del movimiento social y cultural, pero con
profundas raíces económicas, que se efectuó en los países mas
importantes de Europa durante los siglos XIII, XIV, XV y principios
del XVI.
En la Edad Media, y fundamentalmente
en los últimos siglos antes del descubrimiento de América, en Europa
se fueron gestando fuerzas sociales y económicas que conllevarían a
la expansión hacia los otros continentes.
El renacimiento fue ese movimiento
que construyo un puente colocado entre la edad media y la edad
moderna, y contribuyo grandemente a la extinción del sistema feudal
al cuestionar las arcaicas estructuras de la sociedad de la época.
Entre las causas del renacimiento
esta la invención de la imprenta, que permitió la disfunción de
distintos conocimientos, el desarrollo de la burguesía, que surge a
mediados del siglo XI con su criterio individualista y su espíritu
emprendedor; y la caída de Constantinopla.
Las ciudades italianas de florencia,
Venecia, Roma y Palermo fueron los puntos de partida del movimiento
renacentista que entre sus características principales estuvieron
las siguientes:
- Admiración e imitación de los
clásicos.
- Contradicción entre la tradición
y los nuevos Criterios.
- Espíritu emprendedor y optimista.
- Curiosidad científica.
Los acompañantes de Cristóbal Colon
en el primero y segundo viaje reunieron estas características,
además de ser amantes de la riqueza ilimitada y de las aventuras. El
renacimiento provoco profundos cambios en los países europeos, así
como el desarrollo de una economía mercantil, que a su vez hizo
solidificarse una nueva clase social -la burguesía, osea, la clase
que posee los medios de producción- interesada, entre otras cosas,
en los metales preciosos para acuñar monedas.
El hecho histórico de que fuera
Europa el continente que se expandiera a otros no se debió virtudes
raciales o culturales especiales de sus pobladores, sino al fenómeno
de haberse gestado por primera vez en la historia relaciones
capitalistas de producción aun cuando estas fueran incipientes
Los intercambios entre Europa y la
India, durante esta época se intensificaron, pero el comercio se
interrumpió a partir del 29 de mayo de 1453 al apoderarse los turcos
de Constantinopla, lo que motivo a los europeos a buscar una nueva
ruta comercial.
La posesión de Constantinopla por los
árabes dejo a Europa sin la ruta comercial que utilizaban para
obtener las especies, sedas y el azúcar que tanto necesitaba, al
mismo tiempo que los enfrentamientos entre Francia, Italia,
Inglaterra y demás países se agudizaron.
A esta situación se unió la búsqueda
de minas auríferas para enriquecer los tronos y así pretender
imponerse a los demás, como ocurrió en el caso particular de las
motivaciones que llevaron a la reina a aceptar el plan colombino.
Los Inventos
Los inventos que se produjeron en el
inicio de la Edad Moderna, facilitaron la búsqueda de las deseadas
rutas hacia los países de la especias, China y la India, y
provocaron una total transformación de la vida europea.
A partir del siglo XI, dos inventos
fueron vitales para las empresas descubridoras: La brújula y el
Astrolabio. La primera atribuida a los chinos, permitió a los
navegantes orientarse mediante la aguja imantada que señala al
Norte.
El astrolabio es un instrumento para
medir la altura y la posición de los cuerpos celestes, por lo que es
útil para determinar la latitud, y longitud, de ahí, que jugo un
papel de primerisima importancia en 1492.
Otro invento también de importancia
en el descubrimiento y conquista de América, y que cambio
radicalmente la manera de hacer la guerra fue la pólvora. La
imprenta fue otro invento de gran importancia, ya que sirvio para
transmitir los conocimientos de manera asombrosa, facilitando el
acceso a los libros.
Las Exploraciones Marítimas
Los grandes inventos citados hicieron
posible las exploraciones marítimas, las cuales fueron encabezadas
por los portugueses y los españoles a causa de la ocupación de
Constantinopla por los turcos.
Los portugueses fueron los
precursores de la navegación oceánica y a mediados del siglo XV
habían descubierto y colonizado las islas de Madera y los Azores.
Así mismo, habían explorado las costas de África hasta el golfo de
la Guinea, Bartolome Diaz, presidiendo una expedición llego al Cabo
de las Tormentas en 1487, llamado luego Cabo de Buena Esperanza.
Vasco De Gama completo el
descubrimiento de Diaz al dar la vuelta a la extremidad Sur de
África en 1497, y un año después navego hasta las indias, cuando ya
era una realidad el descubrimiento y colonización por parte de
España de un continente cuatro veces mayor que Europa.
Los adelantos en la arquitectura
naval y la navegación permitieron las expediciones marítimas a
partir de la segunda mitad del siglo XV, correspondiéndole a España
descubrir un continente que no estaba en capacidad de conquistar y
colonizar debido a que acababa de salir de una intensa guerra de
varios siglos en contra de los islamitas que ocuparon su territorio
en el siglo VIII.
Situación Economica-Social de
España
La situación que impero en España a
fines del siglo XV explican el por que ocurrieron una serie de
hechos en ese inmenso mundo descubierto en 1492. La historia de
España, a partir del siglo VII es distinta a la que tuvieron los
demás países europeos.
Esta al ser invadida por los árabes
se vio impedida de que el régimen feudal se desarrollara de la misma
manera que en los demás países europeos.
Hubo un grupo étnico que tuvo
influencias importantes en el sentido económico, los judíos los
cuales se fueron estableciendo masivamente en España durante los
siglos de ocupación musulmana aprovechando el hecho de ser España el
país mas avanzado de la región y por tanto favorable a sus empresas
mercantiles.
La parte septentrional de España fue
la única que no cayo bajo el dominio de los islamitas, lo que
facilito en ella la creación de pequeños estados independientes, que
a partir del siglo XI iniciaron un movimiento que se denomino
Reconquista, y termino en el siglo XV con la expulsión de los árabes
en toda la península Ibérica.
España durante el periodo de la
invasión fue escenario de luchas intestinas de los siervos por la
emancipación de las ciudades y de los nobles en torno al poder real,
así como de los cristianos, mahometanos y hebreos por el predominio
de los dogmas religiosos.
No obstante esa situación, España fue
uno de los países mas avanzados de Europa durante la Edad Media
debido al dinamismo de su economía imprimido por árabes y judíos,
principalmente en las ciudades, contrario a lo que ocurría en otros
países donde existía una economía rural, propia del sistema feudal
que vivían.
La estructura feudal española se
distribuía de la manera siguiente:
- La alta nobleza,
integrada por la aristocracia militar y los eclesiásticos.
- La baja nobleza,
compuesta por hijosdalgo, militares y frailes enriquecidos.
- La clase media, formada
por tenedores, armadores, cirujanos, notarios y campesinos
acomodados.
- La clase laboral, que se
encontraba organizada en gremios jerarquizados.
- Los campesinos, que
constituían el 80% de la población.
La composición social de España a fines
del siglo XV permitió una alianza entre los dos principales reinos
que no estaban bajo la dominación de los islamitas: Castilla y
Aragón.
Unidad Entre Castilla y Aragón
La alianza concertada por las
noblezas de castilla y aragón a través de la unión matrimonial de
Fernando e Isabel la Católica en 1479 constituyo el Estado Unificado
o Estado Único de España. Los Reyes Católicos la emprendieron
entonces, en contra de los señores feudales al contar con la ayuda
de la burguesía de las ciudades, organizadas en la Santa Hermandad.
Luego procedieron a someter las
ciudades, que eran autónomas, al poder de los funcionarios reales, y
de esta manera obtuvieron el poder absoluto y la unificación de
España para marchar en contra del invasor que tenia siete siglos de
dominación en la península ibérica.
Los Reyes, no obstante, estuvieron
conscientes de que sin la ayuda decidida de la Iglesia no podrían
expulsar a los islamitas, por lo que fueron en su búsqueda y en 1480
crearon un tribunal denominado la Inquisición, con el nombre de
Santo Oficio, en el que se juzgaban a todo aquel que alegadamente no
fuera catolico.
La Inquisición significo un fabuloso
negocio de enriquecimiento para distintos sectores de la sociedad
española, y mucho mas para la caída de Granada el 2 de enero de 1492
al ser derrocado el ultimo rey moro: Boabdil.
El Santo Oficio, a partir de esta
fecha, se hizo mas operacional, ya que moros, judíos y hasta muchos
españoles fueron acusados falsamente de herejes y conducidos a la
horca.
El triunfo de los Reyes Católicos
sobre los islamitas puso fin a una invasión de siete siglos, así
como a las luchas intestinas que se produjeron durante ese periodo.
No obstante, España se convirtió en 1492 en escenario de agudas
contradicciones entre los representantes del viejo orden feudal -la
alta nobleza- y los que defendían las nuevas relaciones mercantiles
-la burguesía- producto del desarrollo de importantes núcleos y
otros factores sociales.
El cambio de situación en este país
provoco que la nobleza y el clero dirigieran sus ataques en contra
de los moros y judíos, estos últimos encargados del comercio, de las
profesiones liberales, de la usura y de otras actividades, los
cuales fueron expulsados, acción esta realizada por la alta nobleza.
La medida obstaculizo el camino del
desarrollo capitalista español, ya que eran los judíos y los árabes
los portadores directos del desarrollo del comercio, la banca, la
usura y de la manufactura en proceso de nacimiento.
La expulsión de los moros y judíos
constituyo un retroceso económico, social y político para España,
pero al mismo tiempo contribuyo al fortalecimiento de la alta
nobleza formada por la aristocracia militar y eclesiástica. Las
consecuencias de estas medidas se observaran a todo lo largo del la
historia de España y específicamente de la colonización en América
hasta el siglo XVIII como mas adelante veremos.
ETAPA COLOMBINA
El viaje de Cristóbal Colon que tuvo
por consecuencia el arribo a América de los europeos fue parte de
los esfuerzos que se estaban haciendo para organizar, sobre nuevas
bases, el comercio del Occidente de Europa con los países de Oriente.
El Plan Colombino consistió en la
búsqueda de una ruta mas corta para llegar a las Indias, o sea, a
las tierras de las especias -la pimienta, nuez moscada, canela,
clavos dulces, etc-, así como azúcar y oro. El marinero Colon, ideo
este plan con el objetivo de satisfacer las aspiraciones que observo
imperaban en los distintos tronos que visito.
Se destacaba el comercio de las
especies, el cual había sido el mas afectado por los progresos
turcos en el Mediterráneo oriental durante el siglo XV.
Por otra parte, los españoles
deseaban obtener fuentes de aprovisionamiento de oro a costos
baratos, ya que para esa época y desde hacia algunos siglos, no se
extraía oro en el continente europeo y el valor de ese metal era
extraordinariamente alto debido a su escasez.
Los españoles también estaban
pensando en un imperativo que cada día exigía mas, la expansión
comercial de finales del siglo XV en el Occidente del Mediterráneo.
Colon nació en Génova en 1451 y
comenzó a temprana edad a practicar la navegación y a sostener
contactos con marinos y geógrafos convencidos de la esfericidad de
la tierra y de la posibilidad de encontrar una ruta mas corta hacia
las indias, viajando por Occidente.
La creencia de este plan fue producto
de los conocimientos que se tenían, los cuales datan del siglo XII
cuando los hombres de ciencia en toda Europa habían descartado que
la tierra fuese plana, ya que comprobaron que los escandinavos
descubrieron el continente, llamado después Americano, en el año
1000, pero este hallazgo no tuvo ninguna repercusión. Los
conocimientos que se acumularon sobre el particular a fines del
siglo XV, permitieron a Colon dar forma a la teoría de la esferidad
de la tierra.
Las ideas de Colon no encontraron
asidero en ninguna de las Cortes por que en 1485 abandono Portugal
con destino a España, donde obtuvo la protección de los padres
franciscanos, quienes le facilitaron en 1485 dos encuentros con los
monarcas españoles, uno en Acala de Henares, y otro en Madrid.
Las entrevistas hicieron posible la
celebración de la famosa Junta de Salamanca, donde se examino el
proyecto colombino, pero se rechazo por impracticable. No obstante,
Colon no se desánimo y fue nuevamente recibido por los Reyes
Católicos en 1485, pero sin obtener los resultados que esperaba.
La caída de Granada en 1492 le
facilito la oportunidad de otra entrevista con los Reyes, pero al
igual que las anteriores, los resultados no fueron alagadores para
el marinero, que decepcionado se dispuso abandonar el lugar para no
volver mas.
Sin embargo, antes de salir, el
tesorero de la Reina Isabel, el judío Luis de Santagel, convenció a
la monarca de la materializacion del proyecto significaría el
aumento del poder de España frente a los demás países europeos.
La beata creían estuvo consciente de
que el trono no se sostiene solo con creencias por lo que decidió
aceptar el plan colombino al convencerse de que el mismo podría
significar la obtención de especias y oro que tanto requería la
corona para colocarse por encima de los demás países.
Financiamiento de la Empresa
El financiamiento de la empresa
descubridora estuvo a cargo de los burgueses españoles e italianos,
contrario a la creencia de hace años, la Corona no aporto un solo
centavo, ni mucho menos la Reina Isabel. Ella dio su aprobación
cuando se percato de que dicha empresa era respaldada por mercaderes
sensatos.
La mayor aportación económica fue
hecha pues, por Luis de Santagel, pero también contribuyeron los
hermanos Pinzón, el rico marino Martín Yanez, así como el propio
Colon, quien entrego una pequeña parte.
Capitulaciones de Santa Fe
Cristóbal Colon, insistió antes de
iniciar su viaje en la firma de un documento que consignara los
beneficios que debían recibir en caso de tener éxito, puesto que
estaba consciente de que en Castilla gobernaba la nobleza, y el no
era noble, por lo tanto no pertenecía.
De ahí, que al recibir el aval de la
Reina se preocupo porque todo cuanto se hiciese sobre el particular
estuviese escrito, por eso firmo con los monarcas en la ciudad de
Santa Fe, las famosas capitulaciones.
Las capitulaciones de Santa Fe
establecieron:
- Los Reyes Católicos nombraban,
desde entonces, a Cristóbal Colon su Almirante y Virrey perpetuo
en todos los mares, islas, tierra firme que descubriese.
- Para los gobiernos particulares
de cada plaza, isla, provincia o reino, los Reyes Católicos
nombrarían un representante escogido, en la terna que el les
presentaría.
- En todas las riquezas o
mercancías, de cualquier naturaleza que fuesen, producidas por
las nuevas conquistas, el Almirante, después de sacados los
gastos, tendrían la décima parte, sobre los derechos Reales.
- Las diferencias que pudiesen
sobrevenir, en la extensión del nuevo Almirantazgo, respecto al
comercio o a riquezas y mercancías, serian juzgadas por el
almirante, o por sus tenientes en su nombre, como se practicaba
respecto al Almirante de Castilla.
- Todas las naves que se armasen,
para hacer el comercio, en los nuevos d descubrimientos, el
mismo Almirante podría interesarse por la octava parte.
En pocas palabras las capitulaciones
de Santa Fe conceden a Colon la dignidad de Almirante del Océano y
Virrey de las tierras que llegase a descubrir.
Igualmente la décima parte de las
ganancias que obtuviese el Estado español en la empresa, así como la
posibilidad de embarcar por cuenta privada la octava parte de las
mercancías con destino a los establecimientos que se fundaran.
Colon quedaba incorporado a la alta
nobleza con privilegios de carácter feudal que; aunque iban en
contra de la política absolutista de los Reyes, fueron necesarios
para decidirle a emprender la aventura del descubrimiento.
Ahora bien, las capitulaciones de
Santa Fe solo se cumplieron al principio, ya que era para 1495 el
mercader Juannotto Verardi, muy unido a los intereses colombinos,
pidió a los Reyes que se permitiera a colonizadores de la isla
Española efectuar viajes de descubrimientos y rescate.
EL DESCUBRIMIENTO
DE AMERICA
El 12 de octubre del 1492,
treintitres dias después de haber salido Cristóbal Colon de Gomera,
llego a una isla que los indígenas llamaban Guanahani y que el
bautizo con el nombre de San Salvador al considerar que había
llegado al mar de las islas orientales.
Colon se puso de inmediato en
contacto con los aborígenes de la isla, de nombre araucanos. Los
españoles conocieron en la isla de Guanahani las hojas del tabaco al
ser obsequiados con las mismas, además, observaron que algunos
indígenas llevaban piezas de oro en sus cuerpos, principalmente en
la nariz.
El descubridor continuo sus
exploraciones, en Cuba, donde se produjo un hecho de gran
importancia al desertar de la pequeña caravana, Martín Alonso Pinzón
el 20 noviembre, llevándose consigo la nave La Pinta, de su .
Pinzón deserto al tener conocimiento,
de parte los aborígenes, de la existencia de la isla de Haiti, donde
la gente recogía el oro en la misma orilla de los ríos.
El Almirante llego a la isla de Haiti
en la noche del 5 de diciembre del año 1492, entrando por la bahía
que denomino San Nicolás, situada en el extremo occidental de la
Costa Norte.
El 6 de diciembre piso tierra y al
amanecer del día 7 marcho hacia oriente llegando hasta el cabo
oriental de La Tortuga, donde se detuvo y lo bautizo con el nombre
de la Concepción.
El sábado 15 se dirigió al puerto que
denomino la Paz, lugar donde sostuvo por primera vez u encuentro con
los indígenas de la isla. El Almirante se entero en ese lugar de que
el cacique principal de esa zona era Guacanagarix que dirigía el
extenso territorio del cacicazgo de Marien.
Alianza
Para garantizar operaciones de
intercambio y para crear condiciones para el establecimiento de
vínculos de dominación colonial, Colon se dedico a entablar amistad
con los jefes indígenas (caciques) que encontraba a lo largo de su
trayecto.
Un factor importante que encontraron
los españoles a su favor fue la organización política que se había
operado en la isla al momento de ellos llegar, es decir, la división
de cinco grandes cacicazgos y el haber llegado por el cacicazgo que
aparentemente confrontaba problemas con los demás, o sea, el de
Marien.
Particularmente se dio cuenta de que
el cacique Guacanagarix era el mas importante de cuanto hasta
entonces había encontrado, por lo que concibió la idea de dejar un
reducto fortificado con una decenas de españoles que garantizaran la
propiedad eminente de la Corona de Castilla sobre las islas
descubiertas.
El cacique Guacanagarix acepto la
alianza con los recién llegados españoles a causa de contradicciones
que tenia con otros caciques cercanos, principalmente con Caonabo,
las cuales habían dado lugar a pequeñas guerras que habían culminado
con el asalto de su aldea.
En otras palabras, la alianza con
Colon fue un acto inocente, como podía concebirse cualquier alianza
tribal en los marcos de la sociedad taina, sin imaginarse las
terroríficas consecuencia que traería la presencia de los españoles.
La alianza entre Guacanagarix y
Colon, no obstante, a quien mas convino fue a Colon, ya que a través
de ella obtuvo informaciones que quería en torno a la Española.
El Fuerte Navidad
Por el descuido de la tripulación, la
nave capitana, o sea, La Santa María encallo a pesar de las rápidas
maniobras del Almirante, por lo que este instruyo a sus hombres, que
recibieron la ayuda de los indígenas de Guacanagarix, para que con
los restos del barco encallado se construyera un fuerte.
Este fuerte se hizo de madera y
piedra sólidamente trabadas y se encontraba entre la desembocadura
del rio Guarico y la Punta de Picolet.
El nombre de la Navidad le vino por
haber escapado Colon del naufragio el día de pascua. Luego de haber
sido construida la fortaleza, el Almirante decidió retornar a España,
dejando en el lugar a mas de 30 hombres armados con provisiones
suficientes para que lo esperaran.
Asimismo, Colon marcho en la carabela
La Niña con el oro que había adquirido para dar a los Reyes
Católicos una muestra del triunfo obtenido, al encontrar, según su
apreciación, otra ruta para llegar a las Indias
Antes de partir, este dio
instrucciones precisas a los que quedaron en el lugar a fin de que a
su regreso hubiesen iniciado el proceso de colonización.
Fueron las siguientes:
- Mantenerse unidos en torno al
mandato de Diego de Arana.
- Respetar a Guacanagarix y demás
caciques indios localizados en las cercanías del fuerte.
- No rescatar indígenas por la
fuerza.
- Los españoles no deberían
dirigirse hacia el interior de la isla.
- No esperarlo para ubicar las
tierras eurificas que los indios describían.
Pero, no bien se hubo marchado Colon,
los españoles del fuerte de la Navidad perdieron la disciplina y se
dividieron por motivos de ambiciones rivales.
En forma desordenada empezaron a
apoderarse de los pocos bienes que estimaban útiles de los
pobladores tainos, así como de mujeres, y a cometer todo tipo de
abusos amparados en su superioridad bélica.
Un grupo de ellos decidió abandonar
el fuerte y marchar a la zona donde se decía estaban los mejores
yacimientos de oro, los montes del Cibao, siendo aniquilados por las
fuerzas de Caonabo, uno de sus principales caciques.
Tras esto, Caonabo decidió, en unión
a otros caciques importantes, principalmente Maireni, extirpar la
presencia de intrusos tan peligrosos y uno o dos meses antes de la
llegar Colon de regreso, incendio el fuerte dando muerte a los
últimos españoles que quedaban en su interior.
Colonización Y Conquista
Los Reyes Católicos, después de ser
informados por el Almirante de los hallazgos que había hecho en las
tierras descubiertas, procedieron a organizar una gran expedición
que se diferencio totalmente de la primera.
El arcediano de la catedral de
Sevilla, Don Juan Rodríguez de Fonseca, fue designado administrador
y fiscalizador de la empresa, debido a su probada capacidad de
organizador.
El establecimiento colonial se
concibió mediante una mezcla de las experiencias colonizadoras
españolas y de las experiencias comerciales y de factoría de los
portugueses.
Se dispuso el reclutamiento de
labradores, soldados, sacerdotes, artesanos y otros trabajadores
para dar base población a la empresa. se transportarían, igualmente,
simientes, cabezas de ganado, medios de producción y todo lo
necesario para conformar una sociedad española transplantada al otro
confín del océano.
La expedición salio de España el 25
de septiembre de 1493 luego que los Reyes Católicos le renovaran a
Cristóbal Colon los beneficios de las capitulaciones de Santa Fe.
Unas 1200 personas se trasladaron a la isla en 13 buques para fundar
el enclave colonial.
Bulas Papales
La bulas papales fueron los
instrumentos utilizados por los reyes para legitimar su derecho en
el nuevo mundo.
El Papa Alejandro IV, quien era
español, emitió su primera bula el 3 de mayo de 1493, reconociendo
el derecho de España al dominio de las tierras que Colon había
descubierto. Sin embargo, los reyes no quedaron satisfechos con esta
y exigieron una segunda que fue emitida el día cuatro del mismo mes.
De acuerdo a esta ultima bula las
tierras otorgadas a España se encontraban separadas de las que
fueron concedidas a Portugal por medio de una línea imaginaria,
trazada de polo a polo que pasaba a cien leguas de la isla de Cabo
Verde, próximo al cabo Bajadar, situado en el extremo mas occidental
de África.
Tratado de
Tordesillas
Los Portugueses, no obstante,
continuaron insistiendo en sus reclamos y el 7 de junio de 1494
lograron firmar con España un tratado en el que se corría hasta 370
leguas la línea imaginaria, lo que equivalió a que España, sin
saberlo, cediera una extensión del globo que convirtió a los
portugueses en los dueños de Brasil.
Dominación de
Los Tainos - Fundación de la Isabela
Al llegar en su segundo viaje Colon,
después de comprobar el exterminio de los habitantes del fuerte de
la Navidad, decidió fundar una villa de españoles.
El esquema colonizador se basaba en
el mantenimiento de la separación de españoles e indígenas. Los
primeros, asentados en villas y fuertes, debían constituir la base
para nuevas expediciones de descubrimientos y rescates.
La explotación de los indios se
realizaría a través del pago de tributos a la Corona, sobre todo oro.
Para esos fines, Cristóbal Colon fundo la primera ciudad del Nuevo
Mundo, que llamo La Isabela, el 2 de enero 1494 y el día 6 celebro
la primera misa a cargo de 13 eclesiásticos.
La villa fue fundada cerca de la
desembocadura del rio Bajabonico próximo a los montes del Cibo, a
fin de facilitar el rescate y la extracción de oro.
Tan pronto dio los pasos
indispensables para la organización de la vida del centro
colonizador en la Isabela, y después de superar muchísimos problemas
como lo fueron la falta de alimentos, la adaptación al nuevo
ambiente, enfermedades, insurrecciones, entre otros, Colon dispuso
dos expediciones de exploración.
Estas expediciones fueron dirigidas
al interior de las isla, tras la cual el mismo dirigió una tercera
que culmino con la fundación del primer fuerte en el interior de la
isla con fines de control militar y económico de la isla en la zona
de los montes del Cibao.
Tras esto, Colon marcho en un nuevo
viaje de descubrimiento por la isla de Cuba, la que creyó ser Tierra
Firme del continente asiatico, también en este viaje descubrió a
Jamaica.
Sojuzgamiento
de Tainos - Factoría Colombina
Los viajes de exploración eran
difíciles y poco rentables a causa de lo exiguo de las existencias
de oro en las islas antillanas. Entre las diversas islas, donde mas
oros se recogía era en la Española, por lo cual Colon decidió
concentrar sus esfuerzos iniciales en el sojuzgamiento de su
población indígena.
El objetivo era obligarlos a rendir
pesados tributos en ese metal pues advirtió que las existencias de
oro de los tainos eran pequeñas y que el rescate debía ser
abandonado y pasar al cobro coactivo de tributos.
Para ello necesitaba crear una
estructura militar que hiciera posible tal objetivo. Concibió la
necesidad entonces de organizar una red de fortalezas en el interior
de la isla a partir del emplazamiento costero de la Isabela.
En esos años fundo los fuertes de
Santo Tomas, Magdalena, Esperanza, Concepción y Bonao, objetivo que
se logro entre 1496 y 1497 durante la gestión de su hermano
Bartolome.
La fundación de estos fuertes era
acompañada por el sojuzgamiento militar de las comunidades tainas.
Con estos movimientos se da origen a la Factoría Colombina.
El primer periodo de la factoría
basada en el rescate de oro y la eventual venta de esclavos indios
duro un año (1493-1494), ya que a partir de la batalla de la Vega
Real se impuso el tributo, dando inicio a un nuevo periodo
(1494-1497), que consistió en obligar a los indios mayores de
catorce años a otorgar un cascabel lleno de oro o una arroba de
algodón.
La factoría fue el primer signo de
esclavitud impuesta a los aborígenes, así como un inhumano
instrumento demoledor de su integridad física y moral. Demás esta
añadir que los indígenas se vieron imposibilitados de cumplir con el
tributo porque en la isla no hubo el oro que los españoles llegaron
a creer ciegamente que existían.
Resistencia:
Los tainos de la región central
opusieron una gran resistencia. Inicialmente el cacique Caonabo de
Maguana, dirigió una confederación militar de caciques que hizo
resistencia a los propósitos españoles.
Caonabo hizo frente a los españoles y
sitio durante un mes el fuerte de Santo Tomas, que estaba al mando
de Alonso de Ojeda. Sin embargo, al no poder tomar el fuerte, el
cacique se retiro a su pueblo de la Maguana.
Cristóbal Colon ordeno luego a Ojeda
la captura de Caonabo y en una forma similar a una novela, el
español logro cumplir la orden recibida apresandolo en sus propios
predios.
Tras el apresamiento de este cacique,
se formo otra confederación todavía mas extensa donde aparentemente
entraron la mayor parte de los caciques del sector central de la
isla y aun de otras regiones.
La magnitud de la resistencia de los
indígenas obligo a Colon emprender una larga campaña de varios meses
que tuvo por resultado la derrota total de los indios tras unas
series de escaramuzas que culminaron en el combate del Santo Cerro,
donde mas de 5000 indios perdieron la vida.
La derrota de los aborígenes,
capitaneados por Guacanagarix, quien resulto prisionero, dio lugar a
todo tipo de crueldades en contra de estos que fueron aniquilados en
forma masiva a través de procedimientos de terror reducidos a la
esclavitud.
La mayoría de los caciques acepto
formalmente reconocer el dominio de la corona española y la acción
militar de los españoles, así como la compulsión destinada al pago
de los tributos, dieron lugar a las mas inenarrables crueldades.
El pago de los tributos resulto
imposible para los tainos y Colon procedió a la aplicación de
medidas terroristas para su obtención, por lo cual los tainos
pasaron a otro tipo de resistencia.
En primer terminó, empezaron cada vez
mas a huir a los montes declarándose en estado de franca rebeldía.
Concibieron tácticas de dejar de sembrar sus productos y de
alimentarse de los frutos silvestres a fin de obligar a los
españoles a abandonar la isla por hambre.
Empezaron a practicar los suicidios
individuales y colectivos que a veces abarcaban aldeas completas,
así como los abortos. Finalmente, se intentaron grandes
insurrecciones agrupando muchas tribus.
La mayoría de estas insurrecciones no
llegaron a materializare. La primera de ellas dirigida por un grupo
de caciques de las cercanías del fuerte de Santiago de los
Caballeros, planeaba asesinar en un día determinado a todos los
españoles que habitaban la isla.
Aprovechando que en esa época la
mayoría de los españoles vivía en las mismas aldeas indígenas y no
en los fuertes, a causa de la necesidad de proveerse de los
alimentos.
La única de estas insurrecciones que
logro mantenerse un tiempo fue la resistencia de los ciguayos. Pero,
tras el apresamiento de su cacique Mayobonex, se comprometieron a
labrar tierras en beneficio de los españoles, aunque mas tarde de
nuevo se rebelaron.
REBELION DE
ROLDAN
El triunfo obtenido por el Almirante
sobre los aborígenes no resolvió del todo los problemas que tenia,
ya que un sector de importancia dentro de los españoles manifestaba
su inconformidad y desobediencias a las disposiciones del gobernador.
Desde los primeros meses de 1494
empezaron a escasear los productos alimenticios de proveniencia
europea y a los recién llegados les resulto verdaderamente difícil
habituarse a consumo de tubérculos nativos.
Por otra parte, el clima de la isla y
las difíciles condiciones de vida determinaron que empezaran a morir
españoles en numero importante o a contraer enfermedades que les
imposibilitaban trabajar.
El descontento se agravaba por la
ausencia de oro. La imposición del tributo resulto un completo
fracaso y los sueños quiméricos de encontrar enormes cantidades de
oro que les permitieran volver rico a España empezaron a diluirse de
la cabeza de casi todos los españoles.
Pero lo mas importante fue que la
explotación de la mano de obra de los indígenas estaba rigurosamente
prohibida a cualquier español. Los indios únicamente debían tener
relación con el enclave colonial a través del pago de los tributos.
Así que Colon tuvo que viajar hacia
la Metrópoli en 1496, con la intención de aclarar ante los Reyes su
situación en la Española. Además, debía responder a las acusaciones
contra la factibilidad del proyecto hecha por un grupo de hidalgos
que no encontraron nada que explotar en la isla y expresaron su
resentimiento, y su carácter monopolico.
Estas protestas y el descontento
reinante en la isla, junto con el lógico celo que guardaban hacia la
persona de Colon, determinaron a los Reyes a enviar un comisionado
regio, el camarero Juan de Aguado, a fin de que se le informara
exactamente sobre lo que sucedía.
Aprovechando la ausencia de Colon y
de Bartolome, que estaba en Xaragua, un grupo de descontentos
dirigido por el Alcalde Mayor de la isla, Francisco Roldan, se
declaro en estado de rebelión contra el sistema constituido.
Roldan desde su posición de Alcalde
Mayor pudo fácilmente acaudillar a los sediciosos, quienes
formularon una serie de demandas no solo de corte económico, sino
sociales y políticas.
El Alcalde Mayor obtuvo el respaldo
de la tercera parte de los españoles con los que se traslado a la
región de Jaragua donde prácticamente constituyo un gobierno aparte
del de Bartolome.
Roldan contaba con el apoyo de los
aborígenes, a los cuales prometio abolirles el tributo establecido
en la segunda etapa de la Factoría Colombina.
Estas fueron sus demandas:
- Libertad para los españoles que
desearan regresar a España.
- Libertad a los españoles que se
quedaran para poder casarse con las indígenas y de esta manera
convertirse en Caciques Blancos. Y de este modo explotar el
trabajo de los aborígenes.
- Distribución de tierras entre
los españoles que no desearan retornar a España.
Las nuevas instrucciones autorizaban
a Colon a repartir parcelas de tierra en calidad de propiedad
privada plena a los españoles residentes en la isla, con tal de que
residieran en ellas y las labraran por un periodo de 5 años.
Sin embargo, esta modificación no
alteraba las condiciones que determinaron el alzamiento de los
roldanistas y la grave crisis a que estaba sujeta la naciente
colonia.
Largas negociaciones se
desenvolvieron entre el gobierno de Colon y los roldanistas, cuyas
exigencias se convirtieron en inaceptables para el primero, pero
este tuvo que ceder al darse cuenta de que era imposible o demasiado
arriesgado sustentar una lucha frontal con los alzados.
A mediados de 1499 se llego a un
acuerdo firmado en Azua, donde se estipulaba que todos los que
desearan podían regresar a la península; se mantenía a Roldan como
Alcalde Mayor de la isla; Colon se comprometía a repartir conucos de
los indígenas entre los españoles, así como de extraer oro en forma
temporal.
Las noticias llegadas a la corte de
España sellaron negativamente la suerte de Colon. Ya antes de tener
las noticias de la rebelión de Roldan, los monarcas habían decidido
sustituir a Colon pero habían aplazado la puesta en marcha de la
decisión. Luego usaron esto como pretexto para su destitución y
algunas disputas para anular su autoridad.
Para estos fines nombraron al
Comendador Francisco de Bobadilla para que tomara plenos poderes en
la isla e hicieron embarcarse a Colon y a otras autoridades a
España.

El
viernes 3 de agosto de 1492, antes de rayar el alba, partió
Cristóbal Colón del puerto de Palos de la Frontera, con una
expedición de cien hombres y tres carabelas. La Niña comandada por
Vicente Yanes Pinzón, la Pinta por Martín Alonzo Pinzón y la Santa
María por el mismo Almirante; poniendo proa hacia el oeste.
Debido a desperfectos en la carabela Pinta, que hacía agua se vio
precisado a atracar en la isla de Gran Canaria. El jueves 6 de
septiembre reinició su viaje en busca de una ruta más corta hacia
las tierras del Gran Kan.
Tras
navegar la expedición por tres meses y el Almirante superar varios
intentos de amotinamiento, el 12 de octubre a las 2 de la mañana;
el marinero Rodrigo de Triana quien se encontraba de guardia en el
castillo de proa de la Pinta, fue el primero en divisar la blanca
playa de una de las islas Bahamas. A la que bautizó el descubridor
con el nombre de San Salvador.
Colón se mantuvo por varios días visitando las pequeñas islas del
archipiélago, hasta que fue informado por los aborígenes de la
existencia de una isla grande; a la que llamaban Cuba, donde llegó
el domingo 28 de octubre y la bautizó con el nombre de Juana.
En
Cuba fue deslumbrado por su belleza, dijo que era la isla más
hermosa que ojos humanos hubiesen visto y por su tamaño pensó que
era un continente, aquí oyó hablar de otra isla más al este; donde
existían indios antropófagos (los caribes) y mucho oro.
Partió de Cuba el 4 de diciembre de 1492 en busca de la nueva
tierra, la cual observó por primera vez desde la banda de estribor
de la carabela Santa Maria; el 5 de diciembre de 1492, la tierra
que los indígenas llamaban con los nombres de Babeque, Quisqueya
Haití o Bohío.
La
nueva tierra fue bautizada con el nombre de la Española, por la
similitud que encontró con las tierras de Castilla. Colón exploró
la isla, siendo embrujado por su lujuriosa foresta y la belleza de
sus paisajes; en el Valle de Cibao se creyó en el paraíso,
expresando el lunes 24 de diciembre que no había otra tierra tan
bella como la Isla Española, ni mejor gente que la que en ella
vivían.
El Almirante al parecer iba a continuar explorando el
área, pero el martes 25 de diciembre de 1492 sucedió algo
inesperado, debido a la inexperiencia de un grumete que en ese
momento timoneaba la nave insignia (la carabela Santa María), esta
encalló frente a las costas del cacicazgo de Marién; donde fue
recibido Colón con toda su tripulación cortésmente por su cacique,
el indio Guacanagarix.
Con la cooperación de los aborígenes y los restos de la carabela
Santa María, Colón se vio precisado a fundar el Fuerte de la
Navidad; dejando en él durante su viaje de regreso a España, a 39
hombres al mando de los tenientes Diego de Arana y Pedro Gutiérrez.
La
fusión cultural de los españoles, los aborígenes y más tarde los
negros esclavos que fueron traídos de África, dieron inicio a la
Cultura de origen Europeo más vieja del Continente Americano.
Justamente podemos decir, que fue Cristóbal Colón el precursor de la
cultura dominicana; por tanto fue culturalmente el primer
dominicano.

El
Gran Almirante del Mar Océano, de acuerdo a algunos historiadores
desarrolló un amor poco entendido por la Isla Española, pues en ella
fue víctima de vejámenes por parte de los Reyes de España, que le
prohibieron visitarla, así como de traiciones de parte de sus
compañeros.
Aún
hoy en nuestros días, continúa siendo el Descubridor víctima de
injusticias, pues muchos por desconocimiento de la época, le acusan
de mala fe, así como de actos que en muchos casos no cometió.
Juzgándole con los valores vigentes en el siglo de las luces el
siglo 20, olvidando maliciosamente que: Colón fue un marino
escasamente letrado de la edad media, un conquistador de la edad de
la oscuridad, todo con el propósito de deshonrar su memoria y
restarle a España su rol protagónico en el descubrimiento.
Tampoco hasta hoy se le ha dado cabal cumplimiento a su última
petición, que de ser posible tras su muerte (la que aconteció el 20
de mayo de1505) se le permitiese descansar en la isla de sus sueños,
la isla que el Padre le dio milagrosamente, la Isla Española. En el
lugar donde un día en apuros invocó a la Virgen; el valle de la
Vega Real.
Dr. Luis M Campillo
10/10/98
¿DONDE ESTAN
LOS RESTOS DE CRISTOBAL COLON?

El 5
de diciembre de 1492 Cristóbal Colón observó por la banda de
estribor de la Carabela Santa María, la isla que según el
Almirante; Dios le dio milagrosamente, la bautizó con el nombre de
la Española, por la similitud que encontró con las tierras de
Castilla, al explorarla fue embrujado por su lujuriosa foresta y la
belleza de sus paisajes.
Al
llegar al Valle del Cibao se creyó en el paraíso y expresó, que no
había otra tierra tan bella como la Isla Española, ni mejor gente
que las que las que en ella vivían. En la española vivió 1,772
días de los 14 años que dedicó a hurgar por los mares en busca de
nuevas tierras, desarrollando por ella un amor que le impulsó a
pedir a su hijo Diego, que al morir fuera inhumado en sus entrañas.
Aquí
en conjunción con los indios dio Colón inicio a la cultura de origen
Español más vieja del nuevo mundo y a la nueva historia del
continente. A pesar de haber sido escogido por la providencia para
completar la geografía mundial, el genovés fue a lo largo de su
vida víctima de la ingratitud la cual le ha perseguido hasta
después de su muerte.
Las
múltiples traiciones de que fue victima hicieron que al finalizar
su cuarto viaje a América, el Gran Almirante de la Mar Océano, Don
Cristóbal Colón, fuese un hombre acabado, su situación agravó con
la muerte de su protectora la Reina de Castilla, pues su sucesor
no le concedía audiencia.
Los
dos últimos años de su vida fueron particularmente amargos, había
perdido sus cuatro barcos en las Indias y era asediado por las
deudas, se quejaba de no tener una teja debajo de que meterse para
no mojarse o reposar en el mundo, todos le habían olvidado. Según
el Padre de las Casas, el Descubridor de América murió el día 20 de
mayo del año de 1506 día de la ascensión; a los 55 años de edad.
Una
leyenda dice que murió en la casa # 2 de la calle ancha de
Magdalena en la ciudad de Valladolid España. Murió en brazos de sus
hijos Diego y Hernando, vestido de Fraile Franciscano; antes de
fallecer instruyó a su primogénito Don Diego Colón, a que le
enterrase a perpetuidad en el valle de la vega Real.
En
este valle de la vega, colón estuvo a punto de sucumbir a manos del
hermano de Cahonabo con quien combatía; allí imploró a la santísima
trinidad para que le ayudase a ganar la batalla; la tradición dice
que la Virgen de las Mercedes hizo su aparición y le ayudó.
También pidió, se construyese una iglesia que se llamase Santa María
de la Concepción; que tuviese un hospital y tres capellanes. En
esta iglesia pidió también se dijesen tres misas cada día, una en
honra de la Santísima Trinidad, otra a la Concepción de nuestra
Señora y la tercera por las almas de los fieles difuntos, su propia
alma, la de su padre, la de su madre y la de su esposa.
ISABEL LA CATOLICA Reina de Castilla (1474-1504)
Sus
exequias fueron celebradas en la parroquia Santa María de la Antigua
de Valladolid y sus despojos mortales fueron inhumados en la Iglesia
de San Francisco. Aquí reposaron hasta el año de 1513; año en que
fueron trasladados a la Capilla de Santa Ana, localizada en el
Monasterio de Cartujos de las Cuevas de Sevilla.
Doña
María de Toledo siguiendo instrucciones de su difunto esposo Diego
Colón, quien murió (según Oviedo) el 23 de febrero de 1526; Pidió
autorización al Rey Carlos V para trasladar los restos del primer y
segundo Almirante a la Española y enterrarles en su Catedral.
La
gracia fue concedida por el Emperador con las cédulas del 2 de junio
de 1513, la del 22 de agosto de 1539 y la del 5 de noviembre de
1540. Se cree que los restos fueron trasladados por Doña María,
en la flota que salió de San Lucar de Barrameda, el 10 de julio de
1544 y llegó a Santo Domingo; el 9 de septiembre. En esta flota
viajó también el padre de las casas.
La
construcción del templo escogido por Diego para reposar en compañía
de su padre la Catedral Primada de América, se había iniciado en
el año de 1514 y fue terminada en el año de 1540. Antes de ser
sepultados los Colones en la Catedral, las autoridades tuvieron
que vencer la oposición que hacían los miembros de su Cabildo al
enterramiento en el Primado Templo; el cual se llevo a cabo (según
Oviedo y navarrete) en el altar mayor.
El 23
de abril de 1655 se presentó en el puerto de Santo Domingo, una
Escuadra Inglesa comandada por el almirante William Penn y el
general Venables; que amenazaba con tomar la ciudad, como hizo el
temible Corsario Ingles Sir Francis Drake en el año de 1586.
Drake había saqueado la Ciudad Primada, destruido los archivos de
la catedral y había requerido un rescate de 25 mil ducados para
dejar la ciudad. Los desmanes de Drake traerían grandes
controversias históricas para la República Dominicana, pues el
corsario destruyó los documentos que situaban la tumba del Primer
Almirante. También destruyó los documentos que avalaban a la
universidad de Santo Tomas de Aquino, con el honor de ser la
Primada de América
Recordando estos hechos el Arzobispo Don Francisco Pío de Guadalupe
y Felles, ordenó borrar las inscripciones de las lapidas en la
Catedral; haciendo hincapié en la del Almirante Viejo, para que
sus ilustres cenizas no fuesen profanadas por los” herejes” (Penn y
Venables).
En el
año de 1795, España cedió por medio del tratado de Basilea su parte
de la Isla Española a Francia, a la sazón el Arzobispo de Santo
Domingo lo era Sor Portillo y Torres. Sor Portillo pensaba que
los restos del ilustre Genovés debían reposar en suelo español y
pidió fuesen trasladados a Cuba, que todavía no conquistaba su
independencia de España.
Para
efectuar el traslado, fue enviado el Teniente General de la Armada
Española Gabriel de Aristizabal; quien tan prontamente llegó a Santo
Domingo, consultó el Sínodo, único documento que decía donde estaban
los restos.
El
Sínodo de 1863 había sido escrito 140 años después de la inhumación
del Almirante, a la sazón todos los que la habían presenciado
habían muerto; por tanto se basaba en la tradición verbal. Los
documentos originales que situaban la tumba habían sido destruidos
por Drake y las lapidas borradas por el arzobispo Pío. En fin el
tiempo y el azar se habían conjugados para extraviar los restos del
insigne nauta dentro del primado templo.
El 20
de diciembre de 1795 Aristisabal y su comitiva siguiendo las
instrucciones del Sínodo hurgaron en una tumba que estaba en el lado
derecho del altar mayor y tomaron los restos que en ella se
encontraban. No se dieron cuenta, que una fina pared de 16
centímetros separaba la tumba en que hoyaron; de otra más grande que
estaba más a la derecha, entre esta y la pared del altar mayor.
El
Sínodo solo mencionaba al genovés enterrado al lado derecho del
altar, se omitía a su hijo Diego; quien también había sido enterrado
del mismo lado. Otro de los errores del sínodo era que mencionaba
a Don Luis Colón Duque de Veragua, quien se encontraba enterrado del
lado izquierdo del altar mayor como hijo del Almirante; cuando en
realidad era su nieto.
Los
restos exhumados de la Catedral Dominicana reposaron en la Catedral
Cubana hasta el año de 1898, año en que fueron trasladados a
España; tras Cuba conquistar su independencia.
En
1877 la Catedral Primada se encontraba en reparación, el 10 de
septiembre los trabajadores encontraron una cripta situada a la
derecha del altar mayor; entre la pared y la cripta vaciada por los
españoles. En la cripta se encontró un ataúd de plomo bien
conservado, con una abreviatura en la cara externa de la tapa que
se cree dice; descubridor de la América Primer Almirante. En la
cara interna de la tapa otra abreviatura que se interpreta de la
siguiente manera, el ilustre y esclarecido varón don Cristóbal
Colón.
Estas
inscripciones incrementaron la controversia en relación, a sí los
restos encontrados eran realmente los del Almirante o era un bien
planeado engaño. Se alegaba que en el año de 1555, año en que se
cree fueron depositados dentro del ataúd de plomo (al parecer por
orden del Arzobispo Pío); todavía no se usaba el nombre de América
para identificar el continente.
La
realidad es que el Cartógrafo Martín Waldseedmuller publicó una
cosmografía en la ciudad de Lorena en el año de 1507, donde
usó el nombre de América para nombrar las nuevas tierras, por lo
que se le atribuye el hecho de haberle dado nombre al continente de
la esperanza, usando para esto el apellido del Cartógrafo
Florentino Américo Vespucio.
Dentro del ataúd se encontraron trozos de vértebras, pedazos de
hueso de piernas y brazos, así como una planchita de plata y una
bala de plomo. En la planchita de plata ennegrecida por el tiempo,
podía observarse claramente grabado el nombre del Almirante. La
bala de plomo pesaba entre 28 y 30 gramos, no-tenia abolladura
alguna como si nunca hubiese sido disparada, pero era del tipo de
bala que se usaba en la época. Se cree que el completador de la
geografía mundial pudo haber recibido esta bala durante su juventud,
la que fue muy agitada y aventurera.
Luego
de un concienzudo análisis, el Obispo de Santo Domingo Monseñor
Roque Cocchia Obispo de Orope (Italiano), el canónico Javier
Billini, el Erudito Emiliano Tejera y muchos otros criollos y
Extrangeros llegaron a la conclusión: de que los restos que se
llevaron los españoles eran los del Segundo Almirante Don Diego
Colón y no los del Primer Almirante.
El
Embajador Español de la época en el país Don José Echeberri, envió
una comunicación a su gobierno dando fe del hallazgo y certificando
que realmente eran los restos del Almirante. Estas conclusiones
desarrollaron una gran controversia y España envió a República
Dominicana al Sr.Lopez Prieto y según personas de la época; sin
reconocer los restos este envió un reporte desconociendo su
autenticidad.
Esta
controversia esperábamos quedase aclarada en el año de 1992, con
la participación de España en los actos de celebración del Quinto
Centenario del descubrimiento de América. Durante los actos de
traslado de las cenizas del Almirante de la Catedral al faro donde
hoy reposan, no estuvo presente el Monarca Español Don Juan
Carlos de Borbón, pues aun no había arribado a la República
Dominicana.
Creemos que detrás de esta ausencia se esconde una nueva negativa de
España a reconocer la autenticidad de los restos, a pesar de todas
las pruebas aportadas. Pero en caso de que España tuviese razón y
los restos del Almirante reposasen en un cementerio de Sevilla lo
que dudamos por lo antes expuesto, debiera dársele cumplimiento a
su último deseo; el de reposar en el seno de la cultura que
contribuyó a formar, en la isla de sus sueños, la Española.
LUIS
M CAMPILLO
DICIEMBRE 3 1998
El primer viaje de Colón
Uno de los estudios

Pues bien,
voy a tratar de demostrar que la ruta que se le atribuye a Colón en su
Primer Viaje, y que jamás volvió a utilizar no es mas que eso, un error,
un tremendo error que se ha convertido en Historia.
En primer lugar, el "Diario de a bordo"
que es de donde se extraen los datos para fijar la ruta, trae dos "cuentas",
una denominada "larga" o "verdadera" que según la historiografía es la
que Colón llevaba en secreto para que la marinería no se asustase si el
viaje era demasiado largo, y una segunda cuenta llamada "corta" o "falsa"
que es la que exponía públicamente para saber el camino recorrido. Si
consideramos únicamente la cuenta "verdadera", y estimamos que toda la
tripulación era de Castilla (Andalucía en aquella época al igual que
Cantabria o Basconia, eran Castilla), y que Colón hacía casi diez años
que no navegaba, hemos de suponer lógicamente que la unidad de medida
era la legua marinera castellana, unidad que se definía como "de a
veinte" porque en el Ecuador 20 leguas equivalían a un grado de circulo
máximo terrestre.
Parece complicado, pero es sencillo, el
Ecuador mide 360x20 = 7.200 leguas, y no hay que utilizar el número pi,
ni número decimales, ya está calculada la longitud de la circunferencia
terrestre. Mediante tablas, tenemos la longitud equivalente a la altura
de cualquier paralelo, y sabiendo las leguas navegadas a lo largo de un
paralelo, sabemos los grados en dirección E u W que nos hemos alejado
del punto de partida. Como digo un procedimiento sencillo para los
marinos de la época.
Por ejemplo, vamos a imaginar que en
dirección W hemos navegado 60 leguas a lo largo del paralelo de 20ºN,
vamos a la tabla que nos dice que 1 legua en el paralelo 20ºN tiene una
equivalencia equinoccial (es decir ecuatorial) de 1,064 leguas, por
tanto, nuestras 60 leguas equivalen a la altura del Ecuador a 60x1,064 =
63,85 leguas. En el Ecuador, cada 20 leguas son un grado, esto indica
que nos hemos desplazado 63,85/20 = 3,2ºW.
Esto se puede hacer con tablas, pero
también con regla y compas elementos indispensables en la navegación, y
eran cococimientos básicos de cualquier piloto en la época que nos ocupa,
estando sobradamente acreditado sin más que leer por ejemplo a Raimon
Llull que es un siglo anterior.
Si teniendo en cuenta la hipótesis de que
Colón viaja en ese primer viaje a la altura del paralelo 28ºN,
intentamos plasmar sobre un mapa el recorrido de la cuenta "verdadera"
añadiendo el rumbo que se designa cada día, nos encontramos con la
sorpresa de que Colón llego a descubrir : ¡La Florida!, tal y como
demuestro en la imagen adjunta.
Pero es evidente que Colón, no llegó
jamás a La Florida, se quedo en una isla de las Lucayas, ¿que ocurre?.
La historiografía clásica ha dado muchas vueltas al problema; en primer
lugar a "acortado" las leguas diciendo que Colón utilizó leguas
italianas o portuguesas, sin tener en cuenta que todos los declarantes
de los Pleitos Colombinos declaraban en leguas con toda tranquilidad, lo
cual quiere decir que asumían leguas castellanas.
Es más, cuando en el Diario se utiliza
una medida que no es de uso corriente, se remarca, y así, cada vez que
utiliza millas especifica claramente que son leguas de 4 millas (la
equivalencia coriente era de 3 millas por 1 legua), mientras que no
habla para nada de leguas portuguesas o italianas.
Se añade, que el valor proporcionado por
el "Diario" es el rumbo de timonel, y no el rumbo real seguido en ese
día; rumbo de timonel es el que el capitán indica al timonel que debe de
marcar, y el rumbo real es un cálculo partiendo de la situación del día
anterior, la desviación sufrida por la nave como consecuencia de la
corriente y del viento, de la declinación magnética del lugar donde se
está situado (ya que el norte se mide sobre la brújula y el norte
magnético no coincide con el geográfico), y que por tanto sin todos esos
valores es imposible conocer la ruta que siguió Colón.
Desde el siglo pasado varios navegantes
han intentado seguir este primer viaje colombino, y sobre su
experiencia, y diversas hipótesis sobre los campos magnéticos, han
establecido "sus" rutas; la más famosa es la del teniente de la marina
norteamericana McElroy en el primer cuarto del siglo XX; fué patrocinada
por la Universidad de Harvard, y sobre los datos de dicha navegación el
historiador, tambien americano, Samuel Elliot Morison estableció la ruta
que ofrezco más abajo y que es la que la historiografía ha adoptado como
la "ruta colombina del primer viaje".
Dicha ruta, adoclece de los siguientes
fallos: en primer lugar "acorta" la legua en una cantidad próxima al
20%; en segundo lugar ya presupone que el punto de llegada es la isla de
San Salvador como demostró en su día el profesos Keith Pickering, en
tercer lugar, para llegar a dicho punto necesita navegar un 11% más de
leguas que las navegadas según el "Diario"; por último, no explica
porqué Colón utiliza leguas de 4 millas en lugar de leguas de 3. Es
evidente que cuando se presenta la ruta, todo esto no se explica, y así
es como un error sin sentido alguno se ha convertido en Historia. Porque
Colón, que en teoría descubre esa ruta, no la vuelve a utilizar nunca
más.
Según las probanzas de Dn. Diego Colón en
los Pleitos Colombinos, las llamadas expediciones andaluzas, y
expediciones menores fueron posibles porque a la mayoría de los
dirigentes de dichas expediciones fué el propio Colón el que les enseñó
a cartear. Ninguna de esas expediciones utilizó nunca la ruta que nos
porpone el Sr. Morison, y estaría aquí fuera de lugar ennumerarlas y
dibujar sus derrotas.
Conviene ahora preguntarse, ¿es posible
entonces determinar cual fue en verdad la ruta del primer viaje?, yo
creo que si, que es posible y para ello lo primero que hay que hacer es
fijarse en las distancias navegadas, según el "Diario" unos cuantos días
que expongo en la tabla de más abajo y que nos van a dar varias pistas
de como tratar esa información.
|
FECHA |
LEGUAS |
FECHA |
LEGUAS |
|
9 septiembre(1) |
15 |
15 septiembre |
33 |
|
9 septiembre(2) |
30 (15x2) |
27 septiembre |
24 |
|
10 septiemre |
60 (15x2x2) |
28 septiembre |
14 |
|
11 septiembre(1) |
20 |
29 septiembre |
24 |
|
11 septiembre(2) |
20 |
30 septiembre |
14 |
|
12 septiembre |
33 |
1 octubre |
25 |
|
13 septiembre |
33 |
2 octubre |
39 (14+25) |
|
14 septiembre |
20 |
|
|
Lo primero que se observa es que hay
varios números "redondos", y lo segundo es que unos parecen estar
relacionados con otros, pero eso indica que no son datos reales de
navegación, es probabilisticamente imposible que un fenómeno real
produzca unos números que en un 32% esten relacionados; así que si no
son los datos de la navegación, ¿qué pueden ser?; lo mismo que serían en
la actualidad, las proyecciones sobre una carta de navegación, de los
datos de la navegación real.
Por lo que debemos de dar por
sobreentendido que en esos datos ya se ha tenido en cuenta el arrastre
de los vientos y la declinación magnética del lugar; exactamente igual
que hoy un piloto pasa una ruta a otro en una carta de navegación; con
la diferencia de que expresados matemáticamente y sin dibujar. ¿porqué
dos "cuentas"?, por lo mismo que en la actualidad, porque se ha
utilizado un sistema cartesiano de dos ejes para representar la ruta, y
una cuenta corresponde al eje del paralelo y la otra al del meridiano.
El problema consiste en que no todos los
días de navegación, tenemos un número para la cuenta "corta", el "Diario"
es ambiguo y se suele despachar con frases como "anotando menos por
la dicha causa", para esos días voy a establecer la hipótesis
adicional que ponga lo que ponga el "Diario", en la ruta que intento
trazar la proyección sobre el paralelo es idéntica a la proyección sobre
el meridiano, con lo que llego a la gráfica de más abajo.
He tomado como día de cambio de rumbo SE
a NE el día 19, porque es el día en que el Diario cambia de rumbo, y en
todo lo demás no he necesitado para nada los rumbos ya que las dos
coordenadas me lo definen inmediatamente; y entonces es cuando aparece
la primera sorpresa; si mido los grados que forma la derrota con el
paralelo, me da un valor en torno a los 42º; y es éste un valor crítico,
¿porqué?, por que para la precisión de la época podemos suponer que 42º
y 41,3º son idénticos (no debemos de olvidar que se trabaja con regla y
compás, y transportador de ángulos). ¿Que ocurre con el valor de 41,3º?:
que cuando navego 4 unidades en la dirección de la derrota, la
proyección sobre el paralelo se desplaza 3 unidades. ¿Cuantas millas
tiene una legua en el Ecuador?: 3, pero para recorrer esas tres millas
sobre el Ecuador, necesito navegar 4 millas en la dirección de la
derrota.
¡Ahí está la explicación de las leguas de
4 millas!. Por tanto es confirmación de que las hipótesis que estoy
realizando son correctas, y además con leguas castellanas de "a veinte".

Ahora, ya tenemos dibujada la ruta sobre
un "mapa" del siglo XV, pero no podemos sin más trasladarla a un mapa
actual, porque desde el siglo XV hasta aquí han cambiado mucho las cosas;
en primer lugar el N no es el mismo, y aunque las coordenadas ya vengan
"limpias" de la declinación magnética local, el N del mapa del siglo XV
se trazó según la brújula, y por tanto no es el actual de nuestras
cartas actuales. Teniendo en cuenta diversos estudios he supuesto que
entre ambos hay una desviación de 3,5º. Pero además, los portolanos
mallorquines o portugueses de dicho siglo tenían una representación del
Mediterráneo que era tal que el paralelo que pasa por Gibraltar, Tunez y
Rodas, estaba inclinado 9º (en algunos portolanos más) con respecto al
paralelo real.
Para aquellos lectores que sepan algo de
"ciencias" significa que hay que hacer un cambio de coordenadas, para
los demás dicha frase no tiene sentido; en definitiva hay que tomar los
números que tenemos del "Diario" y multiplicarlos y sumarlos por una
combinación de los senos y cosenos de los ángulos mencionados, 9º y
3,5º, para que así me den otros números que son los que puedo llevar a
un mapa actual; y para esto no tengo soluciones, el que sepa matemáticas
le resultará facil hacer la transformación, y el que no las sepa ha de
creer como un acto de fe, así que mediante una hoja de cálculo yo he
realizado las trasformaciones y está todo a punto para comenzar a
dibujar la ruta, pero...
¿Cual es el origen?, desde donde se ha de
comenzar, porque ahora, todo el mundo sabe cual es el meridiano cero (El
de Bruja Verde en Inglaterra), pero en esa época no existía, ¿cual es el
cero?; el "Diario" tiene la exxplicación "La punta más occidental de
la isla de El Hierro". Así que tomaré ese punto como inicio, y la
figura siguiente nos ofrece la gráfica de la ruta.
Esta ruta navega exactamente las leguas
que dice el "Diario", deja a la flotilla a 6 leguas de tierra en el
momento del "descubrimiento" (frente a las 2 que dice el "Diario") lo
que significa que tiene un error inferior al 3 por mil; utiliza las
leguas castellanas "de a veinte", explica cuando y porque se usan leguas
de 4 millas; y similar a esta ruta es la utilizada por Colón en sus
siguientes viajes, y en el resto de expediciones que según testigos
conducían hombres enseñados a "cartear" por el Almirante.
Si la exactitud matemática confirma la
bondad de las hipótesis; si las tradiciones posteriores avalan que la
primera sea como la que muestro, si razones historicas documentales que
no expongo para no alargar el artículo confirman que el "Diario" está
escrito "a dos letras" para que nadie pueda saber el camino en modo
seguro; si se utilizan los sistemas de medidas de la época y lugar sin
acogerse a innecesarios extranjerismos, ¿que impide que la ruta que
propongo sea considerada como la ruta real del primer viaje?:
La Historia, esa Historia que se crea en
base a errores hechos llegar hasta la opinión pública, y si no
preguntemos al "hombre de la calle": ¿Que, y cuantos, barcos llevaba
Colón cuando fué a descubrir América?, la respuesta de la mayoría será
tajante: tres carabelas....., pues no, dos carabelas y una nao.
FUENTES:
"Diario de a bordo". fotocopias
de los originales de Vtr 6 y 7 de la Biblioteca Nacional.
Alvar Manuel. "Diario del
Descubrimiento". Ediciones del Excmo. Cabildo Insular de Gran
Canaria.. Las Palmas de Gran Canaria. 1976. Edición fascimil y
paleográfica. 2 Volúmenes.
Colón, Hernándo.
"Historia del Almirante".
Historia
16, Madrid, 1984 Edición: 3ª.
de las Casas Fray Bartolomé. "Historia
de las Indias". Fondo de Cultura económica. Mexico 1965. 2ª Edición.
Llull, Raimon. "Arbre de
Sciencia, Obres de Ramon Llull". Palma de Mallorca 1926. Tomo XIII.
Muro Orejón. Antonio.
"Pleitos Colombinos".
Escuela de estudios Hispano-americanos, Sevilla, 1984 Edición: 1. 5
Volúmenes.
BIBLIOGRAFIA:
Cortesao, A. "Historia da
cartografía portuguesa". Junta de Investigadores de Ultramar.
Coimbra 1970.
Fall, Yoro K.
"L´Afrique a la naissance de la
cartographie moderne". Karthalá, Paris, 1987 Edición: 1.
Heers Jacques.
"Cristóbal Colón.". Fondo de Cultura
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Morison, Samuel Eliot. "Admiral
of the Ocean Sea". Little, Brown & company. 1954. 1ª, 7ª reimpresión.
Obregón, Mauricio. "Colón en el
mar de los Caribes". Uniandes. Bogotá 1992. 2ª Edición.
Peck, Douglas T.
"Reconstruction and analysis of the 1492
Columbu´s log".Conference. Society of History of Discoveries,
Fort Laudendale, 1988
Pickeering, Keith. "The First
Voyage Of Columbus".Maine University 1991.
Pickeering, Keith. "The
navigational Mysteries an Fraudulent Longitudes of Cristopher Columbus".
Conferencia 1997 .
Rey Pastor, Julio.
"La Cartografía mallorquina".
Consejo Superior de Investigacones Científicas, Madrid, 1960 Edición: 1ª
José Antonio Hurtado
García (http://pagina.de/jahurtado)
Proyecto Clío
TRIPULACION DEL PRIMER VIAJE DE
COLON.
Nadie sabe a ciencia cierta cuentos hombres componían las
tripulaciones de las tres carabelas que partieron en la primera
expedición con Cristóbal Colón. Hay quienes hablan de 90, 100 e
incluso 120 hombres, pero pocas son las pruebas que se pueden
aportar sobre la cifra verdadera
|
Tripulación de la santa
María |
Tripulación de la pinta |
Tripulación de la niña |
|
Cristóbal Colón............
Capitán General. |
Martín A. Pinzón...........
Capitán. |
Vicente Yánez Pinzón.....
Capitán. |
|
Juan de la
Cosa.............. Propietario y Patrón. |
Francisco M. Pinzón
......... Patrón. |
Juan Niño.......
Propietario y Patrón. |
|
Diego de Arana.......
Contramaestre. |
Cristóbal García Xarmiento
Piloto. |
Francisco Niño. |
|
Pedro Gutiérrez .......
Administrador Real. |
Cristóbal Quintero
........... Copropietario. |
Bartolomé Roldán........
Aprendiz de Piloto. |
|
R. de Escobedo......
Notario. |
Francisco García Vallejo. |
Alonso Morales..........
Carpintero. |
|
Rodrigo Sánchez ..........
Veedor. (De Segovia). |
García
Hernández............. Administrador. |
Andrés de Huelva. |
|
Diego de
Salcedo.................. Sirviente de Colón. |
Gómez Rascón
................. Copropietario. |
Bartolomé García........
Contramaestre. |
|
Luis de Torres........
Intérprete. (Judío converso). |
Juan Bermúdez. |
Diego Lorenzo. |
|
Rodrigo de Jerez....
Natural de Ayamonte. |
Juan Quintero. |
Fernando de Triana. |
|
Alonso Chocero. |
Juan Rodríguez Bermejo.... (R. de Triana). |
García Alonso. |
|
Alonso Clavijo. |
Pedro de Arcos. |
Juan Arias...............
Grumete. |
|
Andrés de Yruenes. |
Alonso de Palos. |
Juan Arraes. |
|
Antonio de
Cuellar............. Carpintero. |
Álvaro Pérez. |
Juan Romero. |
|
Bartolomé Biues. |
Antón Calabrés. |
Maestre Alonso..........
Médico. |
|
Bartolomé de Torres. |
Diego Martín Pinzón. |
Miguel de Soria ........
Sirviente. |
|
Bartolomé
García................... Contramaestre. |
Fernando Méndez. |
Pedro Arraes. |
|
Chachu...............
Contramaestre |
Francisco Méndez. |
Pedro Sánchez. |
|
Cristóbal Caro.........
Orfebre. |
Gil Pérez. |
Rodrigo Monge. |
|
Diego Bermúdez. |
Juan Quadrado. |
Sancho Ruiz de Gama..
Piloto. |
|
Diego Pérez. |
Juan Reynal. |
|
|
Domingo de Lequeitio. |
Juan Verde de Triana. |
|
|
Domingo Vizcaíno............
Tonelero. |
Juan Vecano. |
|
|
Gonzalo Franco. |
Maestre
Diego.................. Cirujano. |
|
|
Jacomel Rico. |
Pedro Tegero. |
|
|
Juan de Jerez. |
Sancho de Rama |
|
|
Juan Martines de Acoque. |
|
|
|
Juan de Medina. |
|
|
|
Juan de Moguer. |
|
|
|
Juan Sánchez............
Médico. |
|
|
|
Maestre Juan. |
|
|
|
Marín de Urtubia. |
|
|
|
Pedro Alonso Niño.....
Piloto. |
|
|
Segundo viaje de Colón
El 29 de mayo de 1.493, Colón
recibió instrucciones reales, según las cuales el primer
objetivo de la nueva expedición era la conversión de los nativos
y el segundo la explotación económica del descubrimiento. La
organización de la vasta flota patrocinada por Isabel y Fernando
fue obra conjunta del propio Colón y del archidiácono de Sevilla
Juan de Fonseca. Diecisiete navíos y mil doscientos hombres
integraron la expedición. La capitana, que bien podía tener unas
doscientas toneladas, fue llamada Santa María, como su
predecesora; perteneciente a Antonio de Torres. Otras naves
grandes eran la Gallega y Colina. Se embarcaron cinco religiosos,
entre ellos el benedictino catalán fray Buil, y numerosos
hombres de armas, incluidos veinte caballeros con sus monturas y
también arcabuceros y ballesteros; además, centenares de
labradores y artesanos, entre los que abundaban los albañiles.
La flota partió de Cádiz el 25 de septiembre de 1.493. Cristóbal
Colón, capitán general de la misma, iba acompañado por su joven
hermano Diego.
No se conserva el diario de a
bordo del Almirante ni hay trascripción de Las Casas, por lo que
resulta imposible seguir este viaje con la precisión del
anterior. Sin embargo, dos miembros de la expedición escribieron
interesantes relatos: Michelle de Cuneo, de Savona, amigo de
infancia del Almirante y Diego Álvarez Chaca, médico de Sevilla
y cirujano principal de la expedición.
Tras la usual escala en Canarias,
el 13 de octubre comenzó la auténtica travesía del Atlántico. El
rumbo dispuesto por Colón era Oeste cuarto del Sudoeste, a fin
de alcanzar las islas habitadas por los indios caribes, que no
había podido visitar el año anterior. Esta ruta discurría
enteramente por la zona de los alisios, que le llevaron a su
destino en sólo tres semanas. En la madrugada del domingo 3 de
noviembre avistaron una isla a la cual Colón dio el nombre de
Dominica en atención al día.
Desde allí describieron un arco
hacia el Noroeste y Oeste hasta llegar a San Juan Bautista
(Puerto Rico), costeando las bellas islas de sotavento, que el
Almirante bautizaba a medida que aparecían en el horizonte:
Santa María de Guadalupe, Santa María de Monserrate
(Montserrat), San Jorge (St. Kitts), Santa Cruz (St. Croix), las
Once Mil Vírgenes (Virgin Islands). Desde Puerto Rico se
dirigieron rápidamente hacia La Española. El 27 de noviembre, la
flota fondeó a la altura de La Navidad, para descubrir que la
guarnición había sido aniquilada por los taínos.
Tras navegar hacia el Este
ciñendo el viento, anclaron en una bahía donde Colón fundó el
asentamiento de Isabela, en la actual República Dominicana.
Hojeda y Corbalán exploraron Cibao y regresaron con noticias de
haber encontrado oro abundante. El 2 de febrero Antonio Torres
volvió a España con doce naves y el memorial que Colón le había
entregado para los reyes. Del 12 al 29 de marzo Colón recorrió
Cibao y ordenó construir el fuerte de Santo Tomás en el interior
de la isla, al sur de la llamada Vega Real; allí dejó un
destacamento de cincuenta hombres mandados por Pedro Margarit.
Luego navegó hacia el Oeste con la carabelas Niña, Cardera y San
Juan. Sucesivamente fondearon en el cabo Alfa y Omega (Cabo
Maisi, en Cuba), en Puerto Grande (bahía de Guantánamo) y en el
emplazamiento del actual Santiago de Cuba. Era un viaje de
aparente recreo, pero Colón seguía buscando la identificación de
Catay con Cuba; hizo un viraje lateral y descubrió Jamaica.
Luego surcó las aguas poco
profundas y salpicadas de islotes del Jardín de la Reina
(Laberinto de las Doce Leguas), hasta la actual bahía Cortés.
Allí, su secretario Pérez de Luna obligó a las tripulaciones a
firmar una declaración en el sentido de que consideraban a
Juana (Cuba) como parte de un continente. El 13 de junio
comenzaron el largo viaje hacia el Este, barloventeando. Tras
contornear Jamaica y La Española, Colón observó un eclipse de
luna en la Bella Saonesa (la actual Saona). Su salud se había
quebrantado: se le nublaba la vista y ocasionalmente caía en
coma cuando fondearon en Isabela el 29 de septiembre.
En Isabela colón tuvo la alegría
de encontrar a su hermano Bartolomé, a quien no había visto en
cinco o seis años, y que acababa de llegar al mando de tres
carabelas. Pero los informes de su otro hermano, Diego, a quien
había dejado como presidente del Concejo, eran preocupantes.
Insatisfechos, los hombres de Pedro Margarit habían saqueado
Vega Real y sometido bárbaramente a los indios. Cuando la
situación se hizo ingobernable, Pedro Margarit comenzó a
discutir con Diego Colón el mando de la isla y finalmente, se
embarcó con el padre Buil y otros clérigos, rumbo a España, en
las carabelas que había llevado Bartolomé Colón.
Concejo, eran preocupantes.
Insatisfechos, los hombres de Pedro Margarit habían saqueado
Vega Real y sometido bárbaramente a los indios. Cuando la
situación se hizo ingobernable, Pedro Margarit comenzó a
discutir con Diego Colón el mando de la isla y finalmente, se
embarcó con el padre Buil y otros clérigos, rumbo a España, en
las carabelas que había llevado Bartolomé Colón.
Pequeñas partidas de soldados
continuaban empeñadas en luchas y saqueos. Los indios tomaron
represalias y algunos españoles fueron acechados y muertos.
A finales del otoño de 1.494
Alonso de Torres volvió de Castilla con cuatro carabelas bien
pertrechadas y una carta, en la que los reyes pedían a Colón que
regresase para ayudarles a determinar la línea de demarcación
indicada por el Tratado de Tordesillas. Pero el Almirante
todavía se encontraba enfermo y no deseaba informar del
desorden imperante en su virreinato. Retomó la presidencia del
Concejo y envió una expedición de castigo contra los indios. Los
españoles, que luchaban con armas blancas y de fuego, caballos y
perros, tornaron a Isabela con mil seiscientos prisioneros
taínos, que fueron repartidos o enviados a Castilla como
esclavos, en las carabelas de Torres.
El Almirante acabada de dar el
título de Adelantado a su hermano Bartolomé, lo que convertía a
éste en su segundo, cuando supo que el cacique Guatiguaná había
reunido una fuerza en Vega Real y planeaba atacar a los
españoles. Recuperada la salud, Colón marchó al frente de una
tropa de doscientos ballesteros y mosqueteros, veinte lanceros,
veinte perros y un número indeterminado de indios rivales de
Guatiguaná. Dice Hernando Colón que acometieron tan
vigorosamente al ejército de indios hostiles que " todos,
siguiendo y matando, hicieron tal estrago, que en breve fue Dios
servido tuviesen los nuestros tal victoria, que siendo muchos
muertos, y otros presos y destruidos". Seguidamente, Colón quiso
anular a Caonabo, el cacique de Maguana, a quien se suponía
instigador de la matanza de La Navidad. Mediante un ardid,
Alonso de Hojeda consiguió apresar al cacique y lo llevó en
triunfo a Isabela, donde Caonabo permaneció encadenado casi un
año, antes de ser enviado a Castilla.
Aunque todavía hubo escaramuzas
en diversos lugares de las islas, el Almirante no tuvo mayores
dificultades.
Restablecida la paz, impuso a los
indios onerosos tributos en oro. Incapaces de reunir las
cantidades exigidas y obligados a descuidar sus cultivos, muchos
taínos murieron de hambre; otros se suicidaron para escapar al
acoso. Un tercio de la población indígena de La Española pereció
entre 1.494 y 1.496.
En octubre de 1.495 arribaron
cuatro carabelas castellanas. Los reyes habían escuchado las
quejas de fray Buil y Pedro Margarit y enviaban a un cortesano
llamado Juan Aguado para que informase de las condiciones de la
Colonia. A principios de 1.496 Colón hizo botar una nueva
carabela llamada la India. La Niña fue carenada y calafateada y
el 10 de marzo el Almirante salió de Isabela rumbo a Castilla.
Bartolomé quedó al mando de La Española, encargado de buscar
emplazamiento para una nueva población con buen puerto; el
Adelantado fundaría Santo Domingo al sur de la isla, en el
estuario del río Ozama.
El Almirante decidió gobernar al
sur para evitar tempestades; los consiguió, pero a costa de
realizar un viaje muy largo. El 11 de junio de 1.496 la India y
la Niña fondeaban en Cádiz con 225 españoles y poco más de 30
indios cautivos.
En Burgos, vestido con el humilde
hábito franciscano que había adoptado como penitente, Colón se
arrodilló ante Fernando e Isabel, les hizo un relato del viaje y
comprobó que, pese a los informes desfavorables que habían
recibido, mantenían su confianza en él. Pero los gastos que
suponían las alianzas matrimoniales y la guerra contra Francia
impidieron que los reyes pudieran satisfacer inmediatamente su
demanda de emprender una nueva expedición. Hasta el 23 de enero
del año siguiente no lograría enviar dos carabelas ( la veterana
Niña y la India) a La Española con víveres, abastecimientos y
mujeres. Mientras, Vasco de Gama había salido de Lisboa con la
intención de doblar el cabo de Buena Esperanza y llegar a la
India
Tercer viaje de Colón
La preparación de la flota
para la tercera expedición fue en extremo laboriosa, en
parte por la lentitud con la que llegaba el dinero prometido
por la Corona y, en parte, por la renuencia de los patrones
y la dificultad de encontrar voluntarios; de nuevo los reyes
concedieron el perdón a cuantos delincuentes embarcaran,
salvo en los casos más graves.
Para la nueva expedición se
fletaron seis barcos, que levaron ancla el 30 de mayo de
1.498. Tres fueron directamente a La Española, mientras
Colón, al mando de los otros tres - la Santa María de Guía,
la Vaqueños y el Correo -, seguían una derrota más al sur.
Gracias a las buenas relaciones ahora existentes entre los
dos reinos ibéricos, Colón pudo recalar en la isla de Cabo
Verde. La flota avanzó luego hacia el Sudoeste, impulsada
por un viento cada vez más leve, que cesó por completo el 13
de julio. Se hallaban en la zona más tórrida y clama del
Atlántico en aquellas estación, Parece ser, que tras ocho
días sin viento, sopló el alisio del Sudeste, ya que en el
extracto de la carta a los reyes que hizo Las Casas consta
que se sucedieron diecisiete días de vientos favorables.
Como no se atrevía a ir más al sur a causa del calor, el
almirante enmendó el rumbo al Oeste. El 31 de julio, cuando
el agua potable comenzaba a escasear a bordo, avistaron
Trinidad y al día siguiente divisaron al Sur lo que les
pareció una isla y que era la actual punta Bombeador, en el
gran delta del Orinoco. Por primera vez se hallaban los
españoles ante el continente sudamericano.
Una inmensa ola, probable
consecuencia de una erupción volcánica submarina, zarandeó a
la flota en la Boca de las Sierpes, entre Trinidad y el
delta. Atravesado el estrecho, Colón penetró en el plácido
golfo de Paria, donde observó que los indios se adornaban
con perlas. Navegaron después hacia una tierra montañosa que
resultó península (península de Paria) y cuya costa
meridional exploraría buscando una salida. El 13 de agosto
abandonaron el golfo de Paria por la Boca del Dragón y
vislumbraron Belaforma (Tobago) y Asunción (Granada). Colón
se encontraba enfermo y casi ciego, como durante el viaje
anterior. Llegó a presentir que había descubierto "tierra
infinita", esto es, un nuevo continente. Pero, negando esta
opinión razonable, terminó persuadiéndose a sí mismo de que
había llegado al umbral del Paraíso Terrenal, el
bienaventurado dominio cuya ubicación había sido discutida
tan vivamente por los geógrafos medievales.
Preocupado por su enfermedad
y porque los víveres se corrompían, el Almirante se dirigió
a La Española, a la que llegó con rumbo seguro. El 31 de
agosto fondeaba en la boca del Ozama y se reunía con su
hermano el Adelantado, que le transmitió noticias
descorazonadoras. Los españoles habían levantado la nueva
Colonia de Santo Domingo, donde se hallaban en una relativa
paz con los taínos; pero la escasez de víveres y la falta de
noticias de la metrópoli habían propiciado que, aprovechando
la ausencia de Bartolomé, dedicado a la recaudación de
impuestos en la provincia de Xaragua, el alcalde mayor
Francisco Roldán y otros descontentos se rebelaran. A
instigación de Roldán, los sublevados se aliaron con los
súbditos de Guarionex, cacique antaño poderoso, a quien
prometieron la abolición de impuestos a cambio de su ayuda
para atacar el fuerte de Concepción de la Vega, en el camino
entre Isabela y Santo Domingo. Bartolomé regresó a tiempo,
incendió los poblados de Guarionex y finalmente prendió a
éste. La intentona del Roldán pudo terminar en aquel punto;
pero los tres navíos de abastecimiento que habían precedido
a Colón fueron a recalar cerca de los rebeldes y parte de
sus tripulaciones se habían unido cuando llegó el Almirante.
En octubre de 1.498 Colón
envió a su capitana y a la carabela El Correo de regreso a
Castilla, con su carta a Isabel y Fernando y un informe de
los sucesos de la Española; requería sacerdotes y un juez
para ejercer la autoridad real. Incapaz de actuar con
energía y de obligar a Roldán a la sumisión en nombre de los
reyes, Colón empezó a negociar con el jefe rebelde, que
pidió y obtuvo que se retirasen las acusaciones contra él,
que se le confirmara en su puesto de alcalde mayor y que se
le concediera, como a sus hombres, tierras e indios.
El 15 de octubre Colón supo
que una flota al mando de Alonso de Hojeda había fondeado en
el cercano puerto de Brasil. Tras tener noticias de los
descubrimientos del Almirante en Trinidad, Paria y zona del
Paraíso Terrenal, Hojeda había obtenido la ayuda de Juan de
Fonseca para efectuar una expedición a dichas regiones; con
él fueron Juan de la Cosa y Américo Vespucio. Hojeda y sus
hombres llegaron a Trinidad y descubrieron las ricas
pesquerías de Cubagua y Venezuela, antes de dirigirse al
Norte y arribar a Brasil, en La Española, donde se dedicaban
a cortar árboles de palo Brasil y a cazar indios.
Como el oro, el palo Brasil
pertenecía a la Corona, y el Almirante estaba en el derecho
de intervenirlo. Roldán se ofreció para capturar a Hojeda,
quien tras breves escaramuzas, se retiró y fue a las islas
al norte de La Española y luego a Castilla, con sus
carabelas cargadas de esclavos. Otros navegantes como
Peralonso Niño y Vicente Yáñez Pinzón habían sido
autorizados para descubrir nuevas tierras en las Indias,
como consecuencia de la pérdida de influencia de Colón en la
corte.
Viendo la falta de confianza
del Almirante en sí mismo, los antiguos rebeldes aspiraron a
nuevas concesiones y volvieron a sublevarse. El 23 de agosto
de 1.500, mientras el Almirante reprimía un levantamiento
local en Concepción de la Vega y Bartolomé Colón otro en
Xaragua, una flota castellana entró en el estuario del
Ozama. Al mando iba el nuevo gobernador Francisco de
Bobadilla, enviado por los reyes para ejercer la justicia.
Acababa de desembarcar Bobadilla cuando vio los cuerpos de
siete españoles que pendían de la horca. Diego Colón, al
mando de Santo Domingo en ausencia de sus hermanos, le hizo
saber que eran rebeldes y que otros cinco iban a ser
colgados al día siguiente. Tras una rápida investigación,
Bobadilla arrestó a Diego Colón y mandó una orden a
Concepción de la Vega para que regresara el Almirante. Al
volver, éste fue preso y encadenado. El Adelantado intentó
liberar a sus hermanos por la fuerza de las armas, pero el
Almirante le conminó a obedecer a Bobadilla, que parecía
actuar de acuerdo con las instrucciones reales. En
consecuencia, Bartolomé fue también arrestado.
Bobadilla había decidido
enviar a los tres hermanos a Castilla. Durante su prisión
en Santo Domingo, Colón escribió a Juana de la Torre,
hermana de Antonio Torres y persona próxima a la reina,
dando rienda suelta a su amargura.
Se le había juzgado, decía,
como a un gobernador cualquiera, y no como a un capitán que
estaba ganando nuevas tierras para España.
A comienzos de octubre de
1.500 el Almirante fue embarcado en la carabela la Gorda; él
y sus hermanos iban encadenados. El 20 de noviembre
arribaron a Cádiz, desde donde el Almirante dirigió un
mensaje a Isabel y Fernando, que se hallaban en Granada. Los
reyes dieron orden de dejarlo libre, así como a sus hermanos
y le enviaron dos mil ducados para que pudiera presentarse
en la corte de un modo digno, pues todos sus bienes habían
sido incautados por Bobadilla. El 17 de diciembre los reyes
recibieron a los hermanos Colón en la Alhambra. El Almirante
consiguió palabras de consuelo y la restitución de sus
bienes, pero no fue repuesto como gobernador de La Española.
En Granada, donde
permanecería, Colón encontró a sus hijos Diego y Hernando,
convertidos en pajes de la reina. Tuvo noticias de las
Indias, que él mismo comenzó a llamar Indias Occidentales
para distinguirlas de las que Vasco de Gama había
descubierto al navegar al Sur y al Este de África. Un
explorador portugués llamado Cabral había descubierto
tierras al Sudoeste (el futuro Brasil) y de Inglaterra se
sabía que Giovanni Caboto, de Génova, había encontrado
tierra al Oeste (la costa oriental norteamericana).
Pensando que así se libraría
de la injusticia y el posible olvido real, el Almirante
ocupó su tiempo en redactar memoriales sobre sus títulos y
privilegios y reunió cuarenta y cuatro documentos con el
título de Libro de los Privilegios. Escribió también el
Libro de las Profecías, con gran número de pasajes
proféticos de la Biblia, con la intención de presentarse
como elegido por Dios para llevar el cristianismo al fin de
la tierra y obtener allí el oro necesario para reconquistar
Jerusalén.
Cuarto viaje de Colón
En septiembre de 1.501 los
reyes nombraron a Nicolás de Ovando gobernador y juez
supremo de las Indias. En la flota de éste fueron el joven
Bartolomé de las Casas y Alonso Sánchez de Carvajal,
encargado de recaudar para Colón los beneficios
correspondientes del comercio de las Indias y del oro. El
Almirante había empezado a preparar otro viaje de
descubrimiento y escribió a Isabel y Fernando pidiendo las
necesarias instrucciones y documentos. Respondieron los
reyes autorizando la expedición, pero le prohibieron hacer
esclavos y tocar tierra en La Española, salvo en el viaje de
regreso.
El 11 de mayo de 1.502, ya
con cincuenta años y la salud quebrantada, y al mando de
cuatro pequeñas carabelas - la Capitana, Santiago de Palos,
Gallego y Vizcaíno - Colón zarpó rumbo a la más arriesgada
de sus expediciones. Le acompañaban su hermano Bartolomé y
su hijo Hernando. Por la acostumbrada ruta de Canarias, el
29 de junio ancló ante Santo Domingo, decidido a sustituir
la nave Santiago de Palos por otra. Notó inequívocos signos
de que se avecinaba una gran tormenta y así se lo comunicó
al gobernador Ovando, a quien solicitó permiso para entrar
en el estuario y recomendó que no dejara partir a una
numerosa flota a punto de regresar a España. De acuerdo con
las instrucciones de los reyes, Ovando negó su permiso e,
ignorando los consejos, ordenó la salida de la flota. Las
carabelas de Colón tuvieron, pues, que afrontar fuera del
puerto el huracán que se abatió sobre Santo Domingo. Sólo la
nave del Almirante pudo mantenerse anclada; las demás, rotas
las amarras, fueron arrastradas lejos de la costa. Las
cuatro, sin embargo, lograron reunirse días después. En
cambio, la flota que regresaba a España perdió veinte barcos
y más de quinientos hombres.
El 24 de julio fondearon en
una isla del Jardín de la Reina (quizás el actual Cayo
Largo) y el 1 de agosto descubrieron la América Central a la
altura de la punta de Caxinas (cabo Honduras). El Almirante
no buscaba un estrecho, como pretendió Hernando Colón cuando
ya era notorio que existía un breve istmo de separación
entre el Atlántico y el Pacífico, sino un cabo, el más
meridional de la provincia de Chiamba, la larga península
que constituía el límite oriental de Asia. Costeando
sucesivamente los actuales países de Nicaragua, Costa Rica y
Panamá, las cuatro carabelas barloventearon hacia el Este.
Cuando los indios le hablaron de la dorada tierra de Veragua
y de Ciguare, al otro lado de la cadena montañosa, Colón
entendió que Ciguare era lo mismo que Chiamba y que había
llegado al lugar donde la península era más estrecha. Supuso
que de allí a once días de viaje por las montañas se
encontraba el Índico. Asombrosamente, la prolongada
península desmentía los mapas asiáticos y torcía al Sudeste
y al Este, en vez de hacerlo al Sudoeste y al Oeste.
Durante la navegación
fondeaban de noche donde podían o se aguantaban al pairo.
Tras zarpar de río Cativa (río Cherebequi) lucharon con
temporales durante dos meses. Del 17 al 20 de diciembre
anclaron en Puerto Grande (bahía Manzanilla en el moderno
Colón, a la entrada del Canal de Panamá). Concentró entonces
el Almirante sus esfuerzos en la búsqueda del oro y desde la
parte oriental de Panamá, retrocedió al Oeste hasta la
tierra que los indios llamaban Veragua, donde le habían
informado de la existencia de minas. Este retroceso se
convirtió en una de las etapas más duras del viaje, a causa
del mal tiempo y de la comida agusanada. Finalmente, el 6 de
enero de 1.503, fondearon junto al río Belén. Encontraron
yacimientos de oro y se dispusieron a fundar una Colonia,
Santa María de Belén, que quedaría a cargo de Bartolomé. Sin
embargo, los indios se manifestaron tan hostiles y los
elementos tan inclementes que, tras perder una docena de
hombres, el Almirante desistió de la empresa.
El 15 de abril Colón partió
de Río Belén con la Capitana, la Santiago y la Vizcaíno; la
Gallego, más dañada por el temporal y la broma, fue
abandonada. En Puerto Bello renunciaron también a la
Vizcaíno y continuaron costeando hasta cabo Marmóreo,
probablemente el actual cabo Tiburón, en la frontera entre
Panamá y Colombia, para seguir al Norte de regreso a La
Española. Pasaron junto a Las Tortugas (Little Cayman y
Cayman Brac) y fondearon en la costa sur de Cuba. El 25 de
junio, la Capitana y la Santiago, ya inútiles a causa de la
broma, quedaron varadas y apuntaladas en la playa de Santa
Gloria (St. Ann´s Bay), Jamaica. El 7 de julio Colón terminó
su carta a los reyes, que diez días después entregaría a
Diego Méndez, criado del Almirante y a Bartolomé Fieschi,
antes capitán de la Vizcaíno, que marcharon a buscar socorro
a La Española. Iban en canoas nativas, a las que le
añadieron batemares, falsas quillas y velas.
Quiso el Almirante mantener
una estricta disciplina para evitar conflictos con los
nativos y prohibió que la tripulación bajara a tierra sin su
permiso. Mediante un organizado sistema de trueques obtenía
víveres de los indios. Más de cien hombres yacían
amontonados en las cubiertas y toldillas, protegidos con
hojas de palmeras; unos cuarenta padecían desnutrición y
fiebres. El 2 de enero de 1.504 se declaró un motín,
encabezado por los hermanos Francisco y Diego de Porras.
Sólo el temor al castigo real salvó la vida de Cristóbal
Colón y de su hermano. Los amotinados intentaron alcanzar La
Española en canoas, pero fracasaron y de regreso a Jamaica
establecieron su propio campamento.
Viendo que los extranjeros se
habían debilitado por las discordias y, hartos de cuentas,
cascabeles y bonetes, los indios manifestaron que no les
proporcionarían más víveres. Colón resolvió el problema de
un modo espectacular. Leyó en el Almanach Perpetuum,
de Abrahám Zacuto que en el plazo de tres días, el 29 de
febrero, se produciría un eclipse total de luna y advirtió a
los indios que iba a pedir a su Dios que los castigara,
privándoles de la luz lunar. En la tarde anunciada, cientos
de indígenas se congregaron ente los barcos. Cuando salió la
luna ya estaba parcialmente oscurecida y el pánico cundió
entre los nativos al verla menguar. Rogaron al almirante que
la hiciera volver y éste pidió a cambio la reanudación de
los suministros. Colón aprovechó el eclipse para calcular la
posición de Santa Gloria: determinó la latitud con precisión
notable, pero se equivocó en la longitud, situando Jamaica
en un punto que correspondía al Pacífico, al Oeste de la
costa mejicana.
Ocho meses después de la
partida de Fieschi y Méndez, algunos hombres que habían
permanecido fieles al Almirante planearon un nuevo motín. En
plena conspiración les visitó un navío enviado por el
gobernador Ovando para conocer su situación, pero sin
intención de rescatarles; les llevaron, al menos, una carta
de Diego Méndez, que prometía un pronto socorro.
En vista de la carta, el
Almirante ofreció amnistiar a los amotinados. Pero estos
quisieron imponer sus condiciones. Rehusó Colón y,
anticipándose, envió al Adelantado al mando de cincuenta
hombres armados. Hubo combates: murieron algunos rebeldes y
el resto huyó. Francisco de Porras fue capturado y puesto en
el cepo. Hasta fines de junio no llegó el navío fletado y
pertrechado por Méndez. Habían permanecido más de un año en
Jamaica. El viaje fue lento, en contra del viento y las
corrientes y el 13 de agosto arribaron a Santo Domingo. Allí
Colón fletó otro navío y el 12 de septiembre partió de
aquellas Indias a las que nunca regresaría.
El 26 de noviembre de 1.504,
tres semanas después de la llegada del Almirante a Sanlúcar,
fallecía la reina Isabel. Colón quería visitar al rey, pero
estaba demasiado enfermo para cabalgar y se entretuvo
enviado cartas a su hijo Diego, describiendo sus recelos
sobre el desarrollo de las Indias y exagerando sus
dificultades económicas. Hasta mayo de 1.505 no pudo
realizar el proyectado viaje a Sevilla. Cuando el rey
Fernando le recibió en audiencia, Colón reclamó los
privilegios que antaño le habían sido concedidos en Santa
Fe.
La corte se trasladó a
Salamanca en octubre y en abril a Valladolid. Colón y sus
allegados la siguieron, pero el rey tenía poco tiempo para
atender al Almirante y, seguramente, se sentía molesto por
sus cartas reiterativas, a las que contestaba con evasivas y
cumplidos.
En un último intento por que se hiciera justicia, Colón se
dirigió a Juana, la heredera de la corona de Castilla y a su
esposo Felipe de Habsburgo, ofreciéndoles sus servicios.
Cronología de la vida y los viajes de Cristóbal Colón.
Primeros años
1451 Nace en Génova. Es hijo
de un comerciante de sedas y tejedor.
1476 Nada hasta la costa
cuando su barco es hundido por piratas en Portugal.
1476 Se une a su hermano
Bartolomé, cartógrafo en Lisboa.
1477 a 1482 Realiza viajes
comerciales a Islandia y Guinea.
1484 Concibe «La Empresa de
las Indias.» Intenta convencer al rey Juan de Portugal
para que apoye su plan.
1485 Se dirige a España.
2/1/1492 Fernando e Isabel
conquistan Granada, la última ciudad musulmana en España.
Primer Viaje.
02/08/1492 Parte del puerto
de Palos (Huelva).
06/09/1492 Parte de La Gomera
(Islas Canarias) después de efectuar reparaciones y
repostar.
12/10/1492 El Nuevo Mundo es
avistado a las 2 a.m. por Rodrigo de Triana.
29/10/1492 Llega a Cuba.
22/11/1492 Martín Alonso
Pinzón, capitán de la Pinta, deserta en la expedición a
Cuba.
01/12/1492 Colón llega a la
Española.
25/12/1492 La Santa María
naufraga en la Española. Colón funda el fuerte de La
Navidad.
06/01/1493 Pinzón se reúne de
nuevo con Colón.
16/1/1493 Colón parte de la
Española rumbo a España.
15/2/1493 Avista la isla
Santa María en el archipiélago de las Azores.
04/03/1493 Llega a Lisboa.
15/03/1493 Regresa a Palos,
España.
Segundo Viaje
09/1493 Una gran flota con
17 barcos parte de Cádiz.
13/10/1493 Parten del Hierro
(Islas Canarias), poniendo rumbo W-S-W.
03/11/1493 Avista la isla
Dominica al alba; poco después avista la isla Guadalupe.
22/11/1493 Llega a la
Española.
28/11/1493 Regresa a La
Navidad. Encuentra el fuerte destruido.
08/12/1493 Funda una nueva
Colonia en La Isabela.
24/04/1494 Navega desde la
Isabela en busca de tierra firme.
30/04/1494 Llega a Cuba.
05/05/1494 Llega a Jamaica.
14/05/1494 Regresa a Cuba.
13/06/1494 Parte de regreso
para La Isabela.
20/08/1494 Llega a La
Española.
10/03/1496 Parte de La
Isabela rumbo a España.
08/06/1496 Alcanza las costas
de Portugal.
Tercer viaje
30/05/1498 Parte desde
Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) con seis barcos.
19/06/1498 Llega a La Gomera
(Islas Canarias); divide la flota en dos grupos.
04/07/1498 Parte desde la
Islas de Cabo Verde.
31/07/1498 Llega a Trinidad.
13/08/1498 Abandona el Golfo
de Paria, llega a Margarita.
19/08/1498 Llega a La
Española.
10/1500 Colón es arrestado y
enviado a España encadenado.
Cuarto viaje.
11/05/1502 Parte de Cádiz con
cuatro barcos.
29/06/1502 Llega a Santo
Domingo ( La Española).
30/07/1502 Llega a la Costa
de los Mosquitos (actualmente Nicaragua). 09/01/1503
Establece una guarnición en Río Belén.
06/04/1503 La guarnición es
atacada por los indios y abandonada.
16/04/1503 Abandona Río
Belén poniendo rumbo a España.
25/06/1503 Los barcos
encallan y son abandonados en Jamaica. La tripulación está
aislada.
29/06/1504 La tripulación es
rescatada de Jamaica.
07/11/1504 Colón regresa a
España.
20/05/1506 Colón muere en
Valladolid.
ENRIQUILLO

Demos siquiera en los libros algún lugar a la
justicia, ya que por desgracia suele dejársele tan poco en los
negocios del mundo.
QUINTANA.
P R I M E R A P A R T E
CAPÍTULO I
INCERTIDUMBRE
El
nombre de Jaragua brilla en las primeras páginas de la historia de
América con el mismo prestigio que en las edades antiguas y en las
narraciones mitológicas tuvieron la inocente Arcadia, la dorada
Hesperia, el bellísimo valle de Tempé, y algunas otras comarcas
privilegiadas del globo, dotadas por la Naturaleza con todos los
encantos que pueden seducir la imaginación y poblaría de quimeras
deslumbradoras. Como ellas, el reino indio de Jaragua aparece, ante
los modernos argonautas que iban a conquistarlo, bajo el aspecto de una región maravillosa, rica y feliz. Regido por una soberana
hermosa y amable; [1] habitada por una raza benigna, de
entendimiento despejado, de gentiles formas físicas; su civilización
rudimentaria, por la inocencia de las costumbres, por el buen gusto
de sus sencillos atavíos, por la graciosa disposición de sus fiestas
y ceremonias, y, más que todo, por la expansión generosa de su
hospitalidad, bien podría compararse ventajosamente con esa otra
civilización que los conquistadores, cubiertos de hierro, llevaban
en las puntas de sus lanzas, en los cascos de sus caballos, y en los
colmillos de sus perros de presa.
Y en
efecto, la conquista, poniendo un horrible borrón por punto final a
la poética existencia del reino de Jaragua, ha rodeado este nombre
de otra especie de aureola siniestra, color de sangre y fuego,—algo
parecido a los reflejos del carbunclo. Cuando se pregunta cómo
concluyeron aquella dicha, aquella paz, aquel paraíso de mansedumbre
y de candor; qué fue de aquel régimen patriarcal, de aquella reina
adorada de sus súbditos, de aquella mujer extraordinaria, tesoro de
hermosura y de gracias, la historia responde con un eco lúgubre, con
una relación espantosa, a todas esas preguntas. Perecieron en aciago día, miserablemente abrasados entre las llamas, o al filo de
implacables aceros, más de ochenta caciques, los nobles jefes que en
las grandes solemnidades asistían al pie del rústico solio de
Anacaona; y más tarde ella misma, la encantadora y benéfica reina,
después de un proceso inverosímil, absurdo, muere trágicamente en
horca infame. A tales extremos puede conducir el fanatismo servido
por eso que impropiamente se llama razón de Estado.
Los
sucesos cuya narración va a llenar las hojas de este pobre libro
tienen su origen y raíz en la espantosa tragedia de Jaragua. Fuerza
nos es fijar la consideración en la poco simpática figura del adusto
comendador Frey Nicolás de Ovando, autor de la referida catástrofe.
En su calidad de gobernador de la Isla Española, investido con la
absoluta confianza de los Reyes Católicos, y depositario de
extensísimas facultades sobre los países que acababa de descubrir el
genio fecundo de Colón, los actos de su iniciativa, si bien
atemperados siempre a la despiadada rigidez de sus principios de
gobierno, están íntimamente enlazados con el génesis de la
civilización del Nuevo Mundo, en la que entró por mucho el punto de
partida trazado por Ovando como administrador del primer
establecimiento colonial europeo en América, y bajo cuyo dilatado
gobierno adquirió Santo Domingo, aunque transitoriamente, el rango
de metrópoli de las ulteriores fundaciones y conquistas de los
españoles. [2]
Contemplemos a ese hombre de hierro después de su feroz hazaña,
perpetrada en los indefensos y descuidados caciques de Jaragua.
Veinte días han transcurrido desde aquella horrible ejecución. El
sanguinario comendador, como si la enormidad del crimen hubiera
fatigado su energía, y necesitara reponerse en la inercia,
permanecía entregado a una aparente irresolución, impropia de su
carácter activo. Tal vez los remordimientos punzaban sordamente su
conciencia; pero él explicaba de muy distinta manera su extraña
inacción a los familiares de su séquito. Decía que el sombrío
silencio en que se encerraba durante largos intervalos, y los
insomnios que le hacían abandonar el lecho en las altas horas de la
noche, conduciendo su planta febril a la vecina rivera del mar, no
eran sino el efecto de la perplejidad en que estaba su ánimo al
elegir en aquella costa, por todas partes bella y peregrina, sitio a
propósito para fundar una ciudad, en cuyas piedras quedara
recomendado a la posteridad su propio nombre, y el recuerdo de sus
grandes servicios en la naciente colonia. [3] Además, se manifestaba
muy preocupado con el destino que definitivamente debiera darse a la
joven y hechicera hija de Anacaona, la célebre Higuemota, ya
entonces conocida bajo el nombre cristiano de Doña Ana, y viuda con
una hija de tierna edad del apuesto y desgraciado Hernando de
Guevara. [4] El comendador, que desde su llegada a Jaragua trató con
grandes miramientos a la interesante india, redobló sus atenciones
hacia ella después que hubo despachado para la ciudad de Santo
Domingo a la infortunada reina, su madre, con los breves capítulos
de acusación que debían irremisiblemente llevarla a un atroz
patíbulo.
Fuera
por compasión efectiva que le inspiraran las tempranas desdichas de
Higuemota; fuera por respeto a la presencia de algunos parientes de
Guevara que le acompañaban, los cuales hacían alarde de gran
consideración hacia la joven viuda y de su consanguinidad con la
niña Mencía, que así era el nombre de la linda criatura, cifrando en
este parentesco aspiraciones ambiciosas autorizadas en cierto modo
por algunas soberanas disposiciones; lo cierto es que Ovando, al
extremar su injusto rigor contra Anacaona, rodeaba a su hija de las
más delicadas atenciones. De otro cualquiera se habría podido
sospechar que el amor entrara por mucho en ese contraste; pero el
comendador de Lares jamás desmintió, con el más mínimo desliz, la
austeridad de sus costumbres, y la pureza con que observaba sus
votos; y acaso no seria infundado atribuir la aridez de su carácter
y la extremada crueldad de algunas de sus acciones a cierta
deformidad moral, que la naturaleza tiene en reserva para vengarse
cuando siente violentados y comprimidos, por ideas convencionales,
los afectos más generosos y espontáneos del alma. [5]
Higuemota, o sea Doña Ana de Guevara, como la llamaremos
indistintamente en lo sucesivo, disfrutaba no solamente de libertad
en medio de los conquistadores, sino de un respeto y una deferencia
a su rango de princesa india y de señora cristiana que rayaban en el
énfasis. Su morada estaba a corta distancia del lugar que había sido
corte de sus mayores y era a la sazón campamento de los españoles, mientras Ovando se resolviera a señalar sitio para la nueva
población. Tenía la joven dama en su compañía o a su servicio los
indios de ambos sexos que bien le parecía, ejerciendo sobre ellos
una especie de señorío exclusivo: cierto es que su inexperiencia,
lejos de sacar partido de esa prerrogativa, sólo se inclinaba a
servir de amparo a los infelices a quienes veía más afligidos y
necesitados; hasta que uno de los parientes de su hija se constituyó
en mayordomo y administrador de su patrimonio con el beneplácito del
Gobernador; y gracias a esta intervención eficaz y activa, desde
entonces hubo terrenos acotados y cultivados en nombre de Doña Ana
de Guevara, y efectivamente explotados, como sus indios, por los
parientes de su difunto marido; ejemplo no muy raro en el mundo, y
en todos los tiempos.
La
pobre criatura, abrumada por intensísimos pesares, hallaba muy
escaso consuelo en los respetuosos homenajes de la cortesía
española. Los admitía de buen grado, sí, porque la voz secreta del
deber materno le decía que estaba obligada a vivir, y a consagrarse
al bienestar de su Mencía, el fruto querido y el recuerdo vivo de su
contrariado amor. Mencía, de tres años de edad, era un fiel reflejo
de las bellas facciones de su padre, aquel gallardo mancebo español,
muerto en la flor de sus años a consecuencia de las pérfidas
intrigas de Roldán, su envidioso y aborrecible rival. Tan tristes
memorias se recargaban de un modo sombrío con las angustias y
recientes impresiones trágicas que atormentaban a la tímida
Higuemota, habiendo visto inmolar a casi todos sus parientes por los
guerreros castellanos, y separar violentamente de su lado a su
adorada madre, al ser que daba calor y abrigo a su enfermo corazón.
La incertidumbre de la suerte que aguardara a la noble cautiva en
Santo Domingo, aunque no sospechando nunca que atentaran a sus días,
era el más agudo tormento que martirizaba a la joven viuda, que
sobre ese particular sólo obtenía respuestas evasivas a sus
multiplicadas y ansiosas preguntas.
El
pariente más cercano que tenía consigo Doña Ana era un niño de siete
años, que aún respondía al nombre indio de Guarocuya. No estaba
todavía bautizado, porque su padre, el esquivo Magicatex, cacique o
señor del Bahoruco, y sobrino de Anacaona, evitaba cuanto podía el
bajar de sus montañas desde que los extranjeros se habían
enseñoreado de la isla; y solamente las reiteradas instancias de su
tía, deseosa de que todos sus deudos hicieran acto solemne de
sumisión a Ovando, lo habían determinado a concurrir con su tierno
hijo a Jaragua, donde halló la muerte como los demás infelices
magnates dóciles a la voluntad de Anacaona. El niño Guarocuya fue
retirado por una mano protectora, la mano de un joven castellano,
junto con su aterrada pariente Higuemota, de aquel teatro de
sangriento horror; y después quedó al abrigo de la joven india,
participando de las atenciones de que ella era objeto. La acompañaba
de continuo, y con especialidad al caer la tarde, cuando los últimos
rayos de luz crepuscular todo lo impregnaban de vaga melancolía.
Doña Ana, guiando los pasos de su pequeñuela, y seguida de
Guarocuya, solía ir a esa hora al bosque vecino, en cuyo lindero,
como a trescientos pasos de su habitación, sentada al pie de un
caobo de alto y tupido follaje, se distraía de sus penas mirando
juguetear sobre la alfombra de menuda grama a los dos niños. Aquel
recinto estaba velado a toda planta extraña, de español o de indio,
por las órdenes del severo Gobernador.
Éste
había hecho solamente dos visitas a la joven; la primera, el día
siguiente al de la matanza, con el fin de consolarla en su
aflicción, ofreciéndole amparo y proveyendo a lo necesario para que
estuviera bien instalada y asistida; la segunda y última, cuando
despachó a la reina de Jaragua prisionera para Santo Domingo. Doña
Ana le estrechó tanto en esa entrevista, con sus lágrimas y
anhelosas preguntas sobre la suerte reservada a su querida madre,
que el comendador se sintió conmovido; no supo al fin qué responder,
y avergonzado de tener que mentir para acallar los lúgubres
presentimientos de aquella hija infeliz, se retiró definitivamente
de su presencia, encomendando a sus servidores de mayor confianza el
velar sobre la joven india y colmaría de los más asiduos y
obsequiosos cuidados.
Transcurrieron algunos días más sin alteración sensible en el estado
de las cosas, ni para Ovando, que continuaba en su perplejidad
aparente, ni para Doña Ana y los dos pequeños seres que hacían
llevadera su existencia. Una tarde, sin embargo, —como un mes
después de la cruel tragedia de Jaragua—; a tiempo que los niños,
según su costumbre, triscaban en el prado, a la entrada del
consabido bosque, y la triste joven, con los ojos arrasados en
lágrimas, contemplaba los caprichosos giros de sus juegos infantiles
—cuadro de candor e inocencia que contrastaba con el angustioso
abatimiento de aquella hiedra sin arrimo—; oyó cerca de sí, con viva
sorpresa, a tres o cuatro pasos dentro de la espesura del bosque una
voz grave y apacible, que la llamó, diciéndole:
—Higuemota, óyeme; no temas.
La
interpelada, poniéndose instantáneamente en pie, dirigió la vista
asombrada al punto de donde partía la voz; y dijo con entereza:
—¿Quién me habla? ¿Qué queréis? ¿Dónde estáis?
—Soy
yo, —repuso la voz—, tu primo Guaroa; y vengo a salvarte.
Al
mismo tiempo, abandonando el rugoso tronco de una ceiba que lo
ocultaba, se presentó a la vista de Doña Ana, aunque permaneciendo
cautelosamente al abrigo de los árboles, un joven indio como de
veinticinco años de edad. Era alto, fornido, de aspecto manso y
mirada expresiva, con la frente marcada de una cicatriz de herida
reciente; y su traje consistía en una manta de algodón burdo de
colores vivos, que le llegaba hasta las rodillas, ceñida a la
cintura con una faja de piel; y otra manta de color obscuro, con una
abertura al medio para pasar la cabeza y que cubría perfectamente
toda la parte superior del cuerpo; sus brazos, como las piernas,
iban completamente desnudos; calzaban sus pies, hasta arriba del
tobillo, unas abarcas de piel de iguana; y sus armas eran un
cuchillo de monte que mal encubierto y en vaina de cuero pendía de
su cinturón. y un recio y nudoso bastón de madera de ácano, tan dura
como el hierro. En el momento de hablar a Doña Ana se quitó de la
cabeza su toquilla o casquete de espartillo pardo, dejando en
libertad el cabello, que abundante, negro y lacio le caía sobre los
hombros.
--------------------------------------------------------------------------------
[1]
Anacaona, viuda del valeroso Caonabó, cacique de Maguana, era la
hermana de Behechío, cacique de Jaragua; pero por su talento
superior era la que verdaderamente reinaba, hallándose todo sometido
a su amable influencia, incluso el cacique soberano.
[2] La
ciudad de Santo Domingo, originariamente fundada por los Colones en
la margen oriental del río Ozama, fué trasladada por Ovando al sitio
que hoy ocupa, después del ruinoso huracán de 1502.
[3]
Que el pensamiento de vincular su propia memoria en el nombre de
alguna población no era ajeno del comendador de Lares, lo prueba el
hecho de haber fundado poco después un pueblo que llamó Lares de
Guahava (Hincha). Recuérdese que ya Colón había denominado San
Nicolás a uno de los principales cabos o promontorios de la Isla, en
honor del santo del día en que lo reconoció. Por esto sin duda no se
impuso a otro lugar el nombre de pila del Comendador.
[4]
Todos los autores antiguos y modernos que han escrito sobre la
conquista hacen mención de los románticos amores de Guevara con la
hija de Anacaona, y los graves disgustos a que dieron lugar en la
colonia. (V. a W. Irwing, Vida y viajes de Cristóbal Colón).
[5] El
Comendador pertenecía a la Orden de Alcántara, cuyos estatutos
imponían la observancia del celibato.
MANUEL DE JESUS GALVAN
HUAROCUYA
EL LIBERTADOR DE QUISQUEYA
Por
Milton Olivo
Era el año 1533, el Capitán General
Francisco Barrionuevo, enviado Plenipotenciario del Rey de España
Carlos I, que después de dos meses de hábil y cautelosa búsqueda
en el Valle de Neyba, por fin logró entrevistarse con el Cacique
Huarocuya (Enrriquillo), en la actual Isla Cabritos ubicada en el
lago, entonces llamado del Comendador, que luego sería bautizado
con el nombre del Héroe de Bahoruco.
El Capitán General Barrionuevo,
enviado plenipotenciario del Emperador Español, le entregó la
carta enviada desde Madrid, en que el Emperador hacía la propuesta
de paz, perdonando todo cuanto el y los Quisqueyanos que le
acompañaban hubiesen hecho (por defender su territorio y su
familia) una fuerza de alrededor de 4000 hombres.
Tratado de paz, a cambio de que los
Quisqueyanos vivieran en paz con los españoles (que ironía cuando
eran las victimas y solo se defendían) y abandonara las montañas
de Bahoruco y escogiera el lugar de la isla que quisieran para
vivir en paz con los suyos, además la libertad de toda servidumbre
a su pueblo y no tendrían que pagar tributo al monarca Español y
podía dictar sentencia si apelación en el territorio escogido.
Triunfo político y militar que convirtió al Cacique Huarocuya en
el gran Libertador de los Quisqueyanos.
El Cacique escogió para residir con
los suyos en el Cacicazgo de Boyá, en un territorio que se inicia
en el municipio de Bayaguana, sección Cojobal (Cohoba), paraje el
Rincón, donde se unen los ríos Yabacao y Ozama (Hozama), partiendo
de ahí hasta el nacimiento del río Guanuma, (Huanuma) y rumbo al
norte hasta el río Tayabo-Yuna, hasta la costa de la Bahía de Samaná, dirigiéndose hasta la desembocadura del río Yabón (Yabó),
tomando su cauce hasta su nacimiento, cruzando la montaña del
Cabao, hasta el nacimiento del Río Amina (Huamina) y, de este
hasta el Higuamo, luego hasta la Sabana de Guabatico (Huabatico),
llegando nueva vez al Río Yabacao.
En el pueblo de Boyá (Provincia de
Monte Plata) residió el Cacique Huarocuya hasta su muerte y los
restos del Gran Libertador de los Quisqueyanos, fueron sepultado y
descansan casi olvidado en el Mausoleo que para su memoria eterna
le construyó con sus ahorros le construyó su esposa Mencia- hija
de Higuerota y nieta de la Gran Reina Anacaona-. Su Mausoleo es
lo que hoy es; la Iglesia de Boyá. Ahí descansan sin ninguna honra
oficial los restos del Gran Libertador de Quisqueya. A pesar del
Decreto 6885 del 29 de Septiembre de 1950, aparecido en la Gaceta
Oficial No. 7193 del 18 de Octubre de 1950, consagrando el 27 de
Septiembre como día del héroe de Bahoruco.
Al contrario del Cacique Huarocuya,
que hizo una guerra defensiva, con el objetivo de demostrar
superioridad moral ante los invasores, otros dos jefes
Quisqueyanos demostraron ser guerreros audaces y con su ímpetu y
agresividad llenaron de terror a los españoles de la isla. Siendo
uno de ellos el impetuoso CIGUAYOS, considerado de un valor
Espartano, quien con una decena de hombres de se dio a la tarea de
vengar los horrores sufridos por su raza –LOS QUISQUEYANOS-
atacando a los españoles en su posesiones, asaltándolos y
matándolos.
Ciguayo
y el puñado de valientes que le acompañaban fueron suficiente para
difundir tal pánico entre los pobladores Europeos de Quisqueya,
que llegó a confundírsele con una especie de demonio de leyenda.
Que el solo hecho de mencionar su nombre, generaba terror entre
los españoles.
Luego se levantó otro valiente
Quisqueyano de cuerpo y de fuerzas llamado TAMAYO, y comienza con
otra cuadrilla que juntó a proseguir la obra de CIGUAYO,
tornándose en nueva pesadilla para los españoles hasta que el
Cacique Huarocuya, sabedor de la heroicidad de aquel audaz
Capitán, lo conquistó por medio de un sobrino suyo que estaba con
el en Bahoruco y se lo llevó a sus montañas.
El Cacique Huarocuya, buscó atraérselo
a Bahoruco, a fin de que con una guerra sangrienta y de odios -
como la que impulsaba Tamayo- no fuesen estorbados sus planes,
consistentes en ofrecer a los Españoles un ejemplo de
superioridad moral, de acuerdo a los principios de existencia del
pueblo Quisqueyano, que condujese a una paz justa, y conquistar
con honor la libertad para su raza. A los cuales los españoles
habían intentados exterminar, asesinados en masa y millares
esclavizados y a todos despojados de sus propiedades y al fin lo
logró.
Concluida la guerra del Bahoruco,
-después de 14 años de guerra- liberada toda la población nativa,
entonces se inició seria crisis económica para los Españoles que
se habían establecido en la Isla, pues al no gustarle trabajar, y
tener que liberar a los Quisqueyanos, no había quien trabajara,
lo que acentuó la emigración de los pobladores de la isla hacia
las nuevas tierras descubiertas en el continente.
Es bueno recordar que ya para la
Segunda década del Siglo XVI, (1520), ya en la isla habían gran
numero de Africanos Esclavizados. Que comenzaron a ser traídos
para suplir las manos de obra Quisqueyana que se escapaban para
sumarse a las fuerzas del cacique del Bahoruco. A partir del
tratado de paz, entre el Monarca Español y el Cacique Huarocuya,
y la liberación total de los Quisqueyanos, entonces se incrementó
la importación de africanos para ser esclavizado en la isla.
El primer alzamiento de Negros en el
nuevo mundo tuvo comienzo en 1522, en un ingenio propiedad de
Diego Colon, ubicado en la Isabela a 16 KM al Norte de Santo
Domingo de entonces. De ahí nace una alianza estratégica histórica
entre las victimas (Quisqueyanos y los africanos), contra los
europeos. Facilitada por que parte del pueblo Quisqueyano siempre
ha sido de piel oscura, aunque diferente a los africanos lo que
explica ciertos acontecimiento histórico, de lo que hablaremos
pero en una próxima entrega.
*El autor es Escritor y Político
olivomilton@hotmail.com
LA VERDADERA HISTORIA
DE QUISQUEYA
Por Milton Olivo
Ha sido una constante
de los pueblos conquistadores, hacer todo lo posible para evitar
que los pueblos sometidos se unifiquen y recuperen los bienes de
que han sido despojados por la nación que los sometió. Consciente
que borrarle su pasado, borrarle su historia, es la más efectiva
manera de mantener los pueblos divididos, ya que a través del
tiempo y el paso de las generaciones, terminan olvidando su origen
común, y eso le imposibilita luego la unión. Sin lo cual es
imposible quitarse de encima a sus opresores, rescatar su
independencia y salir de sus miserias.
Y Quisqueya no ha sido
la excepción con los Nazis-Españoles que la conquistaron. Y entre
la gran mentira creada fue la de que el pueblo originario de
Quisqueyas, los Quisqueyanos, o lo indios nativos como para
confundirnos mas nos titularon, fueron exterminados. Si su
familia no es de conocido origen español o extranjera, es
Quisqueyana. ¡Es hora de publicar la Verdad!
Dijeron los cristianos
al almirante –cuenta el Fraile Bartolomé de las Casas – que
aquella gente, era más hermosa y de mejor condición que ninguna
otra de las que habían hasta entonces visto. Y, señaladamente
decían que habían visto dos mujeres mozas, tan blanca como podían
ser en España. (Fraile Bartolomé de las Casas, Historia de las
Indias, libro I, Cáp. III).
….Ellos son del color
de los naturales de las Canarias; Ni negros ni blancos. (Diario de
a bordo, primer viaje de Cristóbal Colon. Pág. 22, Editorial
Sopena.) Se referían al pueblo nativo por siglos de la isla
Quisqueya o Babeque, “Los Quisqueyanos”. Una sociedad formada por
varias tribus o pueblos: los Siboneyes, Arahuacos, Caribes,
Ciguayos… que en siglos se habían organizados y formado una
especie de estado federal.
La Quisqueyana, era
una sociedad civilizada y estable, componían una nación federada,
organizada en 5 Cacicazgos o reinos o estados. Estos eran el
Cacicazgo de Marien; reino del Cacique Guacanagarí. Maguá; reino
del Cacique Guarionex. Higuey; de Cayacoa. Maguana; de Canoabo y
Jaragua de Boechio. Y encabezados por un gran cacique elegidos por
todos, como lo fue Hatuey a la llegada de Colon.
Los Quisqueyanos
establecieron como sistema político un Comunismo Agrario, donde
todos trabajaban y la producción re repartía según la necesidad de
cada familia. No había ni ricos, tampoco pobres. Residían en
comunidades llamadas Yucateques, y la plaza central de estas,
llamaban Batey. Sus casas eran llamadas Bohío o Canei. Se
alimentaban de raíces; yuca, batatas o boniato, yautía, ñame, y
carne fruto de la caza y la pesca.
Sus vestidos habitual,
eran Faldas o Nahuá, fabricadas de algodón (que llamaban Zorobei,
del cual sorprendieron a Colon por la inmensa cantidades de que
disponían) el cual coloreaban con sustancias extraídas de raíces.
Las hembras usaban una especie de blusa triangular –con un agujero
central por donde pasaban la cabeza-. Los varones, usaban unos
faldones sostenidos por cinturones hechos de piel o cabuya tejida,
de 3 a 5 pulgadas de ancho. Ademas de usar una Capa, desde el
cuello hasta las pantorrillas. Sus pies eran calzados por una
sandalias tejidas, las que llamaban “CUTARA”, además usaban unos
calzados especie de abarcas que cubrían hasta el tobillo, hechas
de piel –normalmente - de Iguana.
Entre sus juegos y
diversiones se menciona el deporte de la pelota, que se practicaba
en la plaza o Batey en el centro de sus comunidades o aldeas. Y el
baile que servia para festejar las grandes ocasiones, tales como
bodas, y los acontecimientos felices.
Los Areytos,
compuestos de poesía y música, -los cuales se tienen como el
símbolo mas avanzado de sus Bellas Artes- especialmente recuerdan
los cronistas; el Areyto que se entonaba durante la celebración de
los Solsticios, como parte de su liturgia sagrada. Lo que refleja
lo avanzado de sus conocimientos astronómicos.
Sus grupos musicales,
-cuenta el padre de la Historia Dominicana; José Gabriel García-
contaban….con tambores que hacían de un madero delgado y hueco
forrándolo en unos de sus extremos con un cuero bien estirado. Con
panderos que fabricaban de conchas de animales; con Arpas que
hacían valiéndose de una vara flexible que introducían, dándole la
forma de un medio arco, en un guiro o calabazo vacío y que
acordaban con finas sogas de cabuyas; con pífanos o flautas hechas
de pedazos de caña brava; con Maracas y grandes Caracoles de los
cuales sacaban notas monótonas y desapacibles. (Compendio de la
Historia de Santo Domingo, tomo I, Pág. 16. Tercera Edición.
Imprenta García Hnos. 1893).
En lo intelectual, la
organización de su sociedad y forma de vida, refleja sus elevados
conocimientos, políticos y agrarios, técnicos y astronómicos. En
Arquitectura se dedicaron los Quisqueyanos a la construcción de
casas especiales para un ambiente tropical en base a Bambú, tablas
de Palma, Guan o Gohano, Yagua o Yagohua. Sus mandamientos eran
sencillos: No robarás, No mentirás, No serás perezoso, y Respetará
a los Mayores.-
Su estructura de poder
estaba encabezada por el Gran Cacique, los Caciques o Gobernadores
Regionales, los Jueces o HOL-BO, los militares o HAYUCAZTA-BO y
los sacerdotes o BOHIQUES. Y una especie de poder legislativo o
consejo de ancianos que eran los TAINOS.
En la Isla, no había
ni a la fecha se ha encontrado (Marzo, del 2005) Hierro. Esa fue
la ventaja de los europeos. Que disponían de Cañones, Trabucos,
Espadas, Armaduras, Caballos y Perros de ataque. Las armas de
los Quisqueyanos eran fabricadas en madera y piedra, lo que había
en la isla; Flechas, Macanas, Hachas de Piedra pulida, etc.)
¡Comieron con su dama!
Aun así, los
Quisqueyanos comandados por el Cacique Huarocuya (Enrriquillo), se
sublevaron exitosamente 27 años después de la llegada de Colon, en
1519, y luego de 14 años de guerra contra los españoles en 1533,
el monarca mas poderoso del mundo en ese entonces, el rey de
España Carlos I y V de Alemania, envió un plenipotenciario el
Capitán Francisco de Barrionuevo, con una propuesta de paz que
incluía, la libertad absoluta para los de su raza, los Quisqueyanos. Dándonos a los Quisqueyanos, el gran honor de ser el
único de los pueblos nativos del Nuevo mundo que conquistó su
libertad por su propio esfuerzo.
La forma de intentar
exterminar los Quisqueyanos fue sencilla; la traición. Un ejemplo
que ilustra la política de los Españoles en la mayoría de los
Cacicazgo, fue lo sucedido en el Cacicazgo de la Maguana, reinó de
Anacaona: El gobernador Fraile Nicolás de Ovando, envió un
mensajero a la Reina Anacahona, donde le proponía un acuerdo de
paz, y le solicitaba que invitara a todos los príncipes Quisqueyanos del Área para ser firmado. Cuando estaban todos
reunidos, celebrando el acuerdo de paz, mediante una señal ante
convenida los soldados españoles a traición comenzaron a matar a
todos los presentes.
Y lo de Dominicano de
donde viene? Viene de la orden católica de los Dominicos, socios
de Cristóbal Colon y la corona Española en el negocio del
descubrimiento. Y Santo Domingo de Guzmán fue el fundador de la
orden de los dominicos. Quien se distinguió en el asesinato de
millares de personas dirigiendo la inquisición, que fue la acción
de exterminar a la iglesia rival del vaticano, que era la iglesia
Babara.
Entonces quien es el
gran libertador Quisqueyano? El Cacique Huarocuya o Enrriquillo,
quien descansa olvidado en su mausoleo, que es la hoy iglesia de
Boya-
Los Árabes sometieron
y despojaron de sus tierras y sus riquezas también a los
Españoles por 785 años, los Quisqueyanos llevamos 513 años en la
misma situación…por suerte no hemos perdido la esperanza.
El autor es Escritor e Investigador Histórico
Olivomilton@hotmail.com
Republica Dominicana
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